Sensaciones inesperadas

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11 de Mayo 2017


La tarde está serena, el cielo sobre la ciudad luce despejado mientras conduzco sobre la ruta que me lleva de regreso a mi departamento.

Desde que Nancy y yo volvimos a encontrarnos, frecuentemente alguno de los dos cancela las citas por imprevistos. Me arrepiento de haberla perdido hace tantos años. Ella es perfecta para mi en todo sentido. Ahora estoy resignado a pasar algunos momentos juntos; caminando en lugares rurales alejados de la ciudad. Otras veces dentro del apartamento que un agente inmobiliario me alquila, tardes fugaces con la tenue luz colándose por la cortina. Noches intercambiando mensajes de móvil durante horas.

Un romance ilegal; sin compromisos, sin reclamos. Sin que nos ate alguna firma estampada en papel. Sin celebraciones de aniversario, sin fiestas de cumpleaños... —Tristemente —pienso.

Aparco el auto frente al apartamento. Previo a entrar, tomo mi móvil y me dispongo a marcarle, quiero escucharla. Tengo los dedos apuntando a la pantalla —Con el número de Nancy—

Marcando... Voz de la operadora: después del tono, deje su mensaje...
Hago un segundo intento.
Marcando... de nuevo, buzón.

Deslizo el dedo en mi lista de contactos.
Me quedo contemplando la pantalla unos instantes. Al cabo de un momento estoy conversando con Glendy:

—Aló!!

—Hola... ¿Glendy Soto? —Digo y cierro mis ojos con fuerza.

—¿Quién habla?

—Un viejo amigo...

—¿Tiene nombre ése viejo amigo?

—Te habla... Santiago.

—Santi. —dice tras una pausa. —Que bueno escucharte.

Me quedo pensativo. Ni siquiera estoy seguro si debía llamarla.

—Quería saludarte... y también asegurarme que guardé bien tu número.

La escucho sonreír con dulzura a través del auricular.

—Créeme que tenía la duda de si te había apuntado bien mi número.

—Ya ves que si.

—¿Cómo has estado? —Me pregunta.

—No te digo que todo vaya bien, pero... intento arreglar todo el desorden en el que estoy metido.

Inspira de un modo que logro escucharla a través del teléfono.

—No sé ni qué decirte...

Pienso que recién la llamo y la conversación no da más de sí.

—Me alegro mucho que hallas llamado —Dice. Si no me equivoco intuyo una sonrisa en el tono de su voz. —Santi, oye, lamento tener que cortar, pero debo contestar una llamada de papá.

—Claro, —Mi voz se apaga y vuelve de golpe—. Ahora tengo confirmado tu número. Te llamo o te escribo, ¿Ok?

—Perfecto. Cuidate mucho Santi.

—Adiós Glendy.

***

Ha pasado un mes desde que decidí separarme de Teresa. Un denso silencio se ha convertido en mi compañía durante todas estas noches.

Estoy quedándome dormido mientras ojeo el instagram:
Domenica ha subido una foto suya exhibiendo sus siete meses de embarazo. Siento un impulso para darle me gusta.

Analy posteó una foto de anoche.

Nancy también tiene una foto nueva al lado de su hija de doce años.

El devenir de la vida pasea delante de mis ojos pero ya estoy desintegrándome en profundo estupor.
Luego, una breve inconsciencia. Oscuridad, sin sueños.





















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