ⅳ 。I love him.

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Yo lo amo.
Scogan.


Masajeó la frente con frustración, era el séptimo obsequio que aparecía en el escritorio del salón, deseó poder descubrir al individuo detrás de los presentes, rogaba que no fuese un estudiante adolescente, no quería soportar a un mocoso con ridiculeces. Aun así, un adolescente no le regalaría cosas así, posiblemente, sería un admirador secreto considerado y anticuado.

Todos los obsequios contenían una nota impresa escrita en máquina, seguramente para no reconocer la letra de la persona misteriosa.
Comenzó la semana pasada.

Primero un ramo de flores, tulipanes mezclados con margaritas y jazmines, con la nota que decía: Ya no puedo guardar silencio, acepta estas flores.
Howlett gruñó, mostró una expresión de rechazo durante el camino a su recamara. Expresión que cambio cuando estuvo solo en el cuarto, le gustaron.

El segundo había sido igual de inesperado que el primero, una caja de habanos, con el papel pegado en el lado trasero de la caja plástica: Me gustaría verte sonreír esta vez.
Reaccionó de la misma manera al día anterior, agradeciendo mentalmente al desconocido y disfrutó del vicio.

El tercero fue una botella de un whisky bastante caro, jodidamente bueno. Me encanta cada expresión de tu rostro, me encantas tu.

El cuarto era un libro de historia con un grosor importante, de un prestigioso historiador. Guardaré en mi memoria la sonrisa que se formó en tus labios ayer, te veías hermoso.

En el quinto día recibió una caja pequeña de bombones de chocolate amargo. No eres fanático del dulce pero, quería darte algo que nadie se atrevería.

En el sexto era un encendedor con sus iniciales grabadas, estaba hecho de buena calidad.  Esto es lo más adecuado para ti.

En el día presente, se encontró con un hermoso reloj de plata con piedras incrustadas oscuras en los bordes. Es una pequeña representación de lo que vales, porque vales oro, y esto es menos que eso.

James se colocó el objeto en la muñeca, dando un silbido de apreciación. Leyó dos veces la nota, sintiéndose incómodo como halagado, nunca recibió cosas de otra persona sólo porque a alguien le nacía, alguien estaba mostrándole amor sin presión de por medio, alguien está interesado sinceramente en él.

Caminó por los pasillos transitó entre los jóvenes que entraban a sus habitaciones o otras clases, bajó las escaleras dirigiéndose a la cocina del instituto, necesitaba una buena dosis de alcohol para rebajar la encantadora sensación que florece en el interior. Está sintiéndose amado, querido, y no puede evitar sentirlo correcto, culposamente correcto.

Quedó estático al pie de la escalera, cuándo escuchó dos voces reconocidas en una conversación, una particularmente llamativa. Gruñó con desagrado por su propia reacción, apegándose a la pared con disimulo, nunca le agrado espiar a los demás en sus mierdas.

—Atrévete, dile en el próximo regalo tu nombre, al menos una señal, un indicio —sugirió Jean con serenidad; esa mujer era peligrosa.

—Comienzo a creer que esta ha sido la peor idea, él me odia —habló Scott con preocupación.

—Por supuesto que sí —comentó sarcástica. Howlett mordió el labio inferior, ella lo sabía—. ¿Tu, en serio, lo amas, Scott?

—Creo que la pregunta se responde sola.

—Contéstame, Scott —insistió con una dulce mueca que transmitiría como un espejo la mismísima calma que ella posee.

—Lo hago, lo amo —desistió.

—Te facilite las cosas. Logan, sal de ahí, por favor, y ven a hablar con éste tonto —pidió con dulzura aún ante los ojos atónitos de Summers.

James apareció recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados viendo acusadoramente al admirador descubierto. Scott tragó en seco, notando que Jean desapareció de la escena con rapidez, dejándolos solos en el lugar, el líder de los X-Men se acercó con pasos firmes hasta el castaño, armándose del valor necesario, al menos podía camuflarse debajo de los lentes carmesí.

—Logan... yo...—tartamudeó, muy bien, esa había sido una pésima forma de empezar.

—Con qué, ¿te encanto, cierto? —cuestionó, notablemente burlesco, presenciando las cejas arqueadas de Summers.

—Me encantas. Fui cobarde, lo sé. Temía que me rechazarás, nuestra relación no ha sido la mejor, discusiones constantes, triángulos amorosos, luchas por el liderazgo, siento que no soy el estilo de hombre que podría gustarte, arruine las cosas más veces de las que puedo contar... —una mano se alojó en el mentón haciéndole inclinarse, no percibió el instante en que toda distancia desapareció, volvió a tragar.

—Eres un imbécil —murmuró, acariciando la perfecta y lisa piel de Scott con el pulgar—. Me gustan los hombres más robustos pero, contigo es diferente, idiota, absolutamente todo es diferente refiriéndose a ti. Me sigue disgustando que seas el alfa del equipo, sin embargo, podrías demostrarme que tan bueno eres como tal —comentó de manera sugestiva. Los pómulos de Scott se tiñeron rojizo, apoyando cuidadosamente las manos en la cintura del castaño—. No seas lento, me encantas más de lo que desearía, acosador.

Scott abrazó con un brazo la cintura de James, inclinándose para esconder el rostro en su cuello, dejando diminutos besos allí, posando la otra extremidad en su espalda, siendo envuelto por los musculosos brazos del más bajito alrededor de los hombros. Aquello era suficiente para saberse correspondido, Logan era difícil; lucharía por escuchar una confesión de su boca, costará lo que costará, este podía ser un comienzo para una divertida relación.






Notas:
Si quedó muy fuera de personaje, no me mates, quise que saliera lo mejor posible.

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