Mundos Paralelos. (Ifridge//Amiriam//Ragoney)

Después de todo (R)

7 de Enero de 2015

Raoul andaba junto a Miriam y Amaia en dirección al internado. Las vacaciones de navidad habían llegado a su fin.

—Raoul, ¿estás bien?

Raoul miró a su amiga. Odiaba la capacidad que tenía de saber cuando las cosas iban mal. Obviamente no estaba bien. Desde el dichoso baile de Navidad no sabía nada de Ago. Ninguno de los dos fue capaz de marcar el número o darle a enviar a alguno de los doscientos mensajes que se habían escrito sin que el otro lo supiera.

Todo lo que podía salir mal, salió peor. Aunque no podría recriminarselo a nadie, pues la fantástica idea la tuvo él.

18 de Diciembre de 2014

—No lo coge.

—Llámala otra vez.

—¡Joder, Raoul! —Miriam resopló agotada. —Tiene el teléfono apagado. Joder, Amaia, la madre que te hizo.

—¿Y ahora que piensas hacer? —Raoul miró a su amiga, esperando que su aventura no acabase tan pronto.

—Esperar.

—Pues vaya mierda. —El rubio se sentó en uno de los bancos. Más bien se tumbó, y echó la vista hacia arriba. Miriam hizo lo mismo, imitando su postura.

Raoul volteó la cabeza para mirarla.

—¿La quieres? —La gallega lo miró y asintió. El rubio se levantó. —Pues vamos a por ella.

—Pero... No sabemos donde está...

—¿De dónde es?

—De Pamplona.

—Pues nos vamos a Pamplona.

Miriam se quedó mirando a su amigo sin saber qué decir. El catalán estaba bastante convencido de lo que había dicho, demasiado para ser una idea suya.

—Raoul... Nos podemos meter en un lío muy gordo...

—O podemos localizar a tu novia, os podéis comer la boca y solucionar vuestras mierdas y volver aquí los tres sanos y a salvo. —Miriam se sonrojó mientras pensaba sobre si era buena idea o una ida de olla de su amigo. —Si Amaia lleva una semana sin aparecer por el internado y nadie ha hecho nada, no nos pasará nada a nosotros por un par de días.

Al final las palabras del rubio convencieron a la gallega, a pesar de que ambos tuviesen mil dudas, y fueron camino a la parada de bus.

✨✨✨

Agoney salió de la mano de Ricky sin estar del todo cómodo. Pensaba que iban a estar en la fiesta bailando con todos, pero el mallorquín y sus amigos insistieron en que afuera se lo pasarían mejor.

Agoney observaba sin decir nada, mientras tanto, Carlos sacaba una bolsita con hierba verde. Volteó la cabeza y vio como otro chico hacía lo mismo, pero esta vez eran polvos blancos. Volvió a girar la cabeza y se encontró con la mirada de Ricky.

—¿Estás bien? —El canario se sobresaltó un poco, ya que no esperaba encontrarse con su mirada tan cerca.

—Eh... sí sí... Solo estoy un poco cansado... creo que me iré a la habitación... —Hizo amago de levantarse, pero Ricky enseguida lo agarró reteniendolo.

—Pero qué dices hombre, si ahora es cuando mejor te lo vas a pasar, mira. —Agoney dirigió la vista a donde el mayor señalaba y vió como uno de los chavales esnifaba los polvos blancos que anteriormente había sacado, quedándose un poco atontado y con una risa boba, al igual que Carlos, que fumaba un cigarrillo bastante más grande que los que estaba habituado a ver en la habitación de Raoul, además con un olor diferente.