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El timbre insistente del teléfono del omega lo hizo levantarse de un senton. Aún algo confundido y somnoliento se desespero por contestar la llamada.

—Wade, el telefono— gruñó —¡Wade, teléfono, Wade! —

El alfa aún con los ojos cerrados respondió —si, que—

El insistente sonido continuo, desesperando al omega —¡Wade¿ donde esta?! —

—bolso, en un lado—murmuró, intentado volver a dormir.

Peter empujó todas las cosas y sacó el teléfono de un movimiento, haciendo que los objetos que lo rodeaban salieran volando —hola. ¡Hola! ¿Hola? —contestó —¡Matt! ¡Matt, tesoro! —se levantó de la cama —¿estas ahí? ¿Hola? ¿Hola? —correteo por la habitación, buscando señal —¡la señal es horrible, Matt! ¡Solo dame un minuto! —grito.

—¡Peter! —Wade se levantó enojado —¡deja dormir! —

El omega siguió correteando —sólo dame un segundo —le gruñó al alfa. Tomó su bata y salió corriendo del cuarto hacia el patio —¡no cuelgues! —grito al teléfono, mientras bajaba las escaleras y cerraba su bata con una mano —Matt, lamento que sientas que te presione para ir con Oprah, pero... —cruzó la sala y llego a la puerta traerá hacia el patio —claro que quiero que seas feliz —salió al pórtico trasero y  se coloco unas botas de caucho que había dejado junto a los demás zapatos que esperaban ahí —Matt, todo estará bien. Puedo llamarlos y cancelar —de la puerta, un pequeño perro salió siguiendo a Peter, Winston —tienes razón, Matt. Claro que te escucho, si. Me encanta escucharte, Matt— el ladrido del perro hizo girar al omega —shh, sentado —amenazó al can, apartando un poco su celular —no, no, tu no, Matt—el perro sentado siguió ladrandole —Matt, si puedo ser Franco sería un enorme error cancelar. Porque, Matt por muchos años me has... —el perro corrió a pararse delante de él, ladrando conas fuerza. Atrayendo la atención de una gran ave que lo observaba desde un árbol cercano, el ave chillo y Peter giro a verla y luego a Winston —me has inspirado con tus hermosas palabras —el perro ladro más fuerte —shh ¡estoy hablando! —le gruñó al perro. El ave tomó vuelo hacia ellos —creo que es momento de que el mundo las disfrute también —Peter vio al ave volar sobre ellos —de palabras tan llenas de pasión, creo que todos deberían poder leerlas —el perro siguió ladrando y el ave fue en picada a cazar al pequeño y ruidoso can —Matt solo, solo quiero que seas feliz—el ave tomo el perro en sus garras —¡dame a ese perro! —corrió hacia el perro que era elevado en los aire por el ave —¡ahora necesito que esperes un segundo! ¿Me das un segundo? —le pidió —¡no te lo lleves! —le grito al ave, lanzando le su teléfono, pero no llegó —¡dámelo, dámelo, dámelo! —grito, y por fin el ave soltó al perro.

Peter corrió lo más rápido que pudo y logró atrapar a Winston—eso es, te tengo —corrió a recoger su teléfono—Matt, Matt, lo siento, lo siento, es que solté el teléfono, bien escucha, Matt—volteo a mirar asustado, por si el ave regresaba, lo cual así era —no quiero convencerte de nada, pero es tu legado, este libro y creo que depende de ti que le presentes tu legado a este mundo y...y—siguió corriendo, regresando a ver siempre que tan cerca estaba el ave, pues está estaba ya casi sobre su cabeza —¡dame mañana tu decisión! ¡Mi teléfono estará encendido todo el día, Adiós! —logro gritar, justo antes que el ave le arrebatara el teléfono —¡no, espera! No, no, no, no, no, no, no—miró al perro que tenía en sus brazos y no dudo en levantarlo hacia el ave —¡si lo quieres, aquí esta! Dame el teléfono ¡llevatelo ! —grito, siguiendo al ave, que se alejaba de él cada vez más ¡toma al perro dame el teléfono! Cometelo, dame el telefono—siguió corriendo por el jardín, ofreciendo al pequeño perrito al ave que hace rato se había perdido en el cielo.

El omega corría en círculos, sin saber que desde la ventana, Charles y Sharon lo miraban sonrientes.

—Miralo—Charles lo señaló, bebió un poco de su té

La PropuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora