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—...así que, en resumen, todas las masas de agua del mundo, con propiedades mágicas o donde viven animales fantásticos, están conectadas entre sí. Y yo puedo moverme de una a otra, ¿sólo...así?

—Bueno —Luna titubeó—, son las criaturas mágicas las que pueden moverse así. Para un mago, sería muy difícil si no hay todo un estudio de cómo funcionan, y un conocimiento completo del área en...

—Necesito una criatura mágica que haga de submarino o a tu esposo, ¿eso quieres decir? —La interrumpió Harry. Ella hizo una expresión pensativa que le duró algunos instantes.

—Rolf no conoce las aguas de Gran Bretaña tan bien como...

Harry se restregó la cara, exasperado. Luego se enderezó cuando tuvo una idea.

—Dobby —Repitió el llamado dos, tres veces. El plop de la Aparición anunció la llegada del elfo, que volvía a ser invisible—, la laguna de la Mansión, ¿es mágica?

—Por supuesto, amo Harry —Replicó el elfo, con su voz chillona—, una colonia de kelpies vivía ahí. Cuando los padres del amo Draco los movieron, todavía quedaron algunos residuos de magia.

—El agua queda alterada desde que una criatura o un grupo habita ahí —Aclaró Luna, con cierto entusiasmo, como si la posibilidad de kelpies en el patio, fuese fascinante—, es perfecta, si la conoces bien.

—La conozco demasiado bien —Le aseguró—, ¿cómo hago para llegar?

Viajar por el agua. Usar la vía secreta de salida, Dobby podría sacarlo. ¿Cómo pasaba desapercibido, hasta la casa Weasley-Granger?

Luna desvió la mirada hacia la sala-cueva. El Picoazul continuaba echado.

Oh, no. ¿En serio?

Harry caminó hacia la puerta del lado que estaba vaciado de agua y se asomó bajo el umbral.

—Marco, ¿puedes controlar a un Picoazul?

El chico frunció el ceño.

—¿La cosa esa que está en el cuarto de al lado desde antes de que llegáramos?

—Sí.

—Obviamente puedo —Esperó un momento, después resopló—, pero preferiría no 'sostenerlos' a los tres a la vez, y tu serpiente me va a atacar cuando la libere.

—Suéltala y déjamela a mí.

Se adentró en la sala y se puso de cuclillas en el suelo, junto a él, interponiéndose entre Saaghi y el muchacho. Se percató del momento exacto en que la liberó del control, porque ella siseó, amenazante, y se abalanzó en su dirección, lista para el ataque. Harry la atrapó en el aire y la llevó hacia su cuello, donde se enroscó, con sonidos de indignación.

Sé que estás molesta, pero él es un amigo y está ayudando a Draco, aunque no lo parezca —Le indicó, a través de la conexión mental. Saaghi volvió a sisear y él negó. Luego se acomodó con la cabeza en el hueco de su clavícula.

Para romper una maldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora