La Propuesta

9

NDA: volví, luego de unos pocos días de estar desconectada. ¡HE VUELTO!

Peter salió al jardín. Sentía ese tan molesto olor de Wade hasta afuera de la casa, como si se uniera impregnado en lo más profundo de su ser. Estaba loco, definitivamente estaba chiflado.

Encontró en el inicio del camino al pequeño bosque de la familia, una bicicleta, o mejor dicho una escapada rápida lejos del estúpido aroma de su asistente, de sus estúpidas palabras, de toda la frustrante existencia de Wilson.

Condujo por el bosque, por un sendero inexistente, hablando consigo mismo.

—muy bien, sólo debes concentrarte, Peter, concéntrate —se repetía a si mismo en voz alta —esto es un negocio. Solo es un negoció. Todo va a salir bien—siguió padaleando sin saber por donde iba realmente. Pronto las piedras lo hicieron altar de su asiento —esto es algo rocoso, pero yo puedo —siguio conduciendo, mientras la bicicleta aceleraba. Su cara chocó contra unas hojas —odio la naturaleza —gruñó—¡la odio!

La bicicleta siguió en bajada, Peter intentó frenar pero esta no respondía—¡porque no te detienes! —con rabia plantó las plantas de sus pies en el suelo, deteniendo la bicicleta a la fuerza. Golpeó el manubrio —¡Alto, alto, alto! —grito—¡Alto!— respiro, intentó aclarar su mente, pero por más que intentaba, todo pensamiento que tuviera, se asociaba rápidamente con el alfa —sólo quería un poco de aire—murmuró.

El sonido de unos tambores interrumpió su frustración —¿y ahora que? —miró a su alrededor —¿que es eso? —entre Cerro sus ojos, intentando ver entre las ramas, ver de donde venían esos tambolireos. Avanzó con la bicicleta entre las ramas, algo asustado, pues no sabía que había en ese bosque.

Al final de la bajada ubicó a la abuela Sharon. La omega estaba frente a una gran fogata, con un poncho con una imagen de un búho rojo en la espalda. La anciana gruñia y vitoreaba al ritmo de los tambores, acompañando sus cánticos con un baile aún más raro.

Peter camino unos pasos hacia la bajada, tan concentrado estaba en el ritual de la abuela que el terreno estuvo por hacerlo caer.

—¡Ven aquí, Peter de Nueva York! —la omega de giro y extendió sus brazos —¡soy yo, la abuela Sharon —le sonrió al omega con cariño. Peter le devolvió la sonrisa algo desconfiado —veo que eres curioso. Ven, le daré gracias a la madre tierra—

Peter le resto importancia con un gesto de su mano—no, en realidad no soy tan curioso —

—¡mira a tu alrededor! La madre naturaleza nos proporcionó todo esto. Así como los unió a ti y a Wade, para que puedan estar juntos —

—ah... —el omega miró desanimado en otra dirección

—son destinados —aseguró Sharon —hay que dar gracias y rogar que sean abundantemente fértiles— estiró sus manos hacia el omega —ven, baila conmigo en celebracion—

—creo que podría agradecerle desde aqui—sugirió Peter, sosteniéndose de un árbol cerca suyo

—¡insisto! —grito Sharon, arrojó algo al fuego y este prendió con mayor fuerza.

Peter se asustó —esta bien, lo hare. Iré abajo y bailare con usted—

—sigue y aprende —indicó la abuela.

La omega mayor, junto sus manos y luego las separó, sus piernas subían y bajaban en cada paso, acompañó su danza con un cántico de vocales.

—¡vamos, Peter! —le animo —¡siente el ritmo del tambor! Ahora tu—

—¿ahora yo que?

—¡canta!

—¿canto que?