7- ¿Primer acercamiento gracias a un acuerdo?

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Tan solo han pasado unas horas, 
me siento morir 
Es tan dificil el estar asi, en esta situacion 
cuando hay por medio tanta confusion ♫♪

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No creía lo que mis oídos me querían hacer creer que escuché.

Ethan pidiéndome perdón.

- ¿Y porque?- le pregunté.

- Por ese comentario que hice- le estaba costando horrores disculparse y se le notaba, yo le ignoré, subí al auto y lo encendí.

Pero no me esperaba que él se subiera en el asiento del copiloto, parecía decidido el muy manipulador.

- Bájate de mi auto- le reprendí con impaciencia, debía irme en cuestión de minutos.

- No, hasta que me escuches- se cruzó de brazos como un niño caprichoso.

- Hablo enserio, debo irme- ya estaba cansada.

- Si lo sé, Leah me contó que tienes a otra persona que seguir, llévame contigo- sugirió y yo me reí como una loca desquiciada.

- Ni aunque fueras la solución de todo mi karma- le dije, pero muy en el fondo estaba pensándomelo dos veces, si quería apresurarme, debía salir ya.

- Vale, muy mal para ti, porque yo de aquí no me bajo hasta que me perdones- me respondió y me quedé mirándolo unos largos segundos, sus ojos grises demostraban decisión, y tenía sus labios y ceño levemente fruncidos para darle más creencia a sus palabras, *¿Qué tanto le miras?*, me dijo mi voz interior y aparté la mirada como si mis ojos se quemaran al verle.

-Vale, te perdono- Le dije con mala cara.

-No me bajo de aquí hasta que me perdones de verdad- Rectificó colocándose el cinturón de seguridad. No podía, mi orgullo decía que no lo hiciera, sino él siempre me recordaría el día en que lo perdoné, pero la razón me decía que hiciera lo posible por apurarme.

- Te llevaré bajo estrictas normas- le dije con tanto enojo por haber cedido que hasta me dolía el estómago- Primero, no te bajarás nunca del auto, ni para mear detrás de un árbol- le mencioné y él asintió con una sonrisa divertida, yo no le veía la gracia- Y segundo, solo hablas si es necesario- finalicé.

- Muy bien- me guiñó un ojo.

- Ah y no te hagas el seductor conmigo, no resulta- le advertí y empecé a andar.

Me había sorprendido que no hubiera hablado por diez minutos, pero al parecer, eso ya era mucho tiempo para él.

- ¿A quien seguimos?- preguntó girando hacia mi, yo no le respondí, solo le señalé el asiento de atrás, donde había puesto la carpeta que mi padre me había dado, con todo lo que necesitaba saber.

101 Razones Para OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora