❇Cap.25:"Un cambio externo para uno interno"❇

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[POV MAGNUS]

Luego de una semana, por fin completamos los trámites necesarios para la adopción de Rapha. Desde el día en que lo conocimos no hemos dejado de visitarlo en el orfanato. Bastó sólo una semana para que Raphael se robara nuestros corazones por completo.

Cuando hablamos con él para saber si le gustaría ser parte de nuestra familia, no lo dudó, se lanzó a nuestros brazos gritando de felicidad. Le contamos un poco sobre mi enfermedad tratando de hacerlo de una forma en que él entendiera. Y lo aceptó -aun con su edad de sólo siete años, es muy listo- ahora somos una familia, los tres, una feliz familia.

Pero no por mucho...

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(UNA SEMANA DESPUÉS, LUEGO DE LA ADOPCIÓN)

[POV MAGNUS]

No me había sentido tan feliz y lleno de vida desde que conocí a Alec, él siempre me ha echo sentir tan feliz. La llegada de Rapha a nuestras vidas lo cambió todo -en un buen sentido- la felicidad no cabe en nosotros.

Pero no todo es bueno, he tenido recaídas debido a las quimioterapias, mi cabello comienza a caerse y sinceramente planeo cortarlo por completo. Cada día me siento más agotada, pero saber que ahora tengo una familia, me da las fuerzas necesarias para seguir adelante y no rendirme.

Fui a buscar a Alec a nuestra habitación, Rapha estaba dormido, pues ya era de noche. Lo encontré sentado en la cama leyendo uno de sus libros que tanto le fascinan. Cuando notó mi presencia dejó su libro a un lado de la cama y me acerqué sentándome a horcajadas sobre él.

—¿Todo está bien? —su tono de voz sonaba preocupado y confuso, sus ojos me estudiaban tratando de encontrar aquello que me afligía.

—¿Me harías un favor? —pregunté mientas me acercaba a su rostro y unía mis labios con los suyos en un beso sueve y lento, cargado de amor y melancolía.

—Haría cualquier cosa por ti.

Sólo eso me hizo falta para estar seguro de mi decisión. Tomé su mano y lo ayudé a salir de la cama. Lo dirigí por el pasillo de la casa hasta el baño y una vez adentro abrí uno de los cajones del mueble a un lado del lavabo, saqué el objeto y se lo entregué a Alexander...

—Recuerdo que en nuestra primera cita me dijiste, que una de las cosas que más te encantaban sobre mi era mi cabello. Bueno, ahora no es muy bonito que digamos, así que quiero que le des un buen uso a esta máquina, elimina cada fibra de cabello en mi cabeza.

Sus ojos se abrieron enormes ante la sorpresa y su ceño se frunció lentamente. Me miró extrañado, buscando con su mirada en mis ojos alguna señal de estar jugándole una broma, pero al ver mi rostro lleno de decisión, se rindió.

—¿Estás seguro de esto?

—Más que seguro. Sólo mira mi cabello Alec, cada día pierdo más de él. No quiero esperar hasta que un día despierte y tenga sólo cuatro fibras de cabello.

—Aún serías hermoso si tienes sólo cuatro fibras de cabello en tu cabeza. Para mi siempre serás hermoso, no importa cómo te veas, Magnus.

—Alec no hago esto por que piense que no te pareceré "hermoso" como tú dices. Lo hago porque no quiero esperar, no quiero que esto sea algo lento y doloroso. Piensa en Raphael...¿Qué crees que él piense al ver que a su padre se le cae la mitad del cabello de la noche a la mañana? No quiero que él tenga que ver todo esto a su edad. Aún es muy pequeño para que tenga que presenciar todo lo que el cáncer me está provocando.

Mis palabras lo golpearon claramente, su ceño seguía fruncido y sus ojos todavía me estudiaban. En estos momentos me di cuenta de algo, Alec tampoco se merecía presenciar todo esto, no se merecía ver cómo me marchito lentamente.

—Está bien, si es lo quieres lo haré. Te ayudaré.

¡Dios! ¿Por qué es tan perfecto este hombre?

—Gracias.

Me senté en uno de los bancos frente al espejo del tocador mientras Alec conectaba la máquina rasuradora. Cuando se paró detrás de mí me miró a través del espejo.

—¿Listo? —preguntó

—Hazlo.

Pude sentir cómo la máquina pasaba por mi cabeza, iniciando desde mi triquion hasta mi nuca. Con cada pasada podía notar lo ligera que se sentía mi cabeza al caer mi cabello al suelo. Luego de unos minutos, Alec desconectó la máquina y besó mi cabeza -ahora calva- en un gentil gesto.

—Definitivamente sigues siendo hermoso, Magnus. Siempre lo eres y lo serás.

A veces me pregunto qué hice para merecer a alguien como Alexander. Es la mejor persona que he conocido y tengo la dicha de amar y que me ame.

—¿Cómo un corazón como el tuyo pudo amar a uno como el mío, Alexander?

Me sonrió y besó mis labios. Fue un beso decidido y lleno de amor, de esos que te hacen viajar a otra galaxia olvidándote de dónde te encuentras, de esos besos que te encierran en una burbuja junto a la persona que amas.

—Eso es por que no puedo evitar amarte, aunque quiera -y no quiero-, no puedo.

Nuevo capítulo. 😻💕🍃
Lo sé, está muy abandonada esta historia. Espero que haya alguien que siga leyendo. Gracias a quienes siguen esperando. 😭🙇❤
Y estén listos para el drama...😞😪💔
Hasta luego. ❤👋

"Un 17 de Julio" (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora