Entonces que somos tu amiga hace tiempo que ya lo deje de ser
Tu dime que somos porque francamente te juro que no lo se♪♫________________________________________________________________
Aún no estoy segura de cuanto tiempo estuvimos encerrados, no se si fueron cinco minutos o dos días, de lo que si estaba segura, es de que no me importaba. Creo que después del tercer beso pude alejar todo pensamiento confuso de mi mente y concentrarme en como una de sus manos subía y bajaba por mi espalda y como con la otra tomaba mi rostro para atraerme más a él, yo lo mínimo que podia hacer en ese momento era no pensar en el después, porque si, iba a haber un después, pero no sabia cual y eso, en este momento me importaba muy poco.
Nos separamos al oír un ruido, las puertas se estaban abriendo lentamente, no sabia si por voluntad propia o porque no quería que nos vieran juntos me alejé de él rápidamente y segundos después se asomó una cabeza.
-¿Están bien por ahí?- dijo un hombre calvo de unos cuarenta años, al parecer, el ascensor quedó atascado cuando recién comenzaba a llegar al noveno piso, podíamos salir, pero el espacio era muy reducido, *¿No se podia frenar diez centímetros mas arriba?*, cierto, así no correría el riesgo de que mis...glúteos quedaran atorados, *¿Glúteos?, perfecto, ahora quieres hacerte la delicada*, te dije que el sarcasmo no sirve en mi contra.
-Si, ¿mi padre esta ahí?- dije moviendo la cabeza para ver si lo veía.
-Estoy aquí- dijo y se acostó en el piso para verme.-Vamos, ven que yo te agarro- dijo metiendo sus brazos dentro del ascensor.
-¿Pero no nos pueden subir con el ascensor incluido?- pregunté.
-Pueden tardar horas, vamos no tengas miedo-
-Ainhoa, ven- habló Ethan, que no había dicho nada hasta el momento- Apoya tu pie aquí- dijo juntando sus manos, no quise mirarlo mucho, ahora la conciencia volvía a mi y me estaba dando cuenta de lo que habíamos estado haciendo hace minutos atrás, *Ni que hubieran hecho algo mas que darse un beso*, ese era el "problema", no había sido solo uno.
Hice lo que me dijo y me impulsé para tomar las manos de mi padre.
-Ni se te ocurra soltarme, papá- dije algo asustada, *Mira el lado bueno*, no le encuentro ninguno, *No llevas vestido*, eso si que pondría las cosas mas... incómodas de lo que ya eran.
Finalmente salí y respiré hondo, entre besos no lo parecía, pero allí dentro sí faltaba el aire.
No se como hizo Ethan para salir, pero cuando voltee a mirar él ya estaba con medio cuerpo de este lado.
-¿Como hiciste?- le pregunté asombrada, olvidando por un segundo lo ocurrido.
-Ah- dijo poniéndole misterio, parecía contento, yo giré mis ojos sonriendo y me voltee a papá.
-Espero que haya valido la pena haberse quedado encerrados ahí- comentó.
-¿Que?- dijimos los dos a la vez.
-Por lo que vinieron, espero haya valido la pena- sonrió sin sospechar nada de nuestra reacción.
-Oh, si si, pero mejor vamos a tu oficina- le dije, debía concentrarme.
-¿Y bien? cuanto misterio- dijo cuando se sentó en su silla con nosotros enfrente.
-Papa- comencé luego de mirar a Ethan- ¿Te acuerdas que hace unos meses te hablé sobre algo... hipotético?- pregunté con cautela y mi padre se puso serio de repente.
ESTÁS LEYENDO
101 Razones Para Odiarte
Roman d'amourAinhoa es todo lo contrario a una persona civilizada, es sarcástica nivel Dios, tiene un humor de perros cuando quiere, una fuerza mayor que al de otras chicas (incluyendo algunos chicos) y suele tener diarrea verbal, lo que provoca que no pueda par...