CAPITULO 15

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MARATON 1/3
Disfruten

Pax Coro'l.

Cargarla como si fuera una doncella en apuros costaba, inhalar su olor como si fuera gasolina y correr con ella entre mis brazos. En definitiva era uno de los mejores deleites que había tenido en mi jodida vida.

corría como si la vida dependiera de mis pies y así era. Algunas ramas rozaban mis brazos, su olor era demasiado cítrico, el sonido débil de su corazón hacia que corriera con más fuerza hacia uno de los búnkers más cercanos, odiaba el hecho de que él se hubiera quedado pero mi parte egoísta, estaba celebrando lo que ocurría.

Un traidor, eso era  él.

Pero no podía ya con esto. Sea lo que sea que hubiera sucedido con él, nos estaba dando el tiempo a recuperarnos para el próximo ataque, ataque que ya sabia de donde venia dirigido, me sentia mareado cansado, agotado las heridas en mi cuerpo no sanaban, pero de lo que si estaba seguro.

Es que por ahora iba a estar lejos de ese maldito circo de mierda.

La oscuridad de la noche no fue un problema para mí, cuando la capa del pueblo comenzó a hacerse visible para mí.
Esa que era invisible para posibles humanos, Pero no a los de mi especie, ya que nosotros podíamos observar el pueblo que residía detras del domo transparente.

El agarre de sus manos, sobre mis bíceps me alertó.

Tenia que alimentarla antes de que despertará desorientada; no iba a dejarla morir, nunca podría permitirme tal cosa.


La emoción interna me comenzó a recorrer cuando cruce, la energía nuevamente volvió a mi cuerpo, como recordatorio de que había salido de esa pesadilla.

Era Pax V Coro'l.

Me estaba poniendo como una puta nenaza por qué acababa de huir de mi enemigo, ese que al principio quiso arrebatarme el amor de la mujer que sostenía, esa que siempre había sido más mía que de él.

Me sentía patético, débil, estúpido.

Los chips.

La apreté contra mi cuerpo cuando a lo lejos visualice aquella casa, sintiendo con más fuerza las energías a mis alrededores, un pequeño cartel, entre el andén me confirmaba el lugar por el cual era protegido y era Escrobick, sladell.

Mi reino, mi hogar.

Las personas salieron de sus casas, mientras la tenía entre mis brazos, se quedaban asombrados, expectantes ante mis movimientos, viendo con intriga a la chica que tenía entre mis brazos, no hacia falta voltear dos veces para saber que tenía uno de los diamantes dorados más apreciados por estas tierras, termine de pasar la capa y algunas personas se acercaron pero negue con efusividad.

No necesitaba manos que no me servirían ahora, la necesitaba a ella viva.

—¡Mi rey!

—¡Es un placer tenerlo en nuestra comunidad, su majestad!—grito una mujer pero la ignore.

Aumente la velocidad intentando llegar lo más rápido que podía.

—¡Su majestad!

—Mi rey, ¿¡necesita curanderos!?

—¡Si!—respondi huyendo a la velocidad que mi debilidad me permitía.

Gruñi hastiado, las grandes puertas de acero se abrieron para mí automáticamente cuando la propiedad de dos pisos con grandes ventanales, de color caoba estuvo en mis narices, habían dos guardias custodiandolas.

1.0 BLUE BLOOD ©| COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora