Pasaron muchos días en que ellos se veían con luz en la mirada, como siendo cómplices de que algo pasaba, él la miraba y ella lo observaba.
Se reían juntos, compartían la cocina, el baño, la estancia, compartían todo lo que hacía falta, aun así ella lloraba por otro y a él el corazón aún le resonaba con temor por un viejo amor.
No tenían más que sus sueños, sus pesares, su vida y a ellos mismos. Tan despojados de lo que en su tiempo pensaron que sería el futuro, pero la vida les daba una oportunidad de vivir, estaban juntos en un lugar y a la vez alejados por un gran charco.
Aún así inventaban excusas para caminar, mirarse y sonreír. Jugaban a hablar en idiomas que nadie más hablaba, volaban de cordel en cordel, reían hasta de aquellas cosas que no se decían.
Hasta que una noche de primavera, de regreso a la casa de ambos, él se le acercó esperando un rechazo, y al ver que no lo consiguió, él se asustó, se alejó, su corazón se volcó. Ella estaba temblando, y aún así no se movía.
Minutos más tarde mientras subían el remolino que tenían por escalera, se acercaron sus cuerpos y sus luces, y se fundieron en un profundo beso.
En el momento que ella sintió sus labios en los de él , sintió que la vida regresaba a su cuerpo, sintió que era todo lo que esperaba, sintió que podía quedarse ahí, pensó en decir que sí, que quería decirle que podían levantar vuelo juntos, que quería revelarle que quería recorrer el mundo tomada de su mano, que quería mostrarle cuanto amor sentía por él .
Y le dijo que ¡si! ... A todas sus ideas, sueños y fantasías, todo en vuelto en una sonrisa. La vida brillaba como un cielo lleno de estrellas.
Subieron hasta el portal de su casa, y caminaron juntos por unas horas en todas direcciones, permitiéndose sentirse y disfrutarse mutuamente, mientras los otros lo ignoraban.
Luego que el día terminará, pero la noche aún no se retiraba, se abrió otro portal, dentro de los espacios que ellos recorrían, de los labios de ella solo había un ¡sí! , y en los labios de él había un... no.
Se asustó .
La casa cambió, ya no era más su casa, y aunque siguieron compartieron la cocina, el baño y la estancia, no más fue de ellos, era de todos, pero nunca más de ellos.
El tiempo los alejó ... O tal vez sus propios miedos...
Disfruto pensando que en algún tiempo ellos fueron luz, fueron sombra, fueron parte de un mismo sueño, parte de un mismo ¡sí! .
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Quinceaños de vida
NouvellesDesde hace 15 años aproximadamente he escrito sobre mi vida, estando en los momentos más difíciles y en los más felices también, comparto mis historias, reflexiones, poemas, narraciones y canciones, de mi evolución, de mi vida.