Al día siguiente, Cassandra se vistió como cada mañana, se arregló, se bebió apresuradamente su café y salió disparada de su casa con dirección al instituto. Cuando llegó, subió a la sala del profesorado en busca de Zoe para ultimar los detalles de las clases del día. Para su sorpresa, la joven no se encontraba allí, por lo que Cassandra salió a buscarla tras colocar su maletín en la taquilla y su abrigo en el perchero. Halló a la rubia en la clase de 2º de bachillerato, tecleando en su portátil.
-Buenos días, Zoe - saludó - Pensé que habíamos quedado arriba, en la sala.
En ese momento, Zoe recogió sus cosas con total normalidad y salió del aula, bajo la perpleja mirada de Cassandra. Como si la morena no estuviera allí, Zoe saludó con una sonrisa a la profesora de Latín, que pasaba por el pasillo, y se unió a ella, perdiéndose las dos por las escaleras.
Cassandra, que no salía de su asombro, se quedó inmóvil durante un tiempo que, supondría, habían sido minutos, pero que le habían parecido horas. ¿Qué acababa de pasar? ¿Quizá Zoe no la había visto? ¿Tampoco la había oído? Empezó a repasar mentalmente los últimos momentos que habían pasado juntas, pero no encontró nada fuera de lo normal, nada por lo que la rubia se hubiera podido molestar. Entonces, ¿por qué se comportaba así?
Al acabar el día de clases, Cassandra corrió hacia donde Zoe solía aparcar el coche y la vió metiendo sus cosas en el maletero. Al llegar hasta ella, le habló con tono preocupado:
-Zoe, ¿te pasa algo conmigo? ¿He hecho algo mal? ¿He dicho algo que te haya ofendido?-
La joven rubia abrió la puerta del coche y se sentó en el asiento del conductor, haciendo caso omiso de su tutora.
-Al menos - soltó Cassandra - podrías saludarme, ¿no?
Zoe masculló un escueto "hola" y cerró la puerta del coche. Después, arrancó el motor y salió del aparcamiento rápidamente.
Cassandra estaba hundida. No lo comprendía. ¿Que había hecho mal?
Al llegar a casa, empezó a pensar que, a lo mejor, la diferencia de edad entre ella y Zoe empezaba a hacer efecto y se mostraba en ese comportamiento tan infantil. Pero no era posible. Zoe era muy madura para su edad. Zoe era una buena chica. Zoe no era el tipo de persona que deja de hablar de un día para otro porque sí. ¿Acaso era que estaba arrepentida de todo lo que había pasado entre ellas? ¿Es que, para ella, Cassandra no había significado nada? ¿Ya no le importaba?
Sin saber por qué, algo le decía a Cassandra que toda esa situación era culpa suya y, sin poder evitarlo, se sintió la peor persona del mundo por algo que todavía no sabía si era culpa suya o no.
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Moonskin
AcakCassandra tiene 28 años y es profesora de filosofía. Zoe, tiene 21 y se encuentra de prácticas bajo la atenta tutela de Cassandra. Todo marchaba como dicta la rutina, hasta que Cassandra percibe lo que realmente oculta el tatuaje de Zoe en su piel c...