Athalia y yo, nos veíamos, como dos almas que esperaban por encontrarse y sonreíamos al mismo tiempo, era tanta la atracción que no podíamos vernos por tanto, intentábamos decir palabras pero los nervios nos dominaban.
Entonces decidí abrir diálogo con ella y empezamos a conocernos, intentaba preguntar sobre cosas básicas pero interesantes a la vez:
- Y... dígame, ¿a qué se dedica la dulce señorita que me acompaña esta tarde?
- Bueno, digamos que me ha gustado conocer diferentes oficios con el paso del tiempo, actualmente soy maestra de primaria, por las mañanas y por las tardes me dedico a buscar patrocinadores para un proyecto que tengo en mente.
- ¿Patrocinadores? Cuénteme sobre el proyecto.
- ¿No me está psicoanalizando verdad?
Empecé a reír sin dejar a de verla a los ojos, porque por alguna extraña razón todo el mundo pensaba que era lo que yo hacía, siempre mencionaban que podía adentrarme al fondo de las almas con mucha facilidad, sin embargo a pesar de que siempre me he considerado muy sociable, no todas las personas me interesan. Pero ella sí, aunque para ser honestos no tenía intención de analizarla o algo por el estilo, conscientemente solo quería conocer más sobre su persona, entonces le dije:
- No, al contrario. Si quisiera psicoanalizarla usaría algunas pruebas estandarizadas, test psicológicos o inventarios de auto reporte, es solo que me parece alguien muy agradable.
- Está bien; -me respondió con una sonrisa y las mejillas ruborizadas- verá, amo a los animales, en especial a los gatos, pero también los perritos me apasionan así que destino parte de lo que gano para comprarles alimento.
- Yo hago eso, pero con las personas que están en las calles y también voy a las comunidades a dejar víveres, hay mucha gente necesitada, no había pensado en los animalitos.
- Sí, ellos también sienten y me parte el corazón verlos solos y abandonados, por eso quiero abrir una fundación para ellos y en eso estoy últimamente, necesito despejar mi mente.
- Me comentaba que la semana no había ido nada bien, quisiera contarme que sucede, honestamente me parece tan agradable y sonriente que no logro concebir que es lo que ha sucedido.
Entonces, su semblante cambió, se puso cabizbaja y dijo con una voz tenue y triste:
- Después de tanto tiempo tomé una decisión.
Su mirada dejó de estar llena de vida, la desconocí, era como si fuera otra persona, palideció y ya no tenía las mejillas ruborizadas, a lo que tuve el atrevimiento de preguntar:
- ¿Tiene que ver con algo o con alguien? Usualmente es con alguien y con alguna circunstancia.
- Sí, después de años de sufrimiento y dolor decidí que era tiempo de decir adiós. –Entonces, empezó a llorar desconsoladamente, como si un frenesí de recuerdos invadieran su memoria-
- Al parecer es alguien muy importante en su vida.
- Yo... yo creí que él era el amor de mi vida, le entregué todos mis anhelos, quien yo era, dejé a mis amistades, ya no salía si él no quería, pero aún así hacía mucho tiempo había cambiado, él había cambiado para mal y yo no lo quería comprender; no quise entender que lo que me mantenía unida era la persona linda y atenta que fue conmigo, pero el día que usted me encontró por primera vez yo recién había tenido mi última discusión con él y le entregué una carta que escribí más de siete veces, con lágrimas entre los ojos y recuerdo palabra a palabra lo que anoté.
Me quedé en silencio unos instantes, me decidí por preguntarle el contenido de la carta, aunque no estaba seguro si ello sería bueno o contraproducente, de cualquier forma sabía lo que debía hacer. Toqué su cabello y se lo recogí, le dije en voz baja:
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Athalia
RomanceTodos en algún momento hemos vivido a merced de las sombras del pasado, en ocasiones existe un dolor inenarrable que día con día nos va desgastando. Parece que estamos en un círculo, hasta que de pronto, a nuestro favor sucede algo... o mejor dicho...