01.

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I know the feeling
I'm tellin' you that it's never that bad
And take it from someone who's been where your at
You're laid out on the floor and you're not sure
You can take this anymore
So just give it one more try

If you can hear me now
I'm reachin' out to let you know
That you're not alone
🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼🎼

(Nickelback)



El hombre estaba sentado sobre el colchón, las piernas cruzadas, sujetando el cuaderno negro como si fuese un bote salvavidas. Estrujándose la mente. Intentando recordar algo de quién fue o quién era. Cualquier detalle o al menos un porqué.

Raven lo contemplaba en silencio desde el alfeizar de la ventana, las sombras ocultaban su figura, volviéndola prácticamente invisible. Se movió dos pasos, haciéndole reaccionar al instante. Sus músculos y el brazo de metal se tensaron, produciendo este su característico sonido robótico.

—No deberías hacer eso —Bucky la miró de reojo y ella sonrió.

—¿Qué vas a hacer, morderme? Ni siquiera vas armado.

Tomó una bolsa de la compra del suelo y la dejó en la encimera, mientras miraba con reprobación el envoltorio arrugado de papas fritas que había sobre la nevera. Sacudió la bolsa en dirección a él, Buck sonrió.

—¿Me estás cuidando?

—No me agradezcas. Con estas porquerías te vas a morir de hambre, forastero.

Se sentó a su lado, contemplando la libreta negra unos segundos.

—Voy a sonarte repetitiva, pero ya te dije que si lo fuerzas solo acabarás creando memorias falsas. ¿Cuántos se supone que van ya?

—Este es el segundo —suspiró resignado.

Ella se tumbó boca abajo en el raído colchón, mirando las paredes desgastadas, la oscuridad en casi toda la estancia, el linóleo manchado por pisadas de personas que probablemente ya ni siquiera estarían vivas o en la ciudad. Sin dudas su nuevo amigo había escogido el peor lugar para ocultarse, un basurero donde los hubiera.

El soldado pasó la mano bajo la chaqueta de cuero y la blusa que llevaba Raven, comenzó a acariciarle la espalda siguiendo la trayectoria de la columna. La chica arqueó el cuerpo al sentir el frío del metal y empezó a reír.

—Juro que si fuese gata, ronronearía cuando haces eso.

Se recostó a su lado. Se cubrió los ojos con un brazo y buscó a tientas el cuaderno, una vez localizado lo empujó bajo la cama. No estaba seguro de porqué tenía aquella sensación cuando estaba a su lado, pero se sentía avergonzado de no escucharla, más sabiendo que tenía razón.

—¿Te quedarás? —aquella pregunta le incomodaba, la sensación de dependencia era penosa. Aún así, la realidad era que despertar de sus pesadillas y verse solo, era aún peor.

—¿Quieres que me quede? —¡Maldita cuando se hacía de rogar!

—Sabes que sí. ¿Por qué me haces una pregunta tan obvia?

Rave se puso de costado, acomodando la cabeza sobre un brazo. Lo miró a los ojos al tiempo que le acariciaba el pelo. Era casi imposible no quedarse observándola: el cabello negro resaltado una piel tan blanca y el ojo izquierdo, rojo, refulgente como fuego. Una princesa encerrada en un demonio... ¿O era a la inversa?

A ella le fascinaba esa expresión triste de sus ojos celestes, la hipnotizaba a pesar de que evitaba comentarlo. Quería abrazarlo, consolarlo, decirle algo que lo ayudara a dejar de sufrir por las cosas que había hecho y por las que no podía recordar, pero en lugar de eso siempre recurría al sarcasmo. Le hacía daño en ocasiones y lo sabía, mas era inevitable. Su ego, su necesidad de no volver a ser débil ante un hombre la volvían fría. Demasiados recuerdos molestos dando vueltas.

—Cierra los ojos, forastero —susurró a unos centímetros de su rostro. La hubiera besado si no le preocupara enojarla.

Actualmente parecía que Raven era la única que no lo perseguía por sus crímenes ni deseaba verlo muerto; lo cual era irónico teniendo en cuenta que había intentado matarla cuando se conocieron. Todavía recordaba estarla estrangulando sin querer hacerlo, como un muñeco llevado por los hilos de un titiritero loco. Su risa, sumada a aquel comentario entrecortado -Necesitas más que eso para matarme soldado- fueron los que lo sacaron del trance.

En ese entonces le pareció justo —y aún se lo parecía— que lo encadenaran como a un perro rabioso, a pesar de las negativas de Steve e incluso de la chica a la que había estado a un par de segundos de romperle el cuello. Se preguntaba qué tipo de locura la había llevado a defenderlo primero para luego ayudarle a escapar, hasta que la conoció bien y se dio cuenta que ella cargaba sus propias culpas, por lo que no estaba dispuesta a dejar que nadie juzgara las suyas.

Había estado a punto de asesinar a su mejor amigo. Le había hecho daño a otras personas que intentaron darle una oportunidad o ayudarlo. Sam, Natasha ¡demonios eran tantos nombres y tantos errores! Aún así con Rave era distinto. Podías hacerle daño y siempre parecía reponerse. Los golpes la endurecían y cuando preguntabas por qué ella siempre sonreía de esa manera extraña, repitiendo la misma frase: Te sorprendería saber los monstruos que este mundo puede crear, tú solo eres una víctima.

A veces no la entendía, no del todo, pero tampoco era capaz de entenderse a sí mismo. Sentirse seguro a su lado ya era una batalla ganada.

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Playlist:

➡️ Canción Lullaby / Intérprete Nickelback

♤ WAR IS THE WAY: 'El Cuervo y El Forastero' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora