Una noche de lluvia

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SI VIS PACEM, PARA BELLUM

Autora: Clumsykitty

Fandom: WickUniverse&Marvel (Crossover)

Pareja: WickStark (John Wick x Tony Stark, pueh)

Derechos: a que me baleen.

Advertencias: Pues es una historia que vino a mi mente luego de que estuve en charlas con mis dos buenas amigas, esta historia va dedicada con mucho cariño para ellas, por nunca dejarme caer y enseñarme lo mucho que valen mis historias. Con especial atención para la cumpleañera (you know who is!!).

NOTA: Se ubica entre Chapter 2 y Parabellum de la saga Wick y Homecoming antes de Infinity War. Locuras, mil, ya saben.

Gracias por leerme.

***



Una noche de lluvia.



Tony le había prometido a Pepper que sería alguien diferente para que aceptara el anillo de compromiso que ella tajantemente rechazó porque aun estaba muy inmerso en esos asuntos peligrosos de ser un héroe y ahora una especie de figura paterna para Peter Parker, el héroe local de Queens. La CEO de Industrias Stark le tendió una pequeña libreta con la severa instrucción de que escribiera en ella todos los detalles que podía observar cuando estuviera paseando por Nueva York. Quería verlo pensar en algo que no fuesen las armaduras, los peligros del mundo o si acaso estaba siendo un buen padre para un mocoso que acaba de conocer apenas, esa había sido la condición para hablar seriamente de un matrimonio, así que Tony no se negó ni refunfuñó cuando Potts además aclaró que no podía usar a Friday para ayudarle con esas cosas. Tenía que ser sus propias observaciones y escritas con su puño y letra para ser válidas.

No le costó mucho porque era una persona de notar detalles... claro que tenía tiempo que no prestaba atención a las cosas ordinarias de una acera tan concurrida como la que podía tener una ciudad que nunca duerme, prácticamente ya se veía a sí mismo reservando una mesa para una cena de compromiso que terminaría con ellos recuperando su relación en algo más que un pescado al vapor con una ensalada insípida acompañada de un buen vino de un siglo atrás. Tony se sintió muy orgulloso sus primeras hojas, notando que no le había costado trabajo anotar lo que veía cuando salía con Happy o solo a dar una vuelta por la Gran Manzana. Siempre había patrones, como el grupo de ejecutivas que siempre tomaba un café de un carrito que se colocaba en una esquina de su edificio corporativo que un hombre entrado en años empujaba, recibiendo siempre esos besos color carmesí además de dólares.

Nueva York rebosaba de vida, una que tenía ciertas conductas y ciclos que pronto iban a aburrirle cuando terminara de observarlos a todos. El millonario encontró muy pocas cosas que llamaran su atención por ser incidentes aislados faltos de un patrón o rutina. Como por ejemplo cuando se topó con aquel hombre afroamericano vestido de indigente con mirada severa que echaba migajas de pan a unas palomas en una esquina de Central Park. O una mujer cuyos trajes darían envidia a Pepper, dirigiéndose a un barrio que no era Manhattan en semejante atuendo. También encontró un día a un lindo perro de piel gris, un pitbull de expresión bondadosa que cruzó frente a su auto como quien sabe a donde dirigirse y el por qué. Esos tres personajes no los volvió a ver, tampoco era que todo fuese a circular frente a sus ojos, también existía el caos, la entropía.

Fue una noche que parecía llover, que se encontró atorado en el tráfico y le había prometido solemnemente a Potts que pasaría por ella para ver una obra de teatro, que Tony se maldijo por creer en el correcto funcionamiento de los semáforos de la ciudad. No dispuesto a dejar plantada a su CEO, se desvió en una calle antes de quedarse atascado entre cientos de autos, rodeando cuadras por unos caminos que se alejaron cada vez más del bullicioso centro de Manhattan, quedando en avenidas menos transitadas y algo solitarias. No era un barrio peligroso, eso lo sabía Tony, pero le extrañó el aire que sintió entre sus edificios sin tanta actividad... nula. Para su mala suerte, Friday no podía darle una guía para rodear aquello hasta Industrias Stark, el mal clima perjudicaba sus satélites. Algo que hizo nota de cambiar porque no podía sufrir semejante contratiempo.

—Friday, recuérdame hablar con mi equipo mañana por la mañana para ver lo de los satélites.

—"Como ordene, Jefe."

—Ahora, hay que...

Tony casi brincó en su asiento cuando unos nudillos tocaron con fuerza el vidrio de su portezuela. Un hombre alto, delgado pero atlético, vestido en un traje negro algo maltrecho y acompañado de un gracioso pitbull de piel grisácea -que el castaño se juró era el que había visto pasear una vez- le miró; su rostro protegido por un cabello negro, que le llegaba a la mandíbula. No traía nada en las manos, lucía como alguien que hubiera sufrido un robo. Stark bajó la ventanilla para escuchar lo que deseaba decirle, encontrándose con esos ojos calculadores y extrañamente bondadosos al mismo tiempo.

—Necesito tu auto.

El millonario bufó, aquel tipo no lo conocía, por lo visto. Se quitó sus lentes como para tratar de ayudarlo, arqueando una ceja.

—Soy Tony Stark, ¿lo dices en serio?

—Un gusto conocerlo, Señor Stark, yo soy John Wick. Y lo digo en serio, necesito su auto... AHORA.

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