me puse a pensar en la orilla del corredor.

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Mientras veía hacia las montañas me percate de la distancia que había entre los edificios y la naturaleza.
La mañana era fría y mi cabello húmedo no me permitía guardar un poco de calor en mi cuello.
Miraba con desgana hacia los muchos alumnos y profesores que caminaban hacia las aulas, algunos llevaban café o algún almuerzo caliente.
Se hacía notar el vapor del aliento cuando soplaba hacia mis manos para calentarlas.
Mis ojos se sentían pesados y mi sobñolencia me estaba haciendo caer.
Poco a poco mis compañeros fueron llegando para que al fin abrieran el aula.
Entre en conjunto con ellos mientras recordaba la melancólica escena del corredor frío y triste, imaginándome caminar por aquellos pasillos con poca emoción antes de enamorarme de esto que se llama diseño.

susurros y cuentas cortadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora