Oscuro pasado

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Kayn salió de su supuesta habitación encontrándose con un enorme pasillo. Distinguió que se trataba de un templo antiguo, el cual tenía limitada decoración.

-Esto se ve... Muy sombrío. - Dijo para sí.

Caminó unos cuantos metros sin toparse con nadie, mas al doblar al siguiente pasillo se chocó de frente con un rostro que reconoció de inmediato.

-¡L-lo siento! -

-¡¿N-Nakuri?! -Preguntó. -¡¿Qué demonios?! -

El más bajó lo miró con duda.

-¿Es necesario gritar, Kayn? -

-¡Tú! ¡MALDITA ESCORIA! ¡¿CÓMO PUEDES ESTAR PRESENTE INCLUSO EN OTRA REALIDAD?! -

Nakuri lo miró desconcertado.

-No tengo idea de lo que estás hablando. - Dijo. -¿Discutiste con el maestro de nuevo? -

Kayn apretó los dientes.

-Esto no tiene que ver con Zed. -Espetó. -Sé muy bien lo que tramas, y no dejaré que te interpongas en mis planes. -

Luego de eso, adelantó su paso, dejando más que desconcertado al joven acólito.

Mientras avanzaba, pensó en lo último que había dicho, ¿Cuál serían los planes de esta versión de sí mismo? La escasez de tecnología lo tenía nervioso, definitivamente su objetivo no era gobernar el universo.

-Uhm... ¿Qué sueños podría tener un joven adolescente de una secta? Dudo mucho que sea ser el amo supremo de esta porquería. -

Llegó a un pasillo abierto, que indicaba la salida hacia el, quería creer, patio principal.

Ahí estaba el hombre con el yelmo, el supuesto Zed que apenas podía hablar dos oraciones sin basurearlo.

-Es muy distinto al Zed que conozco, ¿Tan mal se lleva con mi supuesto yo? -

Kayn llegó y se sentó a su lado con absoluta confianza.

-¿Qué haces? -

-Sentándome, ¿Qué más? -

-La piedra de al frente también está desocupada. Apenas llegas y ya cometes una insolencia. -

-¿Consideras insolente que me siente a tu lado "maestro"? -

Zed suspiró invocando paciencia.

-Oye, no quiero tener una mala relación contigo. - Dijo Kayn. -Estoy seguro de que los dos nos llevaríamos de maravilla si tan solo dejas ese papel de autoridad inmutable. Sé que eres mi maestro, pero también podemos ser amigos. -

Kayn le estendió la mano, mas Zed no se la estrechó.

-Sientate al frente. - Recalcó el mayor.

Kayn de mala gana obedeció.

-Bien, ¿Qué otra cosa quieres que haga? -

-Concentra tu poder sombrío en el tercer punto. -

-¿Qué? -

-Obedece. -

Kayn no tenía ni la menor idea de lo que eran ambas cosas.

-Zed... Tengo un problema. -

-¿Cuál? -

-Es algo, muy extraño... -

-Dilo. -

-¿Prometes qué me creerás? -

-Depende. -

El tono de sentencia de Zed incomodaba en demasía al ex Ordinal.

Odisea de dos [Zed x Kayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora