Narancia por fin pudo dormir más tranquilo. En realidad aún sentía mucho miedo, su cuerpo temblaba y su mente no dejaba de jugarle pesadas bromas evocando imágenes imaginarias de horribles fantasmas. Pero la diferencia era que ahora tenía a su Fugo y cada vez que sentía temor en sus sueños se abrazaba más fuerte al cuerpo delo menor y respiraba su olor a fresas frescas.
Durante el resto de la madrugada, Fugo se mantuvo abrazando a Narancia. Él estaba acostumbrado a dormir cómodo, pero tenía que proteger a su amigo pues él lo necesitaba. aunque al principio los abrazos le parecieron algo incómodo, pronto se acostumbró y durmió como un bebé al sentir el calor del cuerpo del moreno.
Por la mañana el primero en despertar fue Narancia. El muchacho abrió con dificultad sus grandes ojos violetas, solo para deslumbrarse un poco con la claridad de la mañana. Tardó unos segundos más en incorporarse, hasta que sintió que el brazo de Fugo lo pegaba al cuerpo del rubio con mayor fuerza.
-Es verdad, ayer tuve sueños horribles.- dijo para si mismo en voz baja.
Se quedó viendo al menor, quien dormía plácidamente, parecía descansar y no solo dormir a lo idiota. A Naranacia le parecía lindo. Su rostro como de porcelana, sus dorados cabellos despeinados y sus largas pestañas eran lo más hermosos que los ojos del moreno habían visto durante toda su vida y ahora tenía al gran privilegio de verlo de cerca.
-Dorado, verde y púrpura... mi Fugo a veces es dorado, otros días es verde, pero hoy es púrpura.-dijo en voz baja.
-Nmmm...¿Qué estupideces estás diciendo?- dijo el rubio con los ojos aún cerrados. Estaba por despertar.
-Oh, nada. Perdóname ¿te desperté?
-No te preocupes, Narancia... Buenos días.-sonrió mostrándole sus blancos dientes.
-Buenos días, Pannacotta.- respondió Narancia sonriéndole de vuelta. Estaba feliz de despertar a salvo y de ver a su amigo sonreírle de esa manera.
-¿Cómo amaneciste?
-Muy bien, tuve un par de sueños horribles... pero todo está bien. Me cuidaste durante la noche y ya no volví a soñar feo. Parece que le das asco a los fantasmas, Fugo. Por eso me gustas.
Fugo no entendía qué diablos estaba diciendo el moreno de lindos ojos violetas así que no le quedó mas que reírse y darle un dulce beso en la frente a Narancia.
-Me alegra que hayas dormido bien... Iré a prepararte algo para desayunar. Debes tener algo de hambre ¿no?
-Sí por favor.- respondió el joven sobando su barriga hambrienta.
-Bueno... voy a levantarme. Te traeré la comida. Ojalá tuviera idea de qué cocinar.
El menor se levantó de su cama y salió del cuarto dejando a Narancia solo. Por su parte el de cabellos oscuros se quedó unos minutos en la cama completamente quieto, aunque minutos después su curiosidad comenzó a hacerse presente. Se levantó de la cama también y empezóa hurgar en los rincones de la habitación de Fugo. Encontró varias cosas interesantes: una revista con chicas desnudas debajo de la cama, encontró también una foto de él bajo su almohada ¿de dónde demonios la había sacado? y también encontró lo que parecía ser un pequeño cuaderno de notas. Pero en realidad se trataba de su diario.
Narabcia abrió la pequeña libreta en el último día que había escrito y leyó intentando poner la mayor atención posible.
-Dos de Noviembre. Querido diario, no he dejado de pensar en Narancia. Todos estos días sin verlo han sido un terrible infierno, solo espero poder recuperarme para poder verlo. Nadie tiene idea de qué es lo que siento por él, quizá ni siquiera yo mismo. Pero sé que soy la persona que más lo quiere, o al menos eso me gustaría ser... ¿y cómo no quererlo? es perfecto, puede ser alguien bastante tonto a veces pero es sin duda una persona encantadora. Adoro a ese hombre (Si, escribí hombre pues el doctor Diavolo me dijo que era bueno si empezaba desde aceptar la situación tal y como es para empezar). Adoro a mi chico naranja, amo su voz, sus ojos, lo lindo que es, incluso si comete errores para mi es perfecto. Creo que en verdad estoy enamorado y eso no es malo. Espero pronto acabar mi tratamiento para verlo y darle muchos besos. De verdad siento que lo necesito.
_-Narancia te traje cereal con leche porque se me quemó el...¡Deja eso!- el rubio le quitó el pequeño cuaderno que tenía en las manos.
-¿Tratamiento? ¿Doctor? Entonces todo este tiempo estuviste enfermo...
-No es lo que crees... en realidad es algo peor y no quiero hablar de esto.
-¿Por qué no? Si te desapareciste por un mes entero por culpa de un tratamiento debe ser algo grave ¿por qué no me dijiste?
-Es una larga historia. No creo que te interese escuchar mis idioteces, Narancia. mejor cómete tu desayuno. Espero te gusten las hojuelas de maíz con leche, las hice con mucho amor para ti.
El moreno tomó el plato de cereal y comenzó a comer sin quitarle la vista de encima a Fugo.
-¿Pasa algo, Nara?
-No me conformaré con eso ¿sabes? Tu ya estas viviendo conmigo uno de los peores momentos de mi vida... créeme que tu ayuda en estos momentos para mi es de lo más importante. Pero parece que tú también atraviesas un momento difícil. Por favor háblame de esto.
- Si...No está bien. No pasó nada. es sólo que en ese entonces estaba muy enojado y de verdad no deseaba verte.-mintió.
-¿Ah si? ¿Entonces por qué escribiste eso en tu diario?
- Eres un maldito enano chismoso. Narancia.
-Y tu eres un baboso idiota que no comprende que si pasa por dificultades es mejor desahogarse que guardarlas. ¡Tonto!
-Oye, está bien. Te contaré todo, solo no te vayas a burlar de mí ¿de acuerdo?
-Si. te escucharé mientras como mi desayuno. Bien, escupe Lupe.
-Todo comenzó cuando empecé a sentirme atraído por ti. Me sentía confundido, era terrible...¿cómo a un hombre le iba a gustar otro hombre? empecé a sentirme agobiado por mis propios pensamientos. Poco a poco fue empeorando y creí que si te rechazaba podía olvidarme de ti, por eso fui tan grosero antes. Sin embargo seguía sintiéndome mal, porque también me dolía el no tenerte, así que Bruno me dio su ayuda. Uno de sis colegas es psiquiatra y su esposo es un psicólogo muy famoso y bueno, ellos trabajan juntos para ayudar a personas con problemas como el mío. Para esto Bruno me prohibió verte hasta que me sintiera mejor y concluyera mi terapia. Todo iba bien... hasta que decidí dejarlo.
-¿Qué? ¿Dejar qué?
-Los medicamentos. Verás, el doctor Diavolo me daba terapia como parte del apoyo psicológico pero su esposo, el doctor Doppio me daba drogas que a la larga me ayudarían a controlar mi mal temperamento. Se dio cuenta de que era algo peligroso no controlarme en ese sentido, por eso empezó a medicarme. Sin embargo no me sentía bien.
-Pero ¿por qué? era por tu bien y lo sabías.
-Es que eso no es vida. El depender de montones de pastillas para ser normal- hizo comillas con sus dedos- no es vivir. Creía que yo solo podía controlar mis ataques... pero fue peor, pues al dejar de medicarme de repente cada vez perdía más la capacidad de razonar o de pensar durante mis ataques de furia...De hecho por eso pasó lo que pasó.
Las lágrimas se empezaron a acumular en los ojos de Fugo, ya no le importaba si se veía ridículo, quería decir toda la verdad de una vez.
-¿Desde cuando lo dejaste y por qué?- le cuestionó Narancia quien soportaba unas terribles ganas de soltarle un putazo por ser tan idiota.
-Lo dejé a las dos semanas... creí que si fingía avances me dejarían pronto, Así que le mentí a Diavolo en las últimas pláticas y le mentí a Doppio con el control de medicamentos... soy un asco. Fui estúpido y ahora soy peor que antes. Y todo por querer terminar pronto para poder verte cuanto antes...- terminó de confesar y se soltó a llorar. Narancia terminó de tomar su leche y le dio un abrazo para consolarlo. No sabía qué pensar.
Qué pedo? este lo hice más largo que los otros, porque me emocioné jajsjs. En fin ¿qué horas son estas de publicar? :v buenas noches.
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Rebel Rebel [Fugo x Narancia]
Fanfiction"Él es un chico ¿o una chica? No estoy seguro, pero me encanta. Él brilla donde quiera que va, dándole iluminación a los oscuros callejones de este asqueroso lugar. Es el único que vale la pena aquí, es un demente y esa es su especialidad, Narancia...