Reminiscencias (parte II)

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En ese momento todo se volvió oscuro, quedando únicamente resplandeciendo Allison, mi persona y esa sombra que tenía un contorno rojizo. Allison al ver a este ente le siguió y sus ojos cambiaron de color turquesa a un rojo carmesí, intenté abrazarla con todas mis fuerzas pero de pronto sentí como si ella fuese una ilusión, un espejismo o un fantasma, pues la atravesé. No lograba comprender que sucedía, pues si la tomaba de la mano, podía sentir su piel. Con bastante desazón corrí tras la sombra, tratando de no perder de vista a Allison, pero al llegar a la puerta de la catedral, desapareció. Allison siguió poseída saliendo de la iglesia, encaminándose hacia el campo que se encontraba a las afueras.

Caminó por un campo lleno de tulipanes, cada vez más veloz. Por otra parte, sentía mis piernas más y más pesadas, ella se iba alejando:

- ¡Allison!, ¡Allison!, por favor escúchame. Le gritaba en vano, añorando que su trance se rompiera al oírme.

Tras pasar por los tulipanes divisé una puerta de grandes dimensiones, hecha de rejas, por ende, podía observarse el otro lado, era el camposanto de la ciudad, en la parte superior se leía la leyenda "Aleijem Shalom", una frase típica de los hebreos que significa "la paz sea con vosotros". Una vez pisé el cementerio, pude sentir como mis piernas volvían a recobrar sus fuerzas y sin dudarlo me dispuse a buscarla. Me perdí entre los mausoleos que variaban de época, hubo una inscripción que se robó mi atención por un momento, en letras doradas el epitafio decía: "La vida está hecha de momentos, no te pierdas el de ahora." Cuando hube terminado de leer escuché una carcajada infernal:

- ¡JAJAJA!, lo interesante de este sujeto es que nunca se cansó de soñar. –Expresó con voz fantasmagórica.-

- ¡¿Quién eres?! – Le grité a la sombra, que se encontraba sentada sobre un mausoleo que tenía cuatro niveles de alto.

- ¿No me recuerdas?, me parece una falta de respeto, he estado contigo desde que tenías cinco años.

- ¿Cinco años?, jamás te he visto desde que tengo uso de razón. ¿Qué le has hecho a mi prometida?, ¿en dónde se encuentra?

- ¡JAJAJAJA! –se burló el ente maligno-, trataré de refrescarte la memoria. Estuve contigo desde aquel momento en el que te salvaste de morir y el odio se apoderó de ti, por aquellas personas que colisionaron con tus padres, dejándote en el abandono. Soy el mismo que te susurraba las respuestas en los exámenes a los que pocas veces les prestabas atención, por si no lo recuerdas, soy esa voz que siempre te susurra el problema psicológico de tus pacientes. Soy tú.

- Me reuso a creer que tú eres parte de mí, aléjate, tengo cosas más importantes que hacer en este momento. –Le respondí en un tono airado.-

El ser volvió a reír malévolamente y de pronto hubo dos, tres, hasta veinte sombras alrededor de los panteones que a la orden de la sombra principal se abalanzaron sobre mí hablando en varios idiomas del medio oriente, los cuales no podía comprender. Sentía como me asfixiaban, como intentaban ahogarme, se abrió un agujero hacia un abismo de otra dimensión y en el momento en que sentí caer mi boca resplandeció y mis manos brillaron también, de un momento a otro las huestes se alejaron y una voz diferente me dijo:

-¡Corre!, te ayudaré. Espero no sea demasiado tarde.

Vi como el portal se cerraba y me dirigí a la laguna que estaba al final del camposanto, al acercarme me di cuenta que el árbol más grande del lugar se encontraba sin hojas, la última cayó sobre el cabello de Alison que lloraba amargamente, supe que era ella por su vestido de novia (pues estaba de espaldas). Me acerqué y me di cuenta que ya no poseía el hechizo del príncipe oscuro. Antes que pudiese comprender toda la escena ella me miró y expresó:

- Has venido tarde, eres el artífice de esta destrucción.

- ¿De qué hablas?, -le dije con una voz temblorosa.-

- Hemos muerto, Sebastián, hemos muerto.

- ¿Hemos?, -sentí como la piel se me erizó.- Vi entonces que tenía en sus brazos y mi sorpresa fue mirar a un bebé envuelto entre sábanas, pero tanto ella como él tenían un color púrpura. Me consterné por la escena, y dirigí mi mirada sobre el pequeño que yacía con los ojos cerrados, era un ángel, un hermoso ángel que dormía, pero de pronto, abrió los ojos y... ¡Desperté! Desperté y no pude evitar llorar.

Más adelante, comprenderán el porqué de esta historia, sé que hay muchas preguntas, pero prometo que estas irán descifrándose una a una. Entre tanto, ¿Qué pasó con Athalia?, ¿Por qué no vino?

AthaliaWhere stories live. Discover now