8. Guerra

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Ya habíamos terminado de comer y la dios no había mencionado nada del pequeño momento íntimo que tuvimos hacía escasos momentos, aunque si bien era cierto que recibió varios halagos por parte de aquellos que veían a la dios con el pelo corto, los cuales ella recibía con una sonrisa y agradecimiento, solo comentó que fui yo quien dio la idea.

-Salgamos a dar un paseo- pidió Etihw. Contrario a lo muchos esperarían, no denegué la idea. Realmente necesitaba salir a la calle o me iba a volver loco.

Era una tarde soleada de primavera aunque era tanto el calor que hacía que cualquiera diría que estabamos en pleno verano. El poco viento que se levantaba, se sentían como suaves y cálidas caricias en la piel. Sabía que necesitaba esto, resultando más gratificante de lo que esperaba.

No sé si fue azar del destino, que Etihw lo tuviese planeado o simplemente que nuestros subconscientes nos traicionasen de una manera algo cruel, pero acabamos pasando por el parque de manzanas y, casualmente, nos volvimos a encontrar con mi pequeño amigo.

-¡Ethiw, Etihw!

El ángel salió corriendo hacia nosotros en cuanto nos vio, gritando el nombre de la diosa.

-Hola pequeño, ¿Qué pasa?

El ángel agarró con fuerza de la mano a Ethiw y tiró de ella para que se colocase a su altura. Entonces, susurró algo en su oido, a lo que la dios le respondió de la misma manera.

Mientras ellos mantenían una conversación secreta, la madre del chiquillo se acercó apresurada a mí y llamó mi atención.

-Perdone la impertinencia, pero se rumorea que la dios y usted se han peleado y especulan de una posible segunda guerra. No quiero explicaciones, solo es que mi marido... bueno, no creo que sea conveniente que mi h-

-¡Savil!, ¡Qué haces hablando con ese maldito demonio!

Un ángel realmente enfadado vino corriendo, casi volando, y apartó violentamente a la mujer de mi lado. Yo me puse a la defensiva en un acto reflejo, dispuesto a esquivar cualquier golpe que aquel hombre pretendiese darme. Para cuando quise darme cuenta, un corrillo de ángeles y demonios estaba observando descaradamente la escena.

-¡Aléjese de mi hijo, asesino!

No dije absolutamente nada. Encaré a aquel viejo soldado y le miré severamente. La falta de respeto era enorme y esto podía causar una brecha que rompa el acuerdo. Todo dependía de qué hiciera y dijera. Todo nuestro esfuerzo y todo lo que estabamos luchando Ethiw y yo iba a irse a la mierda por su culpa. No lo iba a permitir.

-Me parece que usted está siendo terriblemente irrespetuoso.

-¿Disculpa?

-Como he dicho, no voy a tolerar ninguna falta de respeto a mi compañero. Señor, Kcalb y yo somos los representantes de este reino, y tanto él como yo estamos trabajando para restaurar la paz en este reino. Le ruego que se disculpe.

La diosa se me adelantó y se posicionó justo a mi vera sin soltar al joven de la mano.

-Papá, papá. El diablo no ha hecho nada malo a Ethiw. La he preguntado y me ha contado que él ha sido muy bueno con ella.

-Kiite, no la hagas caso, estará mintiendo para que pensemos que no pasa nada, pero la estará torturando. ¿Porqué crees que lleva sin salir tanto tiempo? Es obvio.

El vals de las torturas [Etihw X Kcalb]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora