Antes de romperme el corazón. (A)

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11 de Diciembre de 2005

La voz dulce de su madre despertó a la pequeña Amaia. Desgraciadamente, el puente de diciembre había terminado y aquel día volvía al colegio.

- Mami... Creo que no puedo ir al cole... - La pequeña fingió toser mientras sacaba sus dotes de actriz y ponía cara de enferma. Su madre, acostumbrada ya a estas situaciones, cogió el termómetro y le tomó la temperatura. Como era de esperar, no tenía fiebre.

- Cariño, estás bien.

- Pero mami... tengo fiebre, mira. - La pequeña cogió su mano y la puso en su frente mientras hacía fuerza para ponerse roja. - Ves.... Estoy... Calentita.... Fiebre....

- Amaia, deja de hacer fuerza que te harás daño.

- Jolín mami... No quiero ir al cole... quiero quedarme aquí contigo y con papi... - La madre de aquella criatura la miró con una sonrisa tierna mientras ésta hacía un puchero.

- Hoy tampoco vas a decirme por qué no quieres ir al cole... ¿verdad? - La menor negó repetidamente. Suspiró y se alzó al fin de la cama.

Le gustaba mucho ir al cole de mayores, y a pesar de tener que hacer infinitas fichas, le encantaba ver a sus amigos y jugar al escondite, Amaia era la mejor jugando. Pero primero de primaria estaba siendo un asco para ella. Todo porque una niña nueva entró en su clase. Al parecer sus padres se habían mudado a la capital por trabajo, igual que les pasó a ellos, y habían tenido que cambiar de colegio a sus hijos. Y casualmente su hija había terminado en la clase de la pamplonesa.

A Amaia nunca le había constado hacer nuevas amistades. Siempre había tenido los mismos amigos desde siempre, no como Ángela. Su objetivo era que todos fueran amigos suyos. Tenía claro que no quería pasar por lo que tuvo que pasar su hermana. Cuatro años de soledad... Buf no no no, pasaba de eso. Claro que a Ángela la mudanza la pilló en mitad de primaria, le costó más adaptarse a sus nuevos compañeros, Amaia llevaba con los mismos tres años. Una niña de seis años debía divertirse con sus amigos, y el primer paso era tener amigos. Y ella tenía a los mejores del mundo.

Aitana, su mejor amiga desde que nació. Habían compartido muchísimos momentos juntas. Siempre le había dado abrazos cuando lo necesitó, y se había quedado a dormir muchas noches a casa de la pamplonesa.

Después estaba Nerea, su otra mejor amiga. Era la más lista de toda la clase y la admiraba un montón. Siempre que le pedía ayuda para hacer las fichas de mates, ésta se la daba.

Otro de sus amigos era Agoney, se reía un montón con él y cuando estaba triste, hacía imitaciones muy graciosas de las profesoras.

Y por último, estaba Raoul. El popular de clase. Era muy guapo, aunque a ella le parecía más mono Alfred, uno de los mejores amigos del rubio.

Sin embargo, todo cambió cuando una rubia de pelo rizado llegó ese curso, y puso patas arriba la clase de Amaia. Se llamaba Miriam. Y Amaia no la soportaba.

Terminó de vestirse y bajó a desayunar.

- Buenos días papi. - La pequeña besó la mejilla de su padre y se sentó enfrente del bol de cereales.

- Hola peque, ¿qué tal? ¿con ganas de ir con tus amigos? - Amaia suspiró.

- Sí, bueno... - El padré frunció el ceño.

- ¿Pasa algo, Amaia?

- No, no,... Me voy que mami me está esperando. Adiós, te quiero.

La pequeña dio un efusivo abrazo a su padre y después, salió corriendo. Pocos minutos después volvió a entrar para coger su mochila, solía olvidarse a menudo de ella. Y para una niña de primero de primaria, era muy importante llevar una mochila guay. La suya era de High School Musical, una de sus películas favoritas. Todas sus amigas estaban enamoradas de Troy Bolton, aunque a ella le parecía más guapa Gabriella Montez.

Mundos Paralelos. (Ifridge//Amiriam//Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora