Capítulo 11

1.9K 149 25
                                    

Dicen que las personas son felices cuando están en el lugar en el que deberían estar, talves él encuentre la felicidad cuando el infierno se convierta en su hogar.

***

La tarde se hizo presente y el señor Levrige se marchó.

Pensar en los días que él no estaría aquí solo me hacian suspirar, no por extrañarlo sino por descansar un poco, talves no del trabajo, pero si de su presencia.
No mentiré, en el sexo es bueno, pero aún así tiene esa aura tan mordaz, quiza sea de familia, quiza solo sea la rutina.

Y ahora yo, bueno yo, solo me encuentro guardando mis cosas para poder salir puesto que me encuentro sola, solita, uf mejor para mi.

Suena el elevador y dirigo mi vista hacia el.
El amigo de mi jefe se encuentra caminando hacia donde me encuentro y por instinto retrocedo, pero solo dos pasos cuando recuerdo que no es él y vuelvo a lo que estaba haciendo

-Buenas tardes

-Buenas tardes- repondo a su saludo sin mirarlo

-Tengo entendido que su jefe ya le ha dado indicaciones de lo que hará mientras el no este- levanto la cabeza y lo veo sonriendo

-Así es señor, como siempre-me cruzo de brazos

-Sí, aún no se porque no nos deja trabajar juntos- hace un puchero que por un momento me parece muy tierno

-Si, bueno yo no se- me encojo de hombros

-¿Sabe?- se sienta en mi escritorio y coloca las manos a cada lado- la muchacha que entro ayer con nosotros en el elevador venía a una entrevista conmigo

-¿Y qué le parecio?- pregunto por educación

-Pues parece ser apta para el puesto, pero es testaruda, gruñona y desastrosa- se cruza de brazos y niega con la cabeza

-¿Enserio?- me rio un poco- ami me pareció muy linda y tímida

-¿QUÉ?- creo que su grito se ha escuchado por lo menos hasta 5 pisos abajo

-Señor, no grite- finjo tallarme el oído

-Pero esque ella es insoportable, pero bueno- acomoda su corbata y pone una sonrisa rara- ¿qué hará hoy?

No puedo evitar rodar los ojos, me ha invitado a salir varias veces y las he rechazado amablemente, aunque no me haría mal cambiar de rutina, claro hoy no, hoy me espera una deliciosa cena. Solo de imaginar la deliciosa lasaña se me hace agua la boca y tengo que tragar saliva.

-Pues por el momento nada, ¿porqué?

-Pues me gustaría invitarla a cenar, algo casual

-Me gustaría- se le marca aún más su sonrisa- pero estaré ocupada esta tarde y mañana quiero descansar

-¿Y ahora?- qué tiene este hombre con hacer pucheros caray

-La verdad ahora me encuentro agotada ha sido una semana muy estresante señor...

-Caleb, llámeme por mi nombre porfavor

PROHIBIDO ENAMORARSE!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora