1. "La chica de servicio "

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Mae.

Suspiro, mirando mi reflejo en el espejo con inseguridad. La mujer que me devuelve la mirada, no soy yo.

—No me siento bien utilizando esto yo... —digo sintiéndome incómoda y bajando un poco el vestido negro demasiado corto —esta no soy yo. No creo que sea la ropa adecuada para una entrevista de trabajo, Ellie.

—Ese es exactamente el punto. Te vez sexy  —objeta Ellie, mi mejor amiga desde los ocho años —. Es obvio que se me ve mejor a mí, pero no luces nada mal.

—No tienes que prestarme tú ropa, yo tengo una blusa nueva que creo que me vendría bien con unos vaqueros...

—No puedes presentarte con andrajos a tu entrevista de trabajo —. Mofa con ironía —Tú no tienes estilo, Mae. Nunca te has preocupado por tu aspecto. Lo único que haces es ponerte ropa barata. Sí quieres ganarte el trabajo, en el que probablemente ganes mucho, tendrás que verte lo mejor posible.

—Sabes que no tengo dinero para derrocharlo —susurro, bajando la mirada.

Me muevo inquieta tratando de ajustar el vestido negro para que se vea un poco más largo. Los nervios burbujean en mi sistema y tengo unas ganas intensas de vaciar mi estomago en el inodoro. Hoy iré a hacer mi primera entrevista de trabajo a la casa de los Connelly, como chica de servicio. Sé que no es el trabajo que querría tener pero es lo que hay. Necesito ayudar a mi familia...

—¡No quiero llevar este vestido! Mira estos zapatos—protesto —siento que en cualquier momento podré caerme.

—Te queda bien. Es solo que no estás acostumbrada a vestir con estilo, de todas formas, no te molestes en devolverlo, mi novio puede comprarme cientos más. Me alegro de que te quedes con mi ropa.

• • •

—¿Hola? —digo, cerrando la puerta tras de mí, pero no sin antes echarle un vistazo a la señora mayor saliendo del despacho del señor Connelly.

Mi cara arde de vergüenza al notar que la mayoría de las mujeres interesadas en el trabajo son adultas. Trato de bajar un poco más mi vestido, sintiéndome indecente.   

—Cierre la puerta y tome asiento, ¿Señorita...? —Al escuchar la voz profunda y autoritaria los nervios se disparan con más ímpetu en mi sistema.

levanto la vista y me topo con los ojos grises más helados y despiadados
que he visto en mi vida. Me quedo mortalmente quieta viendo al hombre mucho mayor que yo y tremendamente atractivo al otro lado de la habitación quien me devuelve la mirada impasible, con una  expresión amenazadora.

«Santo Dios, qué hombre»

Su mandíbula es cuadrada y está apretada, su labio superior es un perfecto arco de cupido, sus ojos son tan grises que casi no puedo diferenciar su pupila. Lleva un elegante traje negro y está de pie junto a su escritorio, con las manos en los bolsillos; luciendo tan serio y misterioso... tan poderoso.

Su mirada inquisitiva me hace sentir pequeña y muy vulnerable. Respiro hondo sin dejar de mirarlo mientras rodea el escritorio despacio, desabrocha un botón de su chaqueta y se sienta. No puedo evitar observar su cuerpo musculoso.

—¿Y bien? —Suelta irritado.

—Oh... Yo... Este —Tartamudeo, tratando de calmar mis nervios y tomar el control —Yo... Mi nombre es Mae Corbin, mucho gusto señor Connelly yo-

—¿Por qué debería darle el trabajo, señorita Corbin? —pregunta formal, sin mírame y revisa unos papeles en su escritorio —. ¿Por qué quiere trabajar como chica de servicio siendo usted tan joven? 

—Yo... Soy muy buena haciendo limpieza, arreglando, soy muy puntual, responsable y además necesito el dinero.

levanta una ceja, —¿Para qué necesita el dinero señorita Corbin?

Desvío la mirada, avergonzada —Yo... Quiero entrar a la universidad y estoy ahorrando para poder pagarla, mis padres no pueden ayudarme ya que el dinero que ganan no es suficiente.

Mi cuerpo palpita, y con un esfuerzo respiro hondo y  levanto los ojos hacia su rostro y me doy cuenta que me está mirando en silencio. Parece enojado y no sé por qué, tal vez el señor Connelly luce intimidante por naturaleza.

De repente, mi teléfono empieza a sonar en mi bolso, el sonido llena la habitación y yo doy un respingo. El señor Connelly entrecierra los ojos.

—Lo siento, olvidé apagarlo. —me disculpo y hurgo en el bolso hasta encontrar el celular. —Perdón.

Es Dylan, mi ex novio. Lo dejamos hace unos días ya que me di cuenta de que no buscábamos las mismas cosas. Él no era un hombre de una sola mujer, sabía que miraba a otras chicas y que a veces hasta coqueteaba con ellas, pero jamás pensé que me engañaría hasta que lo vi con mis propios ojos.

—Lo apagaré de inmediato.

—No lo haga. —dice, recostándose en el respaldo de su silla —Conteste.

Trago saliva y contesto.

—Hola, Dylan. —Miro de reojo al señor Conelly y lo encuentro mirándome atentamente.

Mae —Escucho la voz de Dylan al otro lado de la línea, mi estómago se revuelve y mis manos empiezan a sudar.  —Quiero verte. Te necesito, nena. Sabes que te quiero y que quiero estar contigo, fui débil, yo estaba ebrio. No me dejes, amor, por favor. Yo no quería, estaba ebrio y esa mujer estaba ahí y me envolvió... yo no sé qué me pasó.

Mi corazón da un vuelco y no puedo evitar el dolor que se instala en mi pecho. Dylan fue mi primero en todo, tal vez al principio sólo estuve con él para no estar sola, pero después se convirtió en algo más. Mis ojos se llenan de lágrimas y no puedo evitar que todo lo que siento por por él vuelva.

—No puedo hablar ahora —. Susurro, mi voz quebrada —hablaremos después adiós. 

No cuelgues, amor, por favor.

Mis ojos arden de nuevo.

—Adios, Dylan. — Cuelgo y de inmediato apago el celular y lo meto en mi bolsa.

Lucho con todas mis fuerzas para no romper a llorar. No seré la misma estúpida a la que Dylan puede controlar. Él simplemente no puede chasquear un dedo y de inmediato tenerme otra vez, esta vez no. Qué se joda.  No lo necesito. A nadie. Le voy a demostrar que puedo seguir adelante. Estoy mejor sin él.

—El hombre con el que estába hablando —dice, sus ojos calculadores observándome —. ¿Es su novio?

—No, es sólo un amigo —respondo.
Levanta una ceja y sé que por la forma en la que me está observando que no se ha creído nada.

—¿Tienes esposo? ¿hijos?

—Nada de hijos, en lo absoluto. Y tampoco tengo esposo.

Me estudia por un largo momento.

—Si quiere trabajar aquí, no puede tener relaciones ni problemas personales que interfieran en su trabajo, tiene que adaptarse al horario de tiempo completo, no admito las visitas, ni en el día ni en la noche y ya que estará interna, tendrá el fin de semana de descanso. Sólo se encargará de la limpieza exclusivamente para mí, sólo me obedecerá a mí, se encargará de mi despacho, de mi habitación y cualquier otra cosa que yo necesite señorita Corbin. —Su mirada me recorre de pies a cabeza. Aprieto mis piernas juntas cuando su mirada recorre mis piernas desnudas. El vestido se ha subido de una manera escandalosa y estoy más que segura que desde su angulo puede verme las bragas —. Y tendrá que utilizar ropa menos reveladora hasta que le entregue su uniforme. El trabajo es suyo sí lo quiere.

—Lo quiero, Sr. Connelly.







Nota de autora: ¡Hola, mis queridas lectoras! Este es el primer capítulo de esta novela. Espero que les haya gustado, esto es solo la introducción a la historia. El siguiente capítulo será mucho mejor. Espero voten y comenten, quiero saber sus opiniones.  ¡Un beso enorme a todas y gracias por leer!

Tuya por una noche© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora