[N.L]

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Neville Longbottom

The boy who hated his life, the useless one who just wanted to die

The boy who hated his life, the useless one who just wanted to die

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Sábado, 9 de junio

Neville sonrió al ver a Luna otra vez allí, a lo lejos, hablando con Ginny y Dean. Después de unos años, ellos seguían siendo esos adolescentes que un día fueron. Se acercó a ellos al ritmo de la música que sonaba, lento. La rubia fue quien lo vio primero. Gritó de la emoción y fue a abrazarlo. El castaño sonrió delante de la invasión de su amiga, y la rodeó con sus brazos. Rápidamente, Ginny y Dean se acercaron a ellos. Podía decir que la pelirroja estaba un poco más alta y fuerte. Su puesto como jugadora de las Arpías de Holyhead había afectado bastante su compostura física, en el buen sentido, claro. Dean, tal vez, y solo tal vez, se veía más feliz. Sus sonrisas eran verdaderas y alegres, parecía una nueva persona.

—¡Neville! —exclamó Ginny observándolo—. Definitivamente has cambiado mucho. ¿Dónde quedó ese niño que era mi amigo?

Todos rieron con ansias, recordando el pasado del tímido y torpe Neville. El chico quería darle la razón a su amiga, la verdad es que desde que mató a Nagini, había aprendido a ser fuerte, a no dejarse engañar. Dean también lo miró y volvió a sonreír. ¿Cuántas veces podía sonreír en un segundo? Neville pensó que, seguramente, se encontraba enamorado.

—Es increíble pensar que ya han pasado cuatro años desde que acabamos nuestros estudios en Hogwarts —dijo Neville.

Luna asintió y Ginny se apoyó en ella, sonriendo con esa sonrisa que, al menos alguna vez, había vuelto loco a la mayoría de chicos de Hogwarts. Tenía que admitir, que, la pelirroja era una verdadera belleza, y que, todos los hombres del mundo mágico se lamentaron cuando esta anunció su compromiso con Harry. Pero, claro, ¿quién iba a compararse con Harry Potter?

—Sí, parece ayer cuando nos enfrentábamos a Voldemort. —Dean habló por primera vez.

Ginny negó con la cabeza con el cejo fruncido.

—No me lo recuerdes, un día muy horrible —aseguró, con los ojos ahogados en lágrimas—. Murió mi hermano, y por poco que no pierdo a Harry también.

La rubia la miró con tristeza, llevándose la mano al pecho. Había habido tantas muertes, tantos heridos, tantos corazones rotos, tantas almas separadas.

—Lo siento Ginny, no era mi intención hacerte sentir mal —susurró, y cambió de tema rápidamente—. Y, decidme, chicos, ¿cómo va todo? ¡Hace años que no nos vemos!

—¿Pero qué dices, Thomas? ¡Nos encontramos el otro día! —exclamó Ginny, y al ver la mirada desconcertada de Luna y Neville, lo explicó—: Resulta que vino a entrevistarme para el Profeta. ¿No es genial?

Perpetuum | HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora