Prólogo

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Eran seis veintidós de la mañana y la pelinegra aún no salía de su casa.

-Mierda, mierda, mierda -Se repetía amarrando un listón negro a su chongo.

O salía de su casa de una buena vez o llegaría tarde, como si fuera sorpresa, en su primer día de clases y vaya que no era una buena idea, su nueva escuela era enorme, tenía un edificio de ocho pisos y más aulas de planta baja y como siempre, no tenía idea de dónde quedaba su aula.

Miró el reloj en su móvil.

-¡¿Qué?! -Exclamó al ver la hora- ¡Seis treinta y dos! Bien hecho, Louise.

Tomó su mochila negra, sus llaves y por fin sale corriendo de su casa, para su suerte, su padre hacía demasiado dinero y tenía chofer para que la llevara, sin embargo, eso no quitaba el hecho de que ya iba diez minutos tarde a su primera clase del día, Biología avanzada.

Y como si fuera poco, su mala surte se activa y justo a unos trecientos metros de llegar a su colegio, un accidente interrumpe su llegada triunfal.

-Oh, al diablo -Abre la puerta del auto y comienza a correr hacia su colegio,no sin antes despedirse de Thomas, su chofer.

Y llega exactamente diez minutos después, cuando la profesora comienza a cerrar la puerta.

-¡No! -Exclama metiendo su brazo para impedir que la cerrara por completo.

-¡Oh, Dios! -Responde la profesora de unos cincuenta años- ¿Estás bien, querida?

La pelinegra coloca sus manos en su cintura y se inclina un poco para tomar aire.

-Yo... -Logra susurrar- Estoy... bien. ¿Puedo pasar?

-Claro, claro, adelante cariño -Habla amablemente la profesora.

-Gracias.

Cuando se gira para tomar asiento observa las caras de confusión, sorpresa e incluso burla de sus compañeros, haciéndola ponerse inevitablemente roja.

Pasa saliva y toma lugar en los últimos asientos del aula, la cual estaba fría y casi vacía, lo que agradecía enormemente.

-Bien jóvenes, el día de hoy solo nos presentaremos y haremos su examen diagnóstico para ver qué es lo que el curso pasado les ha dejado -Sonríe.

"Mierda, y más mierda" se dice mentalmente.

Louise podía ser de las chicas más listas, pero la sociabilidad no era lo suyo.

Sentía como sus mejillas se ponían calientes y su estómago hacía cosquillas, como mariposas pero no de las agradable, hasta que por fin llegó su turno.

-¿Y tu, compañera? -Invita su profesora.

Suelta su labio que inconscientemente tenía atrapado entre sus dientes y se pone de pie.

-Ahm -Se aclara la garganta- Soy Louise, tengo dieciséis años y... -Se queda en silencio mirando a la profesora.

-Bien, Louise... ¿Cuál era tu apellido?

Siente un tremendo pánico en su cuerpo, la pregunta que quería evitar. Vuelve a aclarar su garganta.

-Harrison -Susurra agachando su cabeza.

-¿Disculpa? -Pregunta la profesora confundida.

-Harrison -Dice ligeramente más alto.

La profesora ríe tiernamente y se acerca- Lo siento, la edad me afecta, ¿podrías decirlo más fuerte?

Teach me - lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora