13- Hacerse la tonta nunca fue tan necesario

265 21 5
                                    

 Entonces que somos tu amiga hace tiempo que ya lo deje de ser
Tu dime que somos porque francamente te juro que no lo se
♪♫

________________________________________________________________


Aún no estoy segura de cuanto tiempo estuvimos encerrados, no se si fueron cinco minutos o dos días, de lo que si estaba segura, es de que no me importaba. Creo que después del tercer beso pude alejar todo pensamiento confuso de mi mente y concentrarme en como una de sus manos subía y bajaba por mi espalda y como con la otra tomaba mi rostro para atraerme más a él, yo lo mínimo que podia hacer en ese momento era no pensar en el después, porque si, iba a haber un después, pero no sabia cual y eso, en este momento me importaba muy poco.

Nos separamos al oír un ruido, las puertas se estaban abriendo lentamente, no sabia si por voluntad propia o porque no quería que nos vieran juntos me alejé de él rápidamente y segundos después se asomó una cabeza.

-¿Están bien por ahí?- dijo un hombre calvo de unos cuarenta años, al parecer, el ascensor quedó atascado cuando recién comenzaba a llegar al noveno piso, podíamos salir, pero el espacio era muy reducido, *¿No se podia frenar diez centímetros mas arriba?*, cierto, así no correría el riesgo de que mis...glúteos quedaran atorados, *¿Glúteos?, perfecto, ahora quieres hacerte la delicada*, te dije que el sarcasmo no sirve en mi contra.

-Si, ¿mi padre esta ahí?- dije moviendo la cabeza para ver si lo veía.

-Estoy aquí- dijo y se acostó en el piso para verme.-Vamos, ven que yo te agarro- dijo metiendo sus brazos dentro del ascensor.

-¿Pero no nos pueden subir con el ascensor incluido?- pregunté.

-Pueden tardar horas, vamos no tengas miedo- 

-Ainhoa, ven- habló Ethan, que no había dicho nada hasta el momento- Apoya tu pie aquí- dijo juntando sus manos, no quise mirarlo mucho, ahora la conciencia volvía a mi y me estaba dando cuenta de lo que habíamos estado haciendo hace minutos atrás, *Ni que hubieran hecho algo mas que darse un beso*,  ese era el "problema", no había sido solo uno.

Hice lo que me dijo y me impulsé para tomar las manos de mi padre.

-Ni se te ocurra soltarme, papá- dije algo asustada, *Mira el lado bueno*, no le encuentro ninguno, *No llevas vestido*, eso si que pondría las cosas mas... incómodas de lo que ya eran.

Finalmente salí y respiré hondo, entre besos no lo parecía, pero allí dentro sí faltaba el aire.

No se como hizo Ethan para salir, pero cuando voltee a mirar él ya estaba con medio cuerpo de este lado.

-¿Como hiciste?- le pregunté asombrada, olvidando por un segundo lo ocurrido.

-Ah- dijo poniéndole misterio, parecía contento, yo giré mis ojos sonriendo y me voltee a papá.

-Espero que haya valido la pena haberse quedado encerrados ahí- comentó.

-¿Que?- dijimos los dos a la vez.

-Por lo que vinieron, espero haya valido la pena- sonrió sin sospechar nada de nuestra reacción.

-Oh, si si, pero mejor vamos a tu oficina- le dije, debía concentrarme.

-¿Y bien? cuanto misterio- dijo cuando se sentó en su silla con nosotros enfrente.

-Papa- comencé luego de mirar a Ethan- ¿Te acuerdas que hace unos meses te hablé sobre algo... hipotético?- pregunté con cautela y mi padre se puso serio de repente.

101 Razones Para OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora