Introducción

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Wade se levantó tarde esa mañana. Se alistó lo más rápido que pudo y corrió en dirección a la cafetería de siempre. La fila era enorme, pero el solo entró y rezo para que amable omega  Ness tuviera turno.

—Wade ¡Hola! —llamó la mujer desde la caja registradora. Wade sonrió y fue hasta ella —aquí tienes: son tus lattes—

—acabas de salvar mi pellejo —le sonrio aliviado a la mujer y ella le regresó la sonrisa, encantada con él alfa.

Wade corrió apenas recibió su pedido, debía llegar antes que ese pequeño monstruo o estaría muerto. Entró al elevador justo cuando esté estaba por cerrarse, haciendo que se golpeara con fuerza.

Mientras que en la multitud, un omega hablaba a gritos por el teléfono.

—Hola, Matt, mi escritor favorito—miro en ambas direcciones y cruzó la calle —pero claro que lo has pensado bien porque es la verdad. Matt la gente está ocupada, quebrada y odia leer, necesita que alguien en quien confía día: "Hey, no mires las telenovelas, lee un libro, el libro de Matt y esa persona es Oprah— llegó al edificio de la editorial y camino hacia el elevador muy concentrado en su llamada.

Mientras tanto, Wade había llegado por fin a su piso.

—casi no llegas—le regaño Nebula apartando un poco el teléfono por el que estaba hablando.

—lo sé, horrible mañana—se quejo —gracias, señorita obvia— y por no mirar al frente choco contra Ned, derramando el café del jefe —¡que hiciste! —

Ned solo retrocedió. Mientras atrás solo cuchicheaban de la pena que sentían por el alfa.

Mientras que el omega caminaba hacia su oficina —Matt, los mejores novelistas se hacen publicidad. Rogers, Romanoff, Los Russo y... ¿Te recuerdo que mas tiene en común? Un Pulitzer— tomó el elevador.

Wade corrió hasta Sam —quítate tu camisa —ordenó —es enserio—

El otro alfa lo miró con una mueca en la cara —¿que es enserio?

—Yanquis-Boston, el lunes, dos entradas por tu camisa. Cinco segundos— lo miró con mucha seriedad —5,4,3,2,1—

En la recepción, Nebula y Mantis reían de algo que Gamora había dicho, pero cuando el elevador sonó, alfa, beta y Omega cerraron la boca y corrieron a sus puestos de trabajo.

Nebula envió un rápido mensaje a toda la oficina: ya llegó.

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