Prologo

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-Siempre llega ese momento en la vida, en el cual sientes que todo a tu alrededor es una mierda, en el que todo te sale mal... en el que no sientes ganas para salir adelante, en el que todo te duele, estas sentimental y vulnerable; a eso yo le llamo... adolescencia.

Todo es dolor y desgracia hasta que llega el o ella para cambiar tu vida, no te avisan ni tiene una fecha segura de llegada, solo llega, para cambiar el sentido de ver la vida, para hacerte reír, llorar y sobre todo amar sin medida.

Está bien que por un tiempo necesitas cariño y atención pero no comprendo a las personas que hasta se quieren suicidar por que su crush no les hace caso; bien me dijo mi mamá, si no te hace caso, no es para ti.

-Creo que es la mejor conferencia que nos han dado en la escuela- dije esto bajando la voz para no interrumpir a la conferencista.

-Ya sé, yo la verdad si quiero que mi alma gemela aparezca, pero no lo creo posible.

Salimos del auditorio el grupo entero, como era catorce de febrero nos dejaron llevar ropa libre, yo llevaba un pantalón y una blusa blanca con encaje.

No sé por que siendo ya secundaria los hombres se siguen comportando como niños pequeños; todos están corriendo, solo unos cuatro están sentados comiendo, entre ellos está Clark, mi mejor amigo; los poco inteligentes dicen que somos novios en secreto, pero ellos no saben nada.

-¡Cuidado!- gritó Clark y me hizo reaccionar, Romeo se había tropezado y me vació todo el jugo de jamaica en mi blusa blanca, esto hizo que mi ropa interior se viera, en seguida Clark me llevo a su salón, esto hizo que perdiera de vista a Romeo, el culpable de ese accidente, Clark se quito la playera y me la dio para que me la pusiera, el traía una playera roja la cual cuando me la puse me quedo enorme, el se puso la del entrenamiento de fútbol.

-¡Es un idiota!- dijo Clark frunciendo el seño, le hice una seña para que se volteara y yo me pudiera poner la playera, a lo que el comprendió y se volteo.

-No fue su culpa, fue un accidente- dije esto y el volteó aparentemente enojado.

-Lo estas defendiendo??- dijo el y después se me quedo viendo fijo.

-¡Hey! ¡Volteate!- el se volteó rápidamente.

-Perdón, ya sabes que estoy bien menso- dijo el tocándose el cuello con la mano derecha.

-Si, no pasa nada, pero no lo vuelvas a hacer- dije eso riendo un poco al final.

Salimos del salón y todos se nos quedaron viendo, en especial las chicas, todas quieren a Clark y que yo traiga su playera les molesta.

-Oye, perdón- me dijo Romeo tomándome de el brazo por detrás.

-¿Mande?- dije ya que no lo había escuchado bien la primera vez.

-¡Déjala en paz!- dijo Clark retirando la mano de Romeo de mi brazo.

-Fue un accidente ¿No?- se defendió Romeo diciéndolo en voz baja, supongo que era para no llamar la atención.

-¡Sí! Solo fue un accidente- dije eso afirmando lo antes dicho por Romeo, si algo tiene Clark, es que no le gusta que se metan conmigo, se ha peleado varias veces por mi culpa y nunca me ha gustado eso y algo que tiene Romeo es que las peleas son su especialidad.

-Solo lo dice para que no te parta la cara- dijo Clark caminando hacia Romeo.

-¡Hey! Calmate- dije esto y el camino dos pasos hacia atrás y se regresó para darle un golpe en la mejilla derecha, cuando quito la mano, pude ver la sangre en sus nudillos, lo dejé atrás y fui a ver a Romeo, el cual tenía la mejilla derecha llena de sangre, pero no le tomó importancia, ni si quiera regreso el golpe.

-¡Romeo! ¿Estás bien?- dije esto y el me volteó a ver, lo tomé de la mano y lo acompañe a la enfermería, la enfermera no estaba, así que yo tomé agua oxigenada y alcohol para limpiar su herida.

Tomé el agua oxigenada y le puse un poco a un algodón y se lo pasé por la herida con mucho cuidado para no lastimarlo, le le quede viendo a su rostro, el cual parecía perfectamente tallado por los mismos ángeles.

-Perdón- dijo el robando mi atención.

-No te preocupes, fue un accidente, a cualquiera le puede pasar- dije esto poniéndole alcohol a un algodón- perdóname tú, por mi culpa te dieron un golpe.

-No se lo regresé porque tu me caes bien.

-Gracias- dije esto un poco sonrojada.

-Tu le gustas- dijo el tomando mi mano la cual estaba punto de tocar su mejilla.

-Eso no es verdad.

-Esta bien, no me creas.

-Te va a doler un poco- dije esto y el cuando le puse el algodón solo hizo una mueca.

-Eres muy bonita, tu y el son el tal para cual.

-Bueno, ya iré a mi salón ya va a sonar el timbre.

Salí de la enfermería y caminé por la explanada, todos se me quedaban viendo, era algo extraño, después de recorrer toda la explanada llegue a mi salón tercero "a", entre al salón y en mi lugar había un oso gigante y un ramo de rosas rojas y girasoles.

-Te dije que le gustabas- dijo Romeo pasando por detrás de mi y logré comprender hasta que Clark se acerco por la derecha con una carta en la mano.

-¿Quieres ser mi novia?- dijo el y yo no supe que hacer.

-Clark, te quiero mucho y nunca dudes eso, eres el mejor amigo que eh tenido, pero no te veo de otra manera...-dije esto y su expresión cambió.

- No te preocupes, yo fui el que confundió las cosas perdón- dijo el para después darme un abrazo.

-Perdóname por favor...-comenzó la clase y me sentía mal, nunca quise lastimar así a Clark, nos conocemos desde hace tanto tiempo y no puedo verlo como nada más que como amigo, siempre hemos estado juntos y creo que una relación no le va a hacer bien a nuestra amistad.

Finalizando la clase nos dijeron que ya nos podíamos ir a nuestras casas ya que era catorce de febrero, yo salí rápidamente del salón, camine un poco hasta llegar a una plaza, me senté en la orilla de una fuente y por el rabillo del ojo observe a una figura sentarse junto a  mi, voltee y estaba el, con un ramo de tulipanes rosas y rojos.

-¡Hola negra!- dijo Romeo atrapando mi atención.

-¡Hola! ¿Como seguiste?

-Creo que mejor que tu ¿tu como seguiste?

-Pues, lo único que quiero es olvidar este día y hacer como si nunca hubiera pasado.

-Oye quería decirte algo...

-Dime

-Hasta que te encuentro- dijo Clark, el cual tenía los ojos rojos.

-¿Qué paso?

-Mi papá, esta en el hospital - dijo el y se tumbó en mis brazos, lo único que hice fue consolarlo y acompañarlo al hospital.

Desde ese día no volví a ver a Romeo, no se que le paso, pero es como si la hubiera desaparecido de la faz de la tierra, nadie sabía exactamente donde estaba; unos crearon el chisme que se fue de intercambio a Japón, pero yo no creí eso.

El dueño de mi tiempoWhere stories live. Discover now