Capítulo 22

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Después de la pequeña sesión de besos con Zoé y de haber ido a dejarla a su clase recibí una llamada del hombre que me saco de la calle, dijo que necesitaba verme. Solo le mandé mensaje a Zachary para avisarle que me iría, pues me llevaría el auto y él no tendría en que irse.

Tomé mi mochila y salí al estacionamiento para tomar mi auto y largarme. No quería preocuparme, aunque él había aclarado que era una situación de urgencia sin darme tantos detalles.

Regularmente tardó cincuenta y cinco minutos en llegar a su mansión o como él llama: cuartel. Está vez tarde casi treinta.

Al llegar tuve que bajar la ventanilla de mi lado para poder mostrar que no era ningún enemigo o extraño.

Manejaba por el camino de autos y observaba el panorama, había hombres caminado de un lado a otro, se notaba mucha tensión en el lugar.

¿Qué mierda estará pasando y por qué hay mucho movimiento?

Bajé del coche con rapidez y me topé a Carl, el guardaespaldas personal de La Bestia.

—¿Qué está sucediendo? —pregunté confuso.

—Al parecer ya la encontró —no esperó a que dijera alguna palabra puesto que se marchó.

Mierda, ¿cómo que ya la encontró?

No puede ser posible que encontrará a esa persona de las que nos platico hace casi dos años. Cuando La Bestia ya tenía confianza en mí y Zach, nos contó que cuando era más joven se enamoró perdidamente, pero que ese amor fue negado de parte de los padres de su amada, mencionó que era la hija de su mejor amigo.

Desde que el padre de ella lo obligó a irse de su vida y desapareció el rastro de ella, decidido se dedicó a buscarla por mar y tierra, nos contó eso por qué en esos momentos mencionó que había llegado a sus oídos que su amada, como el la llama, había muerto, en compañía de su madre y sus hermanos.

No sé por qué esa noticia hizo que sintiera un revuelo por completo en la boca de mi estómago, pequeñas gotas de sudor se deslizaban por mi frente, no tenía ni idea de que esperar.

Ansioso me dirigí a su despacho, donde regularmente se encontraba, di tres suaves golpes con mis nudillos para luego escuchar un "adelante" proveniente de una voz profunda.

Tomé el pestillo de la puerta y lo gire con lentitud, preparándome mentalmente a lo que siguiera a continuación.

Abrí la puerta y me adentre al despacho, saludé como de costumbre al jefe, con un asentamiento con la cabeza.

—La he encontrado —sus ojos brillaban con ilusión.

—¿A quién señor? ¿A quién ha encontrado? —pregunté a pesar de ya saber la respuesta.

—A mi amada, ya la he encontrado —me miró a los ojos, desprendían locura—, y está vez haré todo lo posible por evitar que la alejen de mí.

Y por primera vez en años, el escuchar esas palabras, sentí miedo.

Arabella Acker

El agua fría de la regadera caia por mi cuerpo, adoraba el olor a cereza que desprendían las velas aromáticas que había encendido.

Me encontraba tan relajada después del largo día de en el instituto, lo único que ame de hoy fueron los besos de parte de Aarón, aunque fue muy extraño su repentina desaparición. No le pregunté nada, aunque fue muy extrañó.

Gozaba de la lluvia artificial, sentía que por fin las cosas iban bien.

Una vez que finalicé de ducharme salí gustosa del baño para tomar las prendas con las que me vestiría, tomé una simple sudadera de Damian junto con un pantalón de pijama cómodo.

Un par de balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora