Scarlet se había ido esa mañana. Alex poco podía hacer con su hermana. Sabía que no podía detenerla. Era mucho más cabezota que él. Con un gran suspiro se alejó de la puerta para adentrarse a la habitación, encontrándose a Dan despierto.
- Estás despierto - la voz profunda de Alex resonó entre las paredes de la pequeña habitación.
- Llevo despierto desde que Scarlet se metió en el baño. - dijo con seriedad, levantándose de la cama. - ¿Por qué no la has detenido?
- No era de mi incumbencia detenerla. Sabes que nada iba a impedir que fuera.
- Yo la habría detenido - se puso delante suya - ella sola no puede hacerlo.
Alex frunció el ceño al escuchar las palabras de Daniel. Le enfurecían.
- ¿Realmente crees que ella no va a poder hacerlo? - dijo sorprendido.
- No lo creo. Lo sé. Scarlet es incapaz de hacer algo así.
- Me parece increíble lo poco que la conoces, Dan. - suspiró con fuerza - No sabes de lo que es capaz.
- ¿Que quieres decir con eso?
- Que realmente entiendo porque mi hermana cortó contigo. - le lanzó una mirada acusadora.
Daniel cogió a Álex de la solapa de la camiseta. Aún con su diferencia de altura, el rubio tenía bastante fuerza. Esas palabras le habían herido. Le dolían como nunca se podía haber imaginado.
Scarlet nunca le había dicho por qué habían cortado. La chica nunca había tenido el valor de hacerlo. Y que Álex le dijera algo así le escocía.
Alex esperó a que Daniel hiciera algo, pero al ver que solo se mantenía así, apartó sus manos con fuerza, separando sus cuerpos.
- Date una ducha. Te espero fuera. - cogió su chaqueta y se la coloco sobre uno de los hombros - tenemos trabajo que hacer.
El moreno salió de la habitación dando un portazo, dejando al rubio en medio de la habitación, aún con las palabras agolpadas en su garganta.
Sintió los ojos arder por un momento. ¿Se iba a poner a llorar? No era algo que pudiera permitirse. Se rasco los ojos e hizo lo que Álex le había dicho. Meterse en la ducha.
Media hora después, Dan salió de la habitación y bajo las escaleras de la posada, encontrándose a Álex tomando una taza de café en la barra del bar. Una chica rubia, bastante guapa, le estaba hablando. Parecía querer coquetear con el moreno.
Daniel puso los ojos en blanco antes de acercarse a la barra y sentarse a su lado, escuchando la conversación.
- Rose es amiga mía de toda la vida. Siempre hemos estado juntas, pero desde aquel incidente, no ha vuelto a ser la misma... - dijo con pena en sus palabras.
- ¿Incidente? - Dan se había metido en la conversación, haciendo que la chica pusiera mala cara.
- Tranquila, viene conmigo. - dijo Alex, sonriendo con suavidad, haciendo que la chica se sonrojara hasta las orejas.
- Hace 2 años, Rose fue a una misión en la que tuvo que ir a las afueras. Es parte del equipo médico después de todo, y ella tenía que estar ahí. Pero cuando volvió, no era la misma. Había cambiado. Estaba más seria, más arisca... - suspiró con tristeza - Nunca la había visto así. Era como si fuera otra persona.
- ¿Te contó alguna vez por qué? - preguntó Alex, pero la chica negó con la cabeza.
- Seguramente Nick sea el que sepa algo - la chica comento con la mano en su barbilla, pensativa. Mientras, Dan se ponía nervioso al lado de Alex, sintiendo como su cuerpo se tensaba.
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El Reloj de Plata
Fantasy¿Te has preguntado alguna vez qué harías si pudieras cambiar el pasado? ¿Qué todo a tu alrededor cambiara tan rápido? En el año 1992, un país arrasado tras la guerra hace años, las amenazas de un nuevo confrontamiento ante las puertas del pequeño...