Capítulo 4

2.4K 175 7
                                    

Los Italianos llegarón 10 minutos después que nosotros y desde entonces se pusierón a hablar acerca de empresas, números, presupuestos y joyas(claro esta). Yo anoto lo que creo importante, me duele el cuerpo y la mano, pues como no llevamos aquí una hora.

- Entonces, ¿cerramos el trato?- escucho que pregunta mi jefe y es cuando levanto la cabeza dejando de hacer rayones en mi agenda

-Me parece bien, aunque aún faltan puntos por tratar- la mirada del señor Leiner, que parece tener 54 años aproximadamente, es dura y seria

-Por supuesto, mi secretaria- me da una rápida mirada- se encargará de acordar una cita para mañana mismo- su rostro igual es serio e inexpresivo

-Bien si no hay nada más que tratar por hoy me retiro- se levanta el señor y se acerca para estrechar su mano con las nuestras- tengan una linda noche- camina hacia la puerta del restaurant, detrás de el van su secretaria, contador y diseñador.

Mi curiosidad por saber como esque los que diseñan las joyas de la empresa se inpiran o tienen nuevas ideas, que parecen no repetir los diseños, es muy grande. A mi no se me viene en mente dibujar un diseño o un grabado para un collar, aretes, dijes, anillos. Es casi frustrante el pensar las horas que deben pasar ellos imaginando como se verían en las personas, el tamaño correcto o el peso. Yo prefiero los números sentada en una mesa detrás de una computadora.

-Mañana recibirá su cheque con una buena cantidad- lo observo antes de responder

-De acuerdo- no puedo negarme a ese dinero, en un futuro me hará falta- ¿me puedo retirar?- de verdad me siento cansada, necesito relajarme

-Así es- en cuanto escucho eso mi ánimo regresa un poco

-Hasta mañana señor, que tenga una linda noche- me levanto rápido de la silla antes de que se arrepienta.
Estoy por dar un paso cuando su voz me detiene:

- ¿Quiere tomar una copa?- su pregunta me destantea un poco, por lo que mi ceño se frunce y no puedo evitar preguntar

-¿Porqué?-sí, porque me esta invitando

- La noto cansada y sinceramente yo también lo estoy- su confesión hace que mi pecho se oprima

- ¿Será un lugar relajado verdad?- espero que note que he aceptado y lo hace porque llama al mesero listo para pagar.

...

Veinte minutos llevamos en la carretera y aún no se a donde vamos. Es extraño ir en el coche de mi jefe, normalmente cuando voy a reuniones con el es en el día, en su coche negro y lleva chofer. Pero ahora verlo manejar es raro, se ve distante a lo que pasa a su alrededor y perdido en su mundo. Y lo imagino como un joven relajado llevando una vida despreocupada, pero siendo responsable, llego a imaginarlo inclusive como corredor de notos con un cigarro en mano y chicas a su alredor. Una sonrisa aparece en mi rostro, no cabe duda de que aveces mi mente me juega raras pasadas.

- Llegamos- apaga el motor de su auto, miro hacia afuera y veo un letrero- SEX OF CITY-esta en letras grandes y rojas iluminadas

- Se ve interesante- que más puedo decir.

- Vamos entremos- mi jefe me da un leve empujoncito en la espalda después de que me he bajado del coche y me he quedado observando el lugar.

¿Que tal malo podría ser?

Los guardias nos han dejado pasar enseguida, parece que el señor Levrige frecuenta este lugar, eso no me sorprende.
Observo el lugar, es grande hay sillas, sillones, mesas de juegos, una tarima en la cual se encuentran dos tubos de cada lado y una barra de bebidas a la cual nos dirigimos. No voy a negar que fue incómodo entrar y ver el mundo en el que el jefe se relaciona, pero quien soy yo para juzgarlo, yo pude negarme ante su ofrecimiento de tomar una copa, sin embargo aqui estoy. Ninguno dice nada, se que el ha pedido bebidas porque un bartender se le acerca e intercambian algunas palabras que no logro escuchar por el ruido de la música que hace poco ha comenzado a sonar.
Después de varios minutos nuestras tragos llegan, su color es rojo, lo tomo entre mis manos y de un solo trago lo paso, quema mi garganta por lo que toso un poco.

- Eh cuidado, aveces un solo trago te puede marear y más cuando no se acostumbra a beber seguido- su cara luce mas relajada, se ha tenido que acercar para que pueda escucharlo

Se ha quitado la corbata y el saco, su camisa blanca se encuentra arremangada lo que hace que sus brazos se marquen y su cuello quede expuesto, se ve sexy, rayos el trago si afecta.
Dejo salir una risa nerviosa por mis pensamientos y a pesar del ruido el la nota, me mira de arriba abajo y viceversa lo hace muy lentamente que me incomoda un poco su escrutiño.

-pasa algo? - le pregunto cuando parece que hará de nuevo su recorrido con la mirada

- Porqué no usa falda seguido, es más porque no se viste así seguido?, la hace ver muy bien

Sus palabras de alguna manera hacen que saque un poco mi ego y me sienta bien conmigo, pero apesar de eso trago saliva

- No me van las relaciones serias o formales- mis manos se encuentran ahora en mi regazo, luchando por no jugar entre sí
El abre los ojos, creo que no estaba coqueteandome después de todo. Ahora quiero pedirle una disculpa, pero me sorprende que con su dedo indicandome no hablar, se acerca aún mas a mi rozando sus labios con mi oído

- Quién ha dicho que a mi sí?- dicho esto sopla un poco y eso hace que me estremezca

....

No se cuanto tiempo o copas hemos tomado, pero se que no estoy muy sobria ya que comienzo a sentir mucho calor, por lo que decido quitarme la chaqueta dejando así la piel de mi espalda desnuda

- Carajo- y ahora que?

- Pasa algo?- pregunto aún con amabilidad y tratando de que mis palabras sean claras

- Sexo- no lo entiendo y se lo hago saber

- No comprendo- frunzo aún más el ceño

- Usted y yo, le atraigo eso es evidente y usted a mi, ninguno quiere una relación estable, no creemos en el amor y joder si que es sexy- lo dice rápido y sin titubear aunque se que ya no se encuentra sobrio.
El conoce a la persona que hace todo lo que el le ordene claro porque es mi jefe, pero no conoce a la chica que le encanta ser rebelde, provocativa y misteriosa, talves es hora de jugar un poco. En otro momento hubiera dicho que yo no soy una más de sus chicas, pero en este momento el alcohol no me deja pensar bien

- Bien-muerdo mi labio inferior levemente, no hay nada más que decir, que inicie el juego.

No sabía que si juegas con fuego te puedes quemar y las cicatrices no te dejan olvidar.

PROHIBIDO ENAMORARSE!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora