Anastacia en multimedia
Estaba llorando, tirando mi dignidad a un lado. Mi cara ardía y seguro el golpe dejaría marca.
Sentí que alguién me vigilaba así que volteé con rapidez, pero no había nadie.
Con Dark
Llegué al despacho de mi hermano menor. Cerré de un portazo y lo vi tranquilamente sentado cuando me giré.
—Déjame casarme con ella -le imploré una vez que me calmé lo suficiente para hablar.
—Jamás -se negó sin siquiera mirarme.
—Tú solo la lastimas, no eres digno de tenerla -respondí aguantando mis ganas de golpearlo.
Él dejó de organizar los documentos.
—Hay que pulir el diamante, solo le daba una lección. Si quiere ser mi esposa eso no es nada en comparación con lo que tendrá que pasar.
—¿Hablas en serio? -dije con una sonrisa sarcástica —Tus acciones están llenas de tu piedad egoísta y estúpido sentido de la justicia. No entiendes la influencia que tienes en los que están alrededor tuyo. Incluso antes, ella ya era el centro de los rumores debido a que la hija de una concubina estaba interfiriendo en un compromiso de la realeza, pero porque tú protegiste a la señorita Anastasia ella ha ganado más atención de la necesaria.
Anastacia es solo la hija de una amante y aún así tú, el príncipe heredero, la protegiste a ella en vez de a tu prometida, mientras que fue a Alexandra a quien acusas de intimidarla. Así es como lo vieron.
—Solo ayudaba a la señorita Anastasia, ya que todos parecían ignorarla -se excusó.
—Bien, se pudo ver como tus acciones de hace un momento la ayudaron, pero todo lo que hiciste fue ayudar momentáneamente a alguien que no podia hacer nada sobre la situacion por sí misma. ¿Sabes que va a pasar por tus acciones? La señorita Anastasia va a ser el blanco de más jóvenes. Si querías parar con la intimidación hacia ella, créeme que no hiciste nada más que empeorarlo.
—No entiendo qué tiene que ver esto contigo, Dark ¿Tanto te preocupas por mi prometida? -dice alzando una ceja.
—No me importa si la señorita Anastasia termina herida o se vuelve inafortunada, ni lo que hagas tú. Pero es un caso diferente si la señorita Alexandra toma todo el peso por eso. No importa quién sea no voy a perdonar a nadie que lastime a la señorita Alexandra.
—Ya escuché demasiado de ti, Sal de mi vista.
Cuando iba a salir de la habitación, me volteé hacia él.
—Vas a ser el emperador y no sabes manejar una situación sin afectar a tu prometida de manera injusta. Recuerda, puedo recuperar el trono y ser el príncipe heredero, así Alexandra se casaría conmigo. Si vuelves a tratarla así, no me quedaré sin hacer nada -le miré por unos segundos pero no respondió nada, me marché volviendo a azotar la puerta.
fui a donde estaba Alexandra, Cuando llegué ella estaba durmiendo en el árbol, Miré su pomulo y estaba ligeramente hinchado. Besé su cachete, y la puse suavemente en mi hombro, Quiero protegerte, aunque la persona que ames no sea yo, Alexa.
Con Alexa
Desperté en mi cama, no sé quién me trajo. Me levanté y me miré en un espejo, tenía los ojos rojos y el cachete morado con una combinación de verde.
No tenía expresión en mi rostro.
Sabía que debía romper ese compromiso lo más rapido posible, de lo contrario seguiré el mismo curso que la historia.
•••
Ya había pasado una semana y mi prometido no se había atrevido a visitarme.
Mientras que tenía mi cara hecha un desastre no salí de mi habitación ni para comer con el emperador y los príncipes.
Fue una falta de respeto de mi parte, pero alegué que estaba enferma, Un leve resfriado.
A él no le importó nada, al contrario. Cuando me asomaba a la ventana, lo veía mirando las rosas o tomando el té con Anastasia, sonriendo de una forma única.
Al menos mientras me recuperaba no me sentí sola, el principe Dark siempre venía a visitarme y a tomar el té mientras ponía al día con las noticias que pasaba en la nobleza, era como un periódico andante.
Estábamos conversando del trabajo que tenía acumulado cuando escuchamos la puerta abrirse.
-Ejem -al girarme vi a Zack en la puerta-. Señorita Alexandra, he venido a visitarte.
—¿Eh? Futuro emperador, sol del imperio -me incliné en una reverencia a pesar de mi confusión.
—Príncipe Dark, no esperaba que acompañara a mi prometida.
—Señorita Alexandra, no se olvide de lo que tenemos pendiente mañana, me divertí mucho hoy - besó mi mano ignorando a Zack.
Dark salió de la habitación y solo quedamos Zack y yo.
—¿Qué tienen pendiente?
—Nada importante -esquivé la pregunta — ¿A qué vienes?
—Hoy compartimos habitación.
—Bien -me levanté y salí de la habitación.
Con Zack
¿Desde cuando mi hermano es cercano con ella? Además de eso, ¿Tienen una cita mañana?
Y para peor suerte ella dejó la habitación, no me dejó emitir siquiera una palabra.
Sí, es cierto qué me equivoqué, Lo supe después de que la señorita Anastasia me dijera que solo la estaba defendiendo. Después de saber eso, la busqué por todo el castillo pero no la encontré, así que solo entré a mi oficina a terminar los documentos.
Entonces mi hermano me enfrentó.
Quise disculparme varías veces, pero él siempre estaba en su habitación. Cada vez que venía a visitarle un guardía me decía que él estaba adentro.
Escuché en la cena familiar que tenemos una vez al mes que no pudo asistir porque estaba enferma y quise ir a verla.
Pero él salia de su habitación. Se detuvo justo a mi lado.
—déjala descansar, eres la última persona que ella quiere ver, ¿acaso no lo sabes o lo ignoras?
—debo felicitarte, no sabía que podías dejar de ser un tímido y blando, me sorprende que estés aprovechando esta situación para acercarte a ella, te dejaré ser, no seré yo quién te coloque en el lugar en el que perteneces -ingreso a la habitación y le dejo solo.
vi su rostro, al parecer había estado aplicando medicina debido a que se veía mejor.
Estos días la señorita Anastasia hizo varías invitaciones para tomar el té, no ví nada malo en aceptarlas, hasta que un día tropezó en el jardín y aprovechó el momento para intentar besarme.
Eso me hizo despreciarla y echarla del castillo.
Después de ese suceso inmediatamente la busqué, Pero ellos estában juntos.
Tenía rabia, vergüenza, de todo.
Tanto que no pude dar otra excusa y le dije que teniamos que compartir habitación, lo cual era mentira.
Aún faltaba una semana para eso.
Si no me disculpaba con ella antes de irme, ella rompería el compromiso para casarse con mi hermano.
ESTÁS LEYENDO
¡¡reencarne en una historia!!
RomanceMe he puesto a analizar varias veces la situación en la que me encuentro actualmente. Recuerdo muy bien el escalofrío que sentí cuando supe que el camión que iluminaba mi rostro se iba a encargar de mi. Salí corriendo ese día, con un libro en la man...