Día 7. Wedding.

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Aclaraciones. Au almas gemelas, marcas. Sin quirk. Twice tiene 30 y Toga 26 y están bien psicológicamente hablando.


Toga se encontraba sentada, esperando la llegada del autobús que la llevaría a la plaza comercial. Entre sus manos el café caliente reposa, mientras juega con sus pies y suspira. Días como aquel le traen recuerdos, recuerdos buenos y malos sobre sus días de infancia, su primera marca, adolescencia, recuerdos sobre el amor de su vida.

No puede evitar acariciar la marca que en su muñeca reposa, el símbolo que la une a esa persona, dos peces juntos, que solo pudieron ser completados cuando sus ojos de encontraron por primera vez.

No ha visto a su pareja en cuatro meses debido al viaje de trabajo que tuvo que hacer, por lo que esta nerviosa, y la ansiedad crece en su interior a cada minuto, su corazón late rápidamente con solo imaginarse a ambos recostados en el sofá, con una colcha encima mientras miran televisión. Algo que a Tomura le parecía cursi e innecesario, pero que para ella era la mejor sensación del mundo.

Se ha acabado el café, por lo que desecha el recipiente en el bote de basura que está al lado del la banca donde se sienta, y cuando el autobús se detiene frente a ella, se levanta para abordarlo. Una vez dentro se coloca los audífonos y espera llegar pronto a la plaza, para poder ver a su novio.

Lo conoció en invierno cuatro años atrás, en una fiesta donde la banda de sus amigos tocaba. Ella vestía un crop top negro, un short del mismo color, con medias de rejilla y un suéter verde militar, estaba recargada en la pared, mientras bebía vodka de un vaso desechable. Se encontraba un poco aburrida, pues todos sus amigos estaban en la banda, y por tanto, no había nadie que hablara con ella.

—Hola, linda, ¿por qué tan sola? —mencionó un hombre, notablemente alcoholizado, provocando una reacción de disgusto por parte de Toga.

“No puede ser, no hoy”, piensa incomoda. Alejándose un poco.

—He venido con alguien, así que agradecería que se retirara —dice amablemente.

El tipo no entiende y continua insistiendo, Toga esta incomoda, por lo que intenta alejarse, pero eso no basta, tiene ganas de darle unos buenos golpes en la cara para que se aleje, pero hacerlo significaría causar un alboroto que terminaría con ella fuera del recinto, además de que no estaba segura que aquel individuo estuviera solo y si sus amigos acudían a ayudar ella no podría defenderse. Afortunadamente, un joven de cabello rubio se acercó, tomándola por los hombros y alejando al tipo de manera pasiva.

—Agradecía que dejara de molestar a la señorita, viene conmigo.

Su tono resulta frío, peligroso, y a Toga se le enchina la piel. No sabe por qué motivo, pero estar junto a él le provoca confianza, le da calor. No puede evitar sonrojarse y colocar sus brazos alrededor del chico rubio, recargando su cabeza en su pecho, relajándose al escuchar el latir de su corazón. Todo se pierde en ese momento, ya no hay nadie alrededor, solo son ellos dos. Para cuando vuelve a la realidad, el tipo de ha alejado y el chico rubio esta acariciando su cabello con duda.

—Gracias —dice Himiko soltando al chico, apenada—. Desde que tengo memoria he tratado con alcohólicos cómo esos, pero me lo haz facilitado. Gracias por eso.

—No tienes que agradecer, esos tipos son demasiado molestos.

No hay incomodidad en el ambiente, pero ninguno esta dispuesto a decir nada más por temor a arruinarlo. Toga quiere dejar aquello congelado en su memoria. Es el chico quien rompe el silencio.

—Oye, ¿te conozco de algún lado? Es que —se detiene un momento—. Lo siento, te sonará extraño, pero siento que nos hemos visto antes, ¿me podrías decir tu nombre?

Toga sonríe.

—No dicen que para que para pedir que alguien se presente, debes presentarte primero.

—¡Oh, por supuesto! Jin Bubaigawara —dice apenado, ofreciendo su mano para un saludo cortes.

—Toga, Toga Himiko —dice la chica, apretando la mano de Jin.

Por la ventana observa a su pareja, que la espera con un ramo de flores en las manos. Cuando el autobús se detiene, Toga baja apresuradamente con el corazón latiendo rápidamente y los ojos nublados por las lágrimas de felicidad. Jin no la ve, esta balbuceando cosas hacia el suelo mientras mueve su pie ansiosamente. Toga aprovecha aquello y corre hacia él exclamando su nombre.

Jin la escucha y entonces sus mejillas se pintan de carmín, abre los brazos para recibir a su amada, olvidándose del ramo de flores que lleva en las manos. Ambos se abrazan y las flores quedan desechas por el impacto de Toga contra Jin.

—Jin, estoy muy feliz de poder verte de nuevo.

—Te extrañe mucho —dice él besando su cabeza, Toga se pone de puntas y besa los labios de su pareja, es apenas un roce, pero eso les basta a ambos.

Luego de la euforia del momento Toga deja el abrazo y entonces toma su mano para entrar a la plaza. A mitad de camino, Jin se detiene y decide entregar las flores

—Toma, son para tí, aunque están un poquito maltratadas.

—Son perfectas —dice Toga apretando más fuerte su mano.

Pasan a comer, e incluso entran a ver una película al cine. Para cuando salen de la plaza ya ha oscurecido. Juntos caminan hacia la estación de trenes, pero Jin detiene a Toga en un parque cercano al lugar donde se conocieron.

—¿Qué pasa? —pregunta ella.

Él no responde, simplemente da vueltas en su propio eje y balbucea cosas sin sentido. Toga lo mira extrañada sin saber que decir al respecto, y sí no fuera por la oscuridad seria notable su rostro color jitomate.

Jin inhala y exhala, tomando valor, entonces se arrodilla frente a ella y saca del bolsillo de su traje una pequeña caja.

—Toga, nos conocemos desde hace cuatro años, tenemos tres años de noviazgo y ambos llevamos una marca que nos une, por eso tengo el atrevimiento de pedirte lo siguiente —el rostro de Toga era todo un poema en ese momento— ¿Te casarías conmigo?

Por unos instantes no contesta, sin poder creer lo que ha escuchado. Y Jin no sabe si tomar la mano de Toga y colocarle el anillo. Pero no es necesario, pues ella misma toma la pieza y se la coloca, emocionada de lanza al chico tirándolo al suelo.

—¡Por supuesto que sí acepto! —exclama besando las mejillas de su pareja—. Te amo, te amo mucho, demasiado.

Lo abraza por el cuello, y Jin abraza su cintura. Se quedan tumbados en el suelo por un momento. Toga entonces mira el anillo que descansa en su dedo anular, símbolo del matrimonio que pronto se llevará a cabo, y del que ella será participe como la protagonista.

Nota de la autora

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Nota de la autora. ¡Boda, la boda, tendremos una boda! Y eso es todo, hoy es el último día de la week, gracias por leer, espero que mis escritos les hayan gustado. ❤ agradezco también a los organizadores de la week por las maravillosas temáticas que nos proporcionaron y por sus promociones, claro que sí.

Oh, por cierto, hoy no lo subí a las 12 en punto, que milagro. ❤🌻 gracias por tanto, perdón por tan poco.

Live a little crazy. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora