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Las alarmas se encendieron y de un momento a otro la habitación se había llenado de personal médico.
Estaban revisando el estado del castaño ya que por fin había vuelto a la conciencia.

Habían varios tipos de médicos. El neurólogo revisaba el estado de su cerebro, el cardiólogo su corazón y signos vitales, el obstetra su reciente cesárea. Todo sobre Tony viendo como se encontraba.

Steve estaba en una esquina de la habitación, mirando como todo pasaba. Lo que tomó minutos para él fueron horas eternas.
Cuando ya se confirmó que el estado de salud del castaño era bueno, Steve se acercó a abrazar a su hombre.

- Mi vida... Te extrañé tanto - lloró el rubio sobre su pecho.
- Hey... - respondió con voz rasposa - Sigo vivo anciano - intentó reír, pero sólo salió una bocanada de aire desde su boca.

Ambos se miraron y sonrieron. Tony llevó una mano a su vientre y descubrió que no había bulto, estaba casi plano.

- ¿Y mi bebé? ¿Dónde está mi bebé? - preguntó espantado tocando su vientre incrédulo.
- Cálmate amor, el bebé... - no logró terminar.
- ¡MALDITA SEA ROGERS! - bramó el castaño sentándose de golpe en la cama para luego quejarse del tirón y dolor en su vientre - ¡¿DÓNDE MIERDA ESTÁ MI HIJO?! ¡QUIERO A MI HIJO! ¡DAME A MI HIJO STEVE! - las máquinas a las cuales seguía conectado comenzaron a pitar de forma desesperada así como los gritos de Tony llenaban el cuarto.
Nuevamente aparecieron los médicos a ver la situación y Tony no se calmó hasta escuchar al médico hablar.
- Su hijo está bien, señor Stark. Se encuentra en una incubadora en este momento dado su prematuro nacimiento - sentenció el galeno.
- ¿Está vivo? - preguntó con temor son terminar de comprender las palabras que había escuchado.
- Sí, está estable dentro de su estado - el médico hizo unas anotaciones en la ficha y nuevamente habló - Cuando se calme, le llevaremos con él.

Dicho eso último, se despidió y salió de la habitación.

Steve, quien había permanecido en silencio y con sus brazos cruzados a la altura del pecho, lo miró fijamente. Sacudió su cabeza, en gesto de sacar sus pensamientos y se dirigió a su esposo para abrazarlo y besarlo. Sabía perfectamente que él momento tras el parto era la parte más vulnerable del puerperio y debía ser cuidadoso con sus actos.
Tony se puso a llorar en silencio ante el gesto.

- Per... Perdóname - dijo entre sollozos
- Está bien amor - respondió mientras acariciaba su pelo - El bebé está bien, ya lo vi.
- ¿Cómo es? - preguntó emocionado el castaño.
- Es... Es... - cerró sus ojos para recordar el leve contacto que tuvo con el recién nacido - Es perfecto. Es hermoso. - dijo visiblemente emocionado, sin poder evitar las lágrimas que cayeron de sus ojos.
- Quiero verlo... Déjame ir a verlo - lloró un poco más audible.
- Cálmate un poco, mientras yo le aviso al doctor. ¿De acuerdo mi amor?

El genio asintió en silencio sonriendo ante lo dicho por su pareja.

En unos instantes era trasladado en una silla de ruedas hacia la incubadora donde el bebé se encontraba.

Al entrar y verlo, nuevamente los ojos de Tony se llenaron de lágrimas, pero ahora de felicidad. Steve se contagió del ánimo y también botó unas lágrimas.
El doctor, que presenciaba el momento, sintió una emoción profunda al ver a la pareja tan feliz.

- ¿Quieres cargarlo un momento? - preguntó el médico a un emocionado castaño.

El asentimiento fue poderoso y el doctor sacó al pequeño bebé de la incubadora con sumo cuidado de no alterar los cables de las máquinas a las que estaba conectado. Con delicadeza le pidió a Tony que se descubriera el pecho y posicionó a la criatura en éste.
Tony sintió que su mundo encajaba y tenía sentido. Sintió por primera vez un amor tan fuerte y tan grande que no sabía existía en él.

No era que había dejado de amar a Steve, en absoluto, si no que sintió un amor diferente, algo nuevo y maravilloso al mismo tiempo.

Abrazó con delicadeza el pequeño cuerpo y lo besó innumerables veces en su pequeña cabeza. Le contó los deditos de manos y pies, revisó su boca, su nariz y cuello.

- Hola mi amor... - pronunció con la voz mas dulce que tenía - Por fin nos vemos mi vida... Soy tu papi y tú eres mi alma bebé... Mi vida, te amo - recitaba mientras acariciaba el pequeño cuerpo. Miró a Steve con los ojos llorosos y susurró - Gracias por esto. Definitivamente eres el amor de mi vida Steve - dijo con mayor felicidad - Esto es lo más hermoso del universo entero... - dijo y volvió la vista a su retoño diminuto - Bebé no sabes cuánto deseaba abrazarte.

Steve miraba con amor la escena, pero por un momento se detuvo a mirar el pecho del recién y notó que respiraba con algo de dificultad.

Eso llamó su atención. Cuándo él tuvo al bebé en brazos no respiraba de esa forma. Pero lo dejó pasar al ver la felicidad que brotaba de ambos.

El aroma de Tony era dulce, más dulce que nunca y sabía que ello era producto de la unión con su hijo.

Estuvieron los tres, bajo la supervisión del médico, por casi una hora. Tony sentían que su calor interno estaba llegando al bebé.

Cuando el doctor decidió marcharse para dejarles solos en familia, la alarma se encendió y las máquinas comenzaron a sonar fuertemente.
Un desconcertado castaño miró con pavor a su marido.

- ¿Steve...? - la duda quedó en el aire por que antes de seguir hablando, el médico le arrebató al pequeño de los brazos y más personal de neonatología llegó a la sala. El rubio alcanzó a mover a su pareja a una distancia prudente mientras los especialistas se hacían cargo del pequeño.
En un momento, el niño era trasladado con incubadora y todo fuera de la sala.

- ¿Doctor qué pasa? ¿Qué tiene mi bebé? - preguntó Tony con la angustia a flor de piel. 
El médico miró con dolor a la pareja y sentenció.

- Su bebé está grave... En riesgo vital... - las palabras cayeron como un balde con hielo sobre la pareja. Ambos comenzaron a llorar ante las palabras. Pero el galeno no había terminado - Las siguientes horas son cruciales... Definirán si muere o sucede un milagro...

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Hola!
Lo sé... Es horrible y sufrí al escribirlo.
Un datito curioso: Cómo Tony le habla a su bebé es lo mismo que hice yo cuando nació mi hijo... Repliqué ese momento por que ha sido lo más maravilloso que me ha pasado en la vida. Mi bebé ya tiene 11 años 🖤
Gracias por leer!!
Ya saben, dejen su comentario (siempre respondo) y su votito.
Nos queda 1 capítulo más y acabamos!!!
Les ama Pinnilette!

Losing Everything Donde viven las historias. Descúbrelo ahora