ⅰ。 Donuts.

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Donas.
HawkDevil.


No es una novedad que Barton aparezca en la casa del abogado, adueñándose de la cocina, usualmente, preparando unas hamburguesas para después sentarse a hablar sobre las labores del día, esto ocurría cuándo el agente tenía una larga misión. Esa noche cuándo Matthew atravesó la puerta el aroma a canela y glaseado lo inundó, al igual que el reconocido aroma a café, pizza condimentada y madera, definitivamente tenía visitas.

Se despojó del saco de vestir, colgándolo en el perchero junto a la bufanda zafiro, escondió el maletín detrás de la puerta, y se quitó los guantes, el frío era arrasador por las noches, tal vez, cuando hacía las rondas de vigilancia no lo percibía por estar enfocado en otros ámbitos además de la adrenalina. Caminó lentamente hasta la cocina, haciéndose más intenso las olas de diferentes aromas mezclados, cómo si hubieran estado condensados.

—Te he dicho muchas veces que deberías llamar antes de venir —regañó al blondo, quién emitió un sonido como queja.

—Tengo café y rollos de canela, eso demuestra que tenía las manos ocupadas.

—Pensaste la excusa, Clint —rió por lo bajo, negando, sintiendo la mano siendo estirada en dirección suya, sin dudar al recibir el vaso tibio de la bebida—, pudiste usar el microondas.

—Sí, pude, pero no pensé que con diez minutos se fuera a congelar, y fue una excusa piadosa, iba a quitarle unas donas rellenas al odioso de Stark pero, no logré mi cometido, Friday me delató.

—Con los rollos de canela es suficiente, no seas mañoso, hasta aquí puedo oír las quejas desde la torre.

—Muy gracioso.

Bebió del recipiente con una sonrisa ladina, a veces disfrutaba devolver las bromas: el agente usa el aparato de audición en uno de sus oídos pero, éste se equipó lo suficiente por precaución, en sí, éste oía con los dos oídos gracias a la tecnología, así que obviamente dramatizaba sobre su situación.

—Prepárate porqué haré mi mejor comida.

—Ni se te ocurra, quiero hacer unos buenos trozos de carne a la plancha, nada de fideos, nada de pastas. Acabas de llegar, ni siquiera verás la cocción de la carne, es fantástico pero, no, gracias.

—Muy gracioso —lo imitió con gracia, dejando a un lado el vaso descartable, para tomar un panquecito, dándole un mordida moderada, no es consciente cómo o cuándo Francis empezó a conocerlo tanto, le agradaba.

Lo hacía sentir sinceramente acompañado. No había verdadera razón para mantener una amistad, se dio de manera espontánea, hablan uno del otro, de hechos laborales, de las rutinas, de los villanos en común, las amistades en común entre éstas; Deadpool, Spiderman, Punisher, Iron Man, entre más héroes.

Yacían aproximadamente tres años de esa amistad singular, en el fondo Murdock reconocía la sensación cálida que albergaba en el corazón cuándo era sorprendido con los detalles del arquero, cuándo lo escuchaba tan emocionado contando una anécdota con sus amigos o una vivencia pasada, cuándo pasaba horas enumerando las múltiples curitas en su cuerpo que comenzaban por la nariz hasta los tobillos, cuándo se sentaban juntos en el sofá oyendo música. Le confesó al padre la inquietud de estar sintiéndose atraído por el vengador, quién con la paciencia dotada por el señor lo consejo mil veces.
—Oye, Matt, comparte un poco conmigo —pidió Clinton en un murmuro.

❥In Love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora