Capítulo 8: Esperanza

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El corazón de Scarlet latía muy deprisa. Tenía que prepararse para un largo y extraño viaje el cual no sabía cuándo volvería. Sus manos temblaban a cada movimiento que hacía.

Sabrina le había dicho lo que tenía que hacer, lo que realmente tenía que hacerse con aquel reloj, pero le seguía pareciendo una locura.

¿Volver al pasado? ¿Eso realmente se podía hacer?

Su vista se posó en el reloj que se había quedado sobre su cama poco después que Sabrina dejó la residencia familiar. La mujer de pelo rubio era una mujer con mucho temperamento y con un don de gentes extraordinario. Sabía cómo convencer a la gente y cómo conseguir que le siguieran el juego.

Se mordió el labio y jugó con sus dedos para poco después acercarse a su cama y coger el reloj entre sus manos. Se sentó con cuidado y abrió la tapa el reloj con el botón en su lateral. La foto de la familia de su padre seguía ahí, mirándole con sus ojos que apenas podían notarse por la antigüedad del papel donde estaba impresa. Al otro lado, el mecanismo del reloj y la fecha en la que se había parado.

No le parecería una locura que alguno de los dos supervivientes de su familia hace años hubiera intentado volver en el tiempo a esa fecha exacta: 5 de agosto de 1965.

Acarició el cristal que tapaba las manillas del reloj y cerró los ojos con suavidad. Intentó relajar los músculos y dejar la mente en blanco, cogiendo aire y soltándolo poco después con tranquilidad. Pensó en esa fecha, con fuerza y con ganas, deseando volver a ese tiempo...

Pero no pasó nada.

Abrió los ojos alzando una ceja y miró de nuevo al reloj, extrañada. No había funcionado.

Volvió a intentarlo, haciendo exactamente todo lo que Sabrina le había dicho. Pero no pasó nada, de nuevo.

Ladeó la cabeza y empezó a dar vueltas al reloj y lo miró con curiosidad. Estaba haciendo exactamente lo que esa mujer le había dicho y no ocurría nada.

Sintió frustración y se levantó de golpe. Todo aquello le estaba pareciendo una locura y no le estaba gustando nada. Había empezado a perder la esperanza.

-Tengo que ir a hablar con Sabrina – dijo con la voz serena.

Abrió la puerta de su cuarto, pero al otro lado se encontró a Alex, con la mano alzada, como si quisiera llamar a la puerta.

- ¿Alex? – ladeó la cabeza. Sintió un extraño sentimiento de culpa y bienestar al ver a su hermano gemelo ahí, delante de su puerta.

- Venía a verte, Scar. – parecía sorprendido. Alex estaba preocupado por ella y necesitaba ver como estaba, pero parecía que su pequeña hermana estaba mucho mejor después de la visita de Sabrina.

Alzó la mano con suavidad para poder tocar la mejilla de la chica, con suavidad.

- Estás mucho mejor, por lo que veo – susurró con suavidad, sonriendo levemente. Scarlet también sonrió. - ¿vas a ir a algún lado? Te he visto muy decidida.

- Emm – movió las manos con nerviosismo – Iba a ir a ver a Sabrina. Tengo que hablar con ella.

- ¿Tiene que ver con el reloj? – preguntó directo. Scarlet se echó hacia atrás levemente.

- ¿Cómo lo sabes? – su voz sonó sorprendida y a la vez asustada.

- Sabrina me lo ha contado todo. – hizo el amago de entrar en el cuarto, a lo que Scarlet se apartó para dejarle paso. – Aunque me sigue pareciendo una locura. Pero después de todo lo que hemos estado pasando estos últimos meses no me parece tan descabellada idea.

El Reloj de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora