LIGANDO EN EL PARQUE

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Tras las múltiples experiencias y situaciones en la vida de mi amigo, él decidió no quedarse sin hacer nada, después de todo su reputación ya había sido arruinada.

Nos encontrábamos desayunando en una cafetería, mientras yo esperaba a Deysi.

        — No pienso morir casto — Dijo poniéndose de pie — Lo he decidido y no me niego a morir sin haberme cogido a alguien.

Las personas que también desayunaban se quedaron viendo.

       — Vaya, al fin empiezas a hablar como un hombre — Respondí y encendí un cigarro.

       — Necesito que me ayudes en esto — Agregó.

Estábamos platicando un poco hasta que llegó mi novia, que por cierto no recordaba nada de lo que hicimos noches anteriores. Me dio un beso y se sentó junto a mi sin saludar a Dilan, seguí tomando mi café como si nada pasará y ella se refirió a él por lo ya sucedido con Cristina.

       — Primero intentas violarla, luego le pides perdón y la invitas a tu casa para que al llegar te encuentre con una mujer apunto de mamarte el pito — Deysi estaba enojada.

       — Eso no tenía que haber pasado así... — El friki bajo la cabeza.

       — Claro que no ¿Sabes porque ella no levantó cargos por lo que paso el día de tu cumpleaños?

       — Deysi, para ya — Interrumpí.

      — Ella está enamorada de ti y dice que eres una buena persona — Se puso de pie y tomó su cartera — Te voy a pedir un favor, aléjate de ella.

Después de esto se marchó, Dilan quedó en silencio unos minutos, respiró hondo y mencionó algo que vio con el don de sus ojos. Se dio cuenta que Deysi ya no era virgen y yo le respondí que habíamos cogido, obviamente aun no le había contado sobre mi habilidad para controlar a las chicas mediante órdenes.

Convertimos esa mañana en una práctica para ligar, fuimos a un parque de la ciudad e intenté ayudarle a entablar conversaciones con las mujeres que andaban por allí.

         — Muy bien, hay muchas chicas con las que puedas hablar, sólo confía en ti, recuerda que la confianza es la base para conquistarlas, ninguna mujer quiere un hombre inseguro.

         — Buscaré personas cultas primero, estos ojos deben servir para algo.

Lo miré con desgano, no había duda de que él era una buena persona, al menos más que yo, pero tenía algunos conceptos sobre las chicas de forma muy inocente. Observó hacia todos lados y encontró una chica sentada en una de las banquetas.

        — Iré con la chica que está descansando — Dijo.

        — ¿Aquella mujer que viste ropa deportiva? Está bien, acércate y inicia la conversación con respecto a su rutina de ejercicio o algo así.

Dilan se dirigió a ella y me quede observando desde cierta distancia. Se sentó al lado de ella e intentó entablar la conversación aun cuando moría de nervios.

       — ¿Tomando un descanso? — Empezó.

      — No me hables — Respondió sin mirarlo.

Mi amigo estaba apenado.

        — Tengo aquí la mercancía ¿Cuánto quieres? Te costará un poco más por haber sido imprudente.

Aquella mujer era la que vendía la droga de la zona y creyó que él era un comprador, a Dilan no le quedo de otra que retirarse con disimulo.

Lo volvió a intentar con una mujer que se encontraba en una cabina de teléfono, se acercó a ella, pero cuando intento hablarle, la belleza de la mujer hizo que su autoestima y confianza cayera, esa tía era sumamente bella.

Aunque no lo crean había una chica virgen como de nuestra edad en otra de las banquetas, su actitud era serena, vestía como si fuera ir al trabajo y mi amigo también decidió acercarse.

        — ¿Te hiciste tarde para llegar al trabajo? — Peguntó Dilan.

Ella lo miró, él empezaba a ponerse nervioso.

       — No quise incomodarte, solo me pareciste guapa y quise acercarme a ti aprovechando que te vi sola.

       — ¿Quieres acostarte conmigo? — Susurró aquella mujer.

Mi mejor amigo aparentaba ser más joven de los años que tenía y era apuesto, incluso me atrevería a decir que más apuesto que yo, pero él no sabía usar ese potencial para ligar a las chicas.

      — ¿Qué? — Reaccionó sorprendido.

     — Quiero que te acuestes conmigo, pero hay una condición, tiene que ser sodomía... mi virginidad será para el hombre con el que decida casarme.

Fue entonces cuando Dilan entendió que no todo era como pensaba, que una mujer culta no era sinónimo de virgen. Había comprendido quel debía dejar sus prejuicios y adaptarse a la sociedad, ya tenía veinticinco años y necesitaba experimentar en el sexo.

       — Toma esta tarjeta, te espero esta noche en este lugar, pregunta por Lauren Roswell.

50 COGIDAS ANTES DE MORIR © #Wattys2019 (Completa) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora