Capítulo 34

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Había vuelto a apagar su celular y sin razón alguna.

Él sabía que le había mentido, nunca debió haber confiado en que vendría porque era demasiado obvio.  La poca certeza que tenía esa mañana al despertar se había esfumado luego de que el reloj diera las dos de la tarde; se suponía que ella vendría a las 12:00. Ayer.

Era un exagerado retraso que ya daba por perdido, e ir a verla había sido la primera respuesta que él mismo se había dado. Necesitaba hablar con ella, porque de lo contrario sería realmente tarde y pasaría gran parte del tiempo lamentándoselo.

Estaba vuelto loco, caminando de allí para allá con el teléfono en la mano intentando contactarla. Revolvió su cabello hosco con los dedos de malhumor, y furibundo se echó en aquel diván maldiciendo entredientes, con su mirada en un punto muerto en el techo.
Simultáneamente, cuando lanzó su celular al suelo rendido, llamaron a la puerta de manera extraña e inusual. Se puso de pie y arregló su chaqueta intentando hacer un papel de lo más natural; la idea era no verse desesperado y nervioso.
Encerró entre sus dedos aquella manilla de metal y abrió la puerta con una ensayada sonrisa.

—Lamento molestarlo —habló aquella mujer, disculpándose de inmediato para luego seguir diciendo, apenada: —La paciente Choi tn_____ ha venido sin previo aviso ¿Quiere dejarla pasar, o le agendo para otro día? —preguntó.

Jungkook dio un brinco de alivio y cuando pudo digerir todo lo que había dicho simplemente le hizo una seña que aquella mujer captó de inmediato; se giró en sus tacones y volvió por donde había venido, dejando ver luego de instantes la silueta trémula de Choi que se acercaba hacia la puerta con la cabeza baja. Jungkook sonrió nervioso y en la proximidad alcanzó su brazo para jalarla hacia adentro, asegurándose de que nadie la viera siquiera entrar.

—Choi tú...

Su voz trémula se deterioró al momento de intentar inútilmente buscar las palabras que explicaran que se encontraba molesto por que no solo no le había contestado las llamadas ni los mensajes, sino que también el día de ayer lo había dejado plantado. Sin embargo no tenía las palabras y el derecho recurrente para decir tal cosa luego de que sin pensarlo mucho hubiese decidido terminar su «relación» por un tiempo.

—No has venido ayer —consiguió decir frustrado y al mismo tiempo nervioso, por una sola cosa.
Tn____ se veía realmente radiante, y como por arte de magia aquellas hoscas ojeras que anteriormente se hallaban bajo sus ojos, habían desaparecido.

—Ya no lo necesito... —murmuró con la cabeza gacha, mientras que intentaba buscar algún buen comentario rebuscado —Estoy mejor... No necesitaré venir otra vez aquí.

Sí, a eso Jungkook se refería cuando pensaba en que las cosas por ley de vida se devolvían. Aquello que había salido de los labios de Choi era mentira, pero de igual manera, le había llegado como un golpe en la cabeza.
Se desconcertó, y con una ambigua y falsa sonrisa fingiendo desinterés asintió de inmediato.
Era un completo mentiroso. Igual que ella.

—¿Hablas de que, ya pudiste mejorar tu horario de sueño? —le interrogó Jungkook, alejándose de su proximidad para ir a parar detrás de su escritorio, junto a aquella silla de cuero sintético. Y Choi lo siguió por detrás con pasos inseguros, que desprendía la nostalgia, hacía la sombra inquieta que parecía no querer cesar de nervios, sino que de desesperación.

—Sí, de hecho he dormido ocho horas seguidas y...

—Imposible.

Había oído lo suficiente como para detener a tiempo su falacia argumentativa que, no tenía siquiera intenciones de seguir escuchando. Ya era suficiente con tenerla cerca, sin embargo seguía extrañándola; Su idilio tan efímero, había parado a una melancólica poesía que esmeraba en contar aquella historia que giraba en torno a simples excusas vagas y un matrimonio vacuo.

𝐼𝑛𝑠𝑜𝑚𝑛𝑖𝑎 | 𝐽𝑒𝑜𝑛 𝐽𝑢𝑛𝑔𝑘𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora