Antes de romperme el corazón. (I)

844 33 18
                                    

28 de Agosoto de 2018

Aitana corría apresuradamente bajo la lluvia. Tapaba su cabeza con la mochila verde donde llevaba todos los libros, tratando de que su flequillo no se empapase completamente.

Al fin alcanzó la puerta del tren a punto de irse y se coló intrépidamente. Giró sobre sí misma buscando un lugar donde sentarse. Vio uno al final del vagón y caminó hasta llegar. Antes de poder sentarse, el tren arrancó, haciendo que cayera al suelo de aquel tren.

Al estar sujetando la mochila todavía con las dos manos, no tuvo mucho tiempo para reaccionar y no apoyó bien la mano. Dejó salir un grito desgarrado de dolor.

- Ey, ¿estás bien? - Aitana alzó la cabeza. Se encontró con una chica rubia de pelo corto, con los ojos más bonitos que había visto en su vida. Se fijó en su media sonrisa amable que invitaba a coger su mano. La rubia, al darse cuenta de dónde clavó la del flequillo su mirada, trató de tapar su dentadura. No sabía que eso a ella no le importaba.

- Sí, sí... Bueno... No. - Cogió su mano con el brazo que no tenía lesionado e hizo fuerza para alzarse del suelo. Una vez de pie, la miró. - Gracias...

- ¿Dónde bajas? - La rubia se interesó por Aitana, cosa que sorprendió a la morena, ya que en su día a día, al único que le contaba su día era a Nano, su gato.

- Pues al Starbucks, que trabajo allí.

- Bueno pues... Llama a tu jefa y dile que vas al hospital. - Aitana frunció el ceño. ¿Quién se creía que era para decirle lo que tenía que hacer? Precisamente eso era una de las cosas que más odiaba en la vida. Por eso se fue de casa. Por eso y porque la echaron al enterarse de su relación con Alba. Su actual ex pareja. Decían que no podía salir con una chica, que estaba mal. Aitana ya sabía que su familia era muy tradicional en ese tema y que les costaba entenderlo, pero pensaba que al ser su hija... Sería distinto. No lo fue. Fue mucho peor.

- No voy a hacer eso, tengo que ir a trabajar. No me he hecho tanto daño... - La morena miró su mano. La verdad era que tenía la muñeca bastante hinchada y de un color morado rojizo.

- Puedo acompañarte si quieres...

Aitana accedió a regañadientes. Pues pensándolo bien, no tenía a nadie para que le acompañase, y trabajar con la muñeca en esas condiciones... Pocos cafés serviría.

Fue con la rubia hasta el hospital, y después de una larga espera, por fin la atendieron. No tenía nada roto, tan sólo se hizo un pequeño esguince. Aún así, debía estar una semana sin trabajar.
Salió cabizbaja de la sala para encontrarse con la rubia.'

- ¿Que te han dicho? - La rubia volvió a interesarse por Aitana. A ésta, ya no le parecía un estorbo, es más, le producía ternura que ella se interesase por cómo estaba. Sabía que no lo decía por compromiso por el tono con el que le hablaba.

- No está roto... Pero no puedo trabajar en una semana. - Suspiró agobiada. La rubia se dio cuenta y puso una expresión de tristeza. - No sé cómo voy a vivir esta semana...

- Puedo ayudarte, trabajo sólo de noches y empiezo la universidad dentro de dos semanas... - La del flequillo la miró. ¿De verdad no tenía nada mejor que hacer que cuidarla? - Si no quieres, no. Lo digo por si lo necesitas.

- ¿Por qué haces esto...? - La rubia la miró.

- ¿Hacer el qué?

- Acompañarme hasta aquí... Preocuparte por mí... Querer cuidarme... - La morena la miró a los ojos. - No nos conocemos, ni siquiera sé tu nombre. Además, fui una borde al principio... No estoy acostumbrada a que me presten atención.

La rubia se quedó callada. A decir verdad, tenía razón. Pero no podía decirle que desde que la vio sintió un fuerte revuelo en la tripa que hacía tiempo que no sentía. No podía decirle que le parecía la persona más bonita del universo entero, que quería conocerla.

No podía decirle que quería enamorarse de ella, a pesar del miedo y el vértigo que le daba que le volviesen a romper el corazón.

- Bueno, - dijo por fin Nerea. - digamos que soy buena persona, y tú necesitabas y necesitas ayuda. Pero si molesto, me voy. No hace falta que lo dig-

- Vale. - Aitana la interrumpió. - Me llamo Aitana - hizo un amago de sonrisa y le tendió la mano. - ¿Tú eres...?

- Nerea. - Agarró su mano y la estrechó sonriendo, provocando el ensanchamiento de sonrisa de Aitana. - Encantada, Aitana.

- Igualmente, Nerea.

Ambas estuvieron un tiempo mirándose a los ojos. Aitana agradecía tanto haberse topado con alguien como Nerea. Esa rubia estaba haciendo más por ella que muchísima gente en muy poco tiempo.

- ¿No ibas a ningún lado? - Nerea se encogió de hombros.

- Iba a ver a una amiga, pero cuando te llamaron le dije que al final no iba a ir. Supongo que ahora esperaré a que pare de llover para volver a casa.

- Ah bueno... ¿Quieres acompañarme a casa? No está lejos de aquí y puedes esperar allí a que pare...

- Vale, ¿vamos?

La morena asintió y cogió su mochila con el brazo bueno. No duró mucho, enseguida Nerea cogió su mochila y se la puso a los hombros. Aitana sonrió y se encaminaron hacia su casa. Corrieron, Aitana más despacio, intentando cubrir de nuevo su flequillo, esta vez sin éxito.

Llegaron a casa de la morena y subieron. Al abrir la puerta, se encontraron con una capa de papel higiénico troceado expandirá por todo el salón y a una bola de pelo correteando.

- ¡Nano! Dios mío, ¿pero qué has hecho...? - Se agachó y empezó a recoger como pudo. El gato enseguida se lanzó a la espalda de la morena y ésta comenzó a reír. - Estás hecho un trasto, eh... - Lo bajó del hombro al que se había subido y empezó a jugar con él.

- ¿Es tuyo? - Nerea, que miraba la escena divertida, se acercó y se sentó enfrente de ambos. Aitana asintió sonriendo. - Es muy bonito.

- Lo encontré en la calle, estaba muy malito dentro de una caja hace pocas semanas, y lo cogí. No pude resistirme. - Rió

Nerea les miraba sonriendo. Amaba a los animales, y aún amaba más ver como eran felices con personas. Puso la mano cerca de Nano, y éste la olisqueó. Se restregó por su mano, provocando la risa de la rubia.

- Creo que le caes bien. - Aitana los miraba divertida.

- Acabo de enamorarme de tu gato.

Estallaron a carcajadas mientras jugaban con el animalito encima de todo ese papel higiénico que prometieron recoger más tarde.

Al final se hizo tarde, y a pesar de haber dejado de llover hace un buen rato, ambas buscaban excusas para estar más tiempo juntas.

Acabaron viendo una película y comiendo pizza. Las dos disfrutaban de la compañía de la otra. Ninguna sabía por qué, pero estando juntas, se les olvidaba todo. Incluso en varias ocasiones, Aitana intentó coger un trozo de pizza con el brazo lesionado.

Ninguna de las dos sabía que ese sentimiento iba a crecer desde ese día. Ni que una de las dos iba a romperle el corazón al amor de su vida.

Buenas!! Este es el primer capítulo, supongo que os habréis dado cuenta de que el primer ship es Ifridge. A parte de poner entre paréntesis la inicial del ship, también pondré la foto para que estéis más ubicadas xd.
El próximo capítulo será de otro shippeo, pero tendrá el mismo título. Ya lo veréis je.

Espero que os guste mucho y queda mucho por ver ;)

Pd: No todo va a ser tan bonito.

Os amo 🧡

Mundos Paralelos. (Ifridge//Amiriam//Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora