5- La culpa, la peor debilidad al pelear

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Hoy me pudo el mal humor, 
me ha ganado la partida ♪♫ 

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El calor era insoportable, era de esos densos que no me dejaba ni respirar, porque un aire caliente entraba por mi nariz, había llovido el día anterior y el sol salió con tal intensidad, que hasta el suelo parecía evaporarse. Estaba en la plaza con mis dos amigas viendo jugar a Jason al fútbol con unos chicos más grandes que él, incluido Ethan y Paul, el hermano de Katrina, que es solo dos años mayor que nosotros.

Aún estaba enojada conmigo misma por la estupidez que hice hace unas semanas, e intuía que la culpa de haber hecho algo malo, no se iría en un tiempo largo.

—Hey, tú— escuché a nuestras espaldas, pero no le di importancia.

Estaba mirando como la pelota pasaba cerca de nosotras y una mini avalancha de chicos iba a por ella.

—Te estoy hablando, zorra— dijo la misma voz y las tres volteamos, la curiosidad nos llevo a hacerlo, queríamos saber quiénes se estaban por pelear, pero para mi sorpresa, la chica estaba mirando en nuestra dirección, tenía la cara roja, que más tarde entendería que no era por los treinta grados que habían, sino que era de la furia que tenía.

—Disculpa, Cheryl, ¿A quién le hablas?— preguntó Katrina demasiado inocente, si Leah o yo hubiéramos dicho lo mismo, seguramente lo diríamos amenazantes y enojadas, pero Katrina no era así, ella era puro paz y amor.

—A la zorra que tienes a tu lado— dijo acercándose un poco más, hasta quedar solo a un par de metros de nosotras, había una opción, porque éramos solo nosotras tres y era yo la que estaba a su lado, oh sí, yo era esa tal zorra.

Con toda mi nula energía me levanté, no tenía ni idea de quién era, pero con el enojo que llevaba encima, como mínimo le habré roto una uña.

— ¿Y tú quien eres?— pregunté fingiendo amabilidad, nadie me llamaba zorra y no recibía, al menos, un insulto de mi parte.

—Te acostaste con mi novio— habló luego de estudiar mi actitud unos segundos, hasta parecía que ideaba un plan para atacarme. Me quedé helada y ni siquiera sentí cuando las chicas también se levantaban del suelo.

— ¿Y qué quieres que yo haga?— le dije luego de pensar en cómo reaccionar, no le grité, no necesitaba llamar la atención de los chicos y menos con este tema.

Eso pareció enfurecerla aún más, corrió hacia mí y me tiró al suelo, oh, no acababa de hacer eso, en un rápido movimiento me la quite de encima y la hice girar, para que sea ella la que estuviera en el suelo, ya ni siquiera la veía de la furia con la que le respondí a su ataque, le tiré del pelo para que se quedara quieta y luego le pegué en su nariz, incluso sentí el típico "crack", cuando se quebró en mi puño, no pude hacer más que eso, porque unos brazos me levantaron y sujetaron con fuerza, mientras yo, inútilmente, intentaba soltarme, pero dejé de intentarlo cuando le di una última patada que fue a parar en su estómago, recién cuando dejé de luchar por soltarme, comencé a ver a mi alrededor, y al girar la cabeza vi que Ethan era el que me sujetaba rodeándome por mi cintura.

— Suéltame— le grité cuando Paul y otro chico se habían llevado a la tal Cheryl, él obedeció, parecía entretenido con la situación, lo que incremento aún más mi enojo.—¿Porque carajo no me dejaste seguir golpeándole?— le dije y para sorpresa de todos, incluso del propio Ethan, me tiré encima suyo, para hacerlo caer, lo que milagrosamente pasó y le pegué en su cara con mi puño, enseguida vi la impotencia en su rostro, si, ese día fue el mejor de mi vida, aunque también sentía culpa, después de todo, si no me separaban de ella, le seguiría pegando.

101 Razones Para OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora