Capítulo 2: Clase

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Una semana después, Zoe se había acostumbrado ya al horario y al ritmo de las clases de Cassandra. La profesora pensaba a menudo que, aunque la practicante tuviese siete años menos que ella, tenía toda la seriedad necesaria para impartir una clase. Los alumnos la respetaron desde el primer día, y no solo por las advertencias de Cassandra acerca de que lo hicieran, sino también porque ella misma se había hecho respetar. Cuando planteaban nuevas filosofías en clase, Zoe miraba y escuchaba a Cassandra con admiración. Ésta se daba cuenta, pero los alumnos parecían no notarlo. Un día, en la clase de Bachillerato, la profesora planteó el tema de la orientación sexual a raíz de una conversación que estaban teniendo dos chicas al entrar en clase:

-Me parece bueno para vosotros plantear este tipo de temas para debate y reflexión. - dijo Cassandra - aunque supongo que todos sabréis lo que os gusta y lo que no, puede haber alguien que no lo sepa y necesite este tipo de cosas para aclararse.

En ese momento, Ciara, la alumna estrella de la clase, levantó la mano para hacer la pregunta más típica referente a este tema:

- Pero, ¿cómo podemos saber lo que nos gusta y lo que no solo comentándolo?-

-No puedes - Zoe, que nada había dicho en toda la clase y que pocas veces hablaba, hizo su primera aportación - Sencillamente no puedes. Nadie puede asegurar si es heterosexual, biexual, homosexual, etc... Hasta que no lo prueba. Puedes, quizá, creer que lo eres, pero no deja de ser un pensamiento muy ambiguo que, seguramente, no tenga comparación con la realidad. Pongamos mi propio ejemplo: creía ser bisexual, entonces probé.

-¿Y qué pasó? - quiso saber Adri, hablando por toda la clase.

Zoe dirigió una significativa mirada a Cassandra antes de contestar:

-Lo confirmé.

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