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(Josh)

El sonido del teléfono me ha despertado de una manera muy desagradable, quien me este llamando, ya ha recibido mil maldiciones de mi parte.

 Es Rachel, sin mucho ánimo contesté:

-¿Hola?

-Josh… ¿Dónde estas? Recuerda que estas castigado, no puedes estar quedándote en la calle. ¡Te quiero ahora en mi casa!

*Fin de la llamada*

Su grito me provoco un horrible dolor de cabeza, había creído que estaba en casa. ¿Dónde estoy? Una horrible jaqueca esta sobre mi, la verdad no creo que tenga ganas de ir a casa y escuchar los regaños de Rachel.

Era de esperar, aún en la casa de Nathan. Lo recuerdo todo hasta que deje de bailar con Angie,  Haley empezó a vomitar y las tuve que llevar a casa. Hasta ahí  se lo ocurrido.

Me levanto con dificultad de la cama, estaba en una de las habitaciones de la casa, y no estaba solo, en la habitación también duermen dos personas más. Baje las escaleras con lentitud, encontrándome con el desastre. Botellas por todo el piso, personas durmiendo en cada rincón, vómitos, olor a cigarrillos, etc.

Oh mierda, se me han perdido las llaves de mi casa. Con mucha pereza empecé a buscarlas, sin buenos resultados, tomé la decisión de irme en taxi. Pero para mi suerte, al salir noté que mi auto no estaba ¿Me lo han robado?

Esto se debe tratar de una broma de Nathan.

-¿Te llevo? –Es Jenna, quien me sonríe desde el asiento de piloto.

-Claro, gracias.

En el camino, hubo un silencio incómodo, se que hice mal en dejarla plantada, pero no era una cita… ¿Por qué tanto drama? Además, aún hay tiempo para estudiar.

-Jenna, creo que te debo una disculpa por no haberte avisado anoche que…

-¡No importa! Tendremos otro día para estudiar ¿Vale?

-Vale. –Sonreímos, desvió su mirada para seguir manejando.

-Ayer… ¿No recuerdas nada de lo que hiciste anoche? –Pregunta acelerando más el auto.

-No. ¿Por qué? –La miro confundido, se encoge de hombros.

-Curiosidad, ya sabes, la mayoría de los borrachos nunca recuerdan nada.

-Cierto. –Solté una pequeña risa. -¿Tu recuerdas algo?

-¿Me dices borracha? –Fingió molestia. –Muy pocas cosas en realidad.

-Me imagino… -Soltamos una carcajada.

-Llegamos.

-De verdad… muchas gracias –Le dije bajando del auto. –Te veo el lunes.

-Adiós, Cooper. –Contestó alejándose rápidamente.

-Animo, solo te escapaste de casa para ir a una fiesta, tal vez no esta tan molesta. –Pensé en voz alta antes de entrar a la casa.

Y allí estaba, mi madre furiosa con Marie a su lado, Matt sentado en uno de los muebles y Lupe sirviéndoles té nerviosa. Linda familia ¿no?

-¡Oh! Pero es que ya llego el desobediente. -¿Quién usa esa palabra? Si, mi madre. –En fiestas castigado, que bonito.

-Nathan, cumplió años y es mi mejor amigo.

-¿Y? –Ironizó. –No es la primera vez que haces esto.

-No es para tanto… Además tu otro hijo también andaba en esas fiestas.

-¡Bien, bien, bien! –Se fue de la sala amargada.

Idénticamente opuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora