Sentía mi corazón latiendo desbocado, me encontraba muy nerviosa, trataba de recordar que le diría, pero mi mente se encontraba en blanco, no me podía concentrar.
-¿De qué quieres hablar? ¿De cómo me engañaste y mentiste? ¿De cómo jugaste con mis sentimientos? -cuestionó lleno de ironía.
-Lo siento mucho, nunca quise hacerte daño, pero no pude evitar hacerlo. No sabes las verdaderas razonas por las que hice eso y ni te has tomado el tiempo de dejarme explicártelo.
-¿Será por qué no me interesa? No me importan tus razones, lo hecho, hecho está. Lo hiciste y me has lastimado. No quiero saber de ti -se puso de pie.
Mi pecho dolió, había intentado hablar con él, pero como lograría que me perdonará si no quería escuchar mis razones, el nudo en mi garganta dolía, todo dolía. Sentía como caía en un pozo, sé que suena estúpido, pero es horrible esto. No quería perderlo, ni mucho menos que fuera mi culpa.
-Estás siendo un imbécil -solté sin poder evitarlo.
-¿Por qué? ¿Por qué me moleste por algo que has hecho tú? ¿Por qué no quiero verte después de que me mintieras? Lamentablemente estudias donde yo, pero si pudiera evitarlo, créeme que lo haría -hablaba con tanto resentimiento que me derrumbaba poco a poco.
-Detente, no lo digas -hablé con un hilo de voz.
-Fue un error haberte conocido y lo que sucedió contigo es algo de lo que me arrepiento.
Eso es todo, no puedo con esto, tengo que marcharme. No puedo soportarlo, solo quiero llorar hasta que pase.
-Está bien, si eso piensas no importa.
¡Claro que importa, maldita sea! ¡Duele, duele mucho!
-Espero que puedas ser feliz, nunca quise provocar ésto y lo siento mucho. Tratare de que no sepas más de mí jamás. Lamento todo lo que te hice -no espere a que me contestará y solo me marché conteniendo todas las lágrimas que amenazaban salir, empuje la puerta sabiendo como aquello que impedía me derrumbaba.
Primero fueron unas pocas, pero al momento de entrar al baño de ese piso todas salieron sin control, no podía contenerlas, sentía impotencia por no lograr que me entendiera, por ser un problema y provocar esto, por saber que nunca podría ser feliz sin que algo me lo impidiera.
Agradecía estar sola, ya que sentiría mucha pena si me llegasen a ver aquí de este modo.
No podía creer que todo aquello que me hizo feliz ahora está causando que mis ojos estén soltando un mar de lágrimas ahora mismo, pero lo he intentado y él ha hecho una elección a la cual respetare. Si él no quiere saber de mí es lo que haré.
Pero por ahora solo trate de sacar todo esto de mí. El tiempo no lo sentía, hace un momento escuché el timbre, talle mis ojos tratando de que las lágrimas dejara de salir y me levanté del piso en el que me senté sin saber en qué momento lo hice, pero ya estando de pie y volver a recordar lo que sucedió, la acidez en mi garganta y el vómito intentaron salir.
Corrí al primer cubículo y me arrodille ante la taza de baño, para soltar todo. Con mis manos me tomé el pelo para evitar mancharlo y seguí soltando todo.
Segundos después que se detuvo el vómito, solo me arrastre a la pared del cubículo y me senté recargado mi espalda en la pared. Me sentía fatal, al igual que notaba mis ojos hinchados, mientras sacaba mi teléfono alce mi otra mano para bajarle al baño.
Le mandé un mensaje a Axel para que viniera conmigo, lo necesitaba.
Pasaban los minutos y mi mirada se encontraba en los azulejos del suelo, a la vez que pensaba en todo, no soltaba lágrimas, pero el dolor ahí seguía, segundos después un dolor en mi cabeza se instaló, odiaba estar así, pero tampoco podía evitarlo, extrañaba que mi mamá estuviera para que me diera un consejo, la extrañaba tanto.
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Un par de balas
ActionCOMPLETÁ - RESUBIENDO Observé el pánico sembrado en el rostro del hombre que estaba frente a mí, atado a una silla. -Por favor, no me mates. Tengo información importante sobre mi jefe... -siguió hablando sin parar. Estuvo así al rededor de un minuto...