Piers abrió los ojos.
Siempre se despertaba confuso y tardaba en recordar que estaba en un hospital. Pasaba poco tiempo consciente así que no tenía muchos recuerdos, pero esta vez se sentía menos atontado de lo habitual. Tenía el cuerpo entumecido y una sensación rara, así que trató de moverse, pero sus brazos no le respondían, y todavía no veía lo suficientemente claro como para comprobar qué estaba mal.
Trató de forzar la vista, ver qué era lo que pesaba sobre su brazo izquierdo y por qué no sentía el derecho. Lo primero parecía una cabeza, ya se preocuparía de quién. Su brazo derecho no lo veía, no porque estuviera fuera de su campo de visión. Era un brazo mutado y monstruoso, era difícil no verlo.
No estaba.
¿Se lo habían quitado mientras dormía? ¿Sin preguntarle? ¿Eso era legal? Quizá sí le habían preguntado, pero estaba tan drogado que no lo recordaba.
Como si se viese a sí mismo desde fuera de su cuerpo, notó cómo se le aceleraba la respiración. ¿Iba a perder el control otra vez? No quería que pasara. Nunca era capaz de recordar qué pasaba cuando se descontrolaba; siempre le preocupaba haber hecho daño a alguien.
Pero esta vez parecía distinto.
No sentía la ira.
Solo hiperventilaba.
– ¡Piers! – gritó una voz familiar.
Hacía una eternidad que no la oía. Sonaba tan cerca, y a la vez tan lejos. ¿Era una ilusión?
– ¡Piers, eh! – unas manos fuertes le sostuvieron el rostro –. Todo está bien, tranquilo. Estoy aquí, todo está bien.
Aquello funcionaba. Volvía a respirar con normalidad. Su vista se enfocó, y pudo ver a la persona a quien pertenecían la voz y las manos salvadoras. Ya sabía de quién eran, pero necesitaba verlo.
– Chris.
Su capitán sonrió cuando dijo su nombre. Él le devolvió la sonrisa.
– M-m-me han... – trató de levantar el muñón. Los ojos se le anegaron en lágrimas y dejó de ver a Chris con nitidez.
– Shh, lo sé, lo sé – él le besó la mano, un gesto cariñoso que no sabía que necesitaba tanto –. Pero gracias a eso estás mejor, te estás curando. Y siempre podemos conseguirte un brazo protésico cuando volvamos a casa. Si quieres.
Piers cerró los ojos, tratando de asimilarlo. Se estaba curando, iba a volver a casa... con Chris.
– ¿Esto es real? – preguntó –. ¿O estoy alucinando?
Chris se inclinó sobre él, posó sus labios sobre los suyos. Se alegró de que no fuera más allá, no sabía cuánto hacía que no se lavaba los dientes.
– Es real. Estoy aquí, y voy a quedarme aquí hasta que me dejen subirte conmigo a un maldito avión de vuelta a casa.
Claire eligió ese momento para abrir la puerta de la habitación.
– ¿Pero qué...? ¿Tú no estabas en...? ¡Chris!
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Strangela's Nivanfield Day
FanfictionPor el aniversario de la muerte de Piers, un fanfic en el que no se muere. Final arreglado. Yay. Podría escribir más sobre el fanfic pero entonces el resumen quedaría más largo que los capítulos.