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El rizado se había dormido en los brazos de su madre, aún siquiera se metía el sol, pero sus ojos se habían sentido muy pensados después de haber llorando tanto por todas las cosas que Anne la había dicho.
-Soy patético, llorando mientras él está tan bien sin mi, yo no debería de estar así, yo soy soy así.
-Lo eres cariño, este es tu corazón.
La madre del rizado apuntó a su pecho.
-Y aunque aparentes ser una fuerte e indestructible roca, tú corazón no lo cambias, no lo ocultas... llora y desahógate hasta que sientas paz en tu interior, hasta que saques todo lo que está haciendo que tu corazón se hunda. Eres un chico fuerte y se que duele, pero también se que vas a estar bien. Siempre estaré aquí Harry, nunca me iré a ningún lado, te amo.

Fueron las últimas palabras que Harry escuchó antes de quedarse dormido en las piernas de su madre, sintiendo su suave tacto sobre sus rizos, peinándolos y murmurando suaves palabras de consuelo.

La mañana había siendo un infierno, al parecer su madre se quedó dormida en el sillón continuo a él, probablemente velando por su sueño. Aunque ahora su cuello estaba destrozado y su corazón también, no podía no agradecer las palabras que su madre había repetido toda la noche para el.
Harry dio un beso en la mejilla de la mujer y subió las escaleras hasta su habitación, donde procedió a ducharse y cambiarse como de costumbre, notando en el proceso los agotados y rojos ojos que tenía, sus rizos al parecer también estaban tristes, pues hoy tenían nudos por doquier, así que optó por un gorro.
Si todos los días decían que se veía para ir a un funeral, ahora dirían que iba a un funeral de un hombre súper agente especial secreto, porque todo, absolutamente todo lo que llevaba era negro, su gorro dentro de la capucha de la sudadera hacía que se viera mucho más malo de lo normal, tomó unos lentes y se los colocó.

Harry rogaba por no encontrase con nadie en su camino, solo quería llegar hasta su salón y sentarase hasta atras, poner su cabeza entre sus manos y dormir en las clases.
Su rostro estaba serio, sus labios en una línea recta, sus pómulos relajado, pero su postura desganada y nada confiada, revelaba que algo no andaba bien en ese chico.
-¡Styles!.
Harry alzó la vista a su casillero, siseando una maldicion y volteando a sus espaldas.
-No lentes de sol en las instalaciones.
Uno de los maestros le reclamó, indicándole con su mano que quitara sus oscuros lentes de la cara. Harry suspiro, quitando sus lentes de sus cansados ojos, viendo como a su alrededor algunas personas curiosas lo miraban.
-Vaya a sus clases.
El maestro volvió a hablar, caminado de largo en el pasillo. El rizado sintió una mirada y no pudo evitar no voltear, ahí estaba, Jessica, con una sonrisa en su cara, parada con estilo junto a su grupo de amigas, Harry le restó importancia, cerrando con fuerza el casillero, comenzó a caminar.
-Espera, Harry.
El rizado se detuvo en seco, sintiendo un fuerte agarre en su antebrazo.
-Déjame explicarte, por favor.
Harry apretó la mandíbula, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas otra vez, volteó la vista hasta encontrase con los ojos del castaño, quien siseó sorprendido al ver la cansada apariencia del rizado.
-Ha...Harry.
El rizado se soltó violentamente del agarre del ojiazul, cerrando los ojos con fuerza, cortando las lágrimas y dejando un par afuera, las cuales limpió con rudeza con el dorso de su mano.
Sin decir una palabra más, caminó lentamente hasta subir las escaleras para llegar a su salón, en donde se sentó hasta atras, suspiró y deseó por primera vez que su madre estuviera aquí.
Ver a Louis le partía el corazón, porque quería abrazarlo, quería tomar su mano y comparar los tamaños, quería que Louis lo hiciera renegar con sus inesperados besos, quería que todo no hubiese pasado.
-Yo en verdad te quería.
Susurro el rizado, dejando caer su cabeza en sus manos sobre la banca, dejando caer la mochila al suelo, queriendo irse a su casa de una vez.

Nunca se había sentido así, tal vez es porque nunca había tenido una relación tan sería como la tenía con Louis... pero esto en verdad se sentía mal. Sentía como que el aire no era suficiente en sus pulmones, sentía que su corazón se hundia poco a poco, podía sentir como se rompía en mil pedazos al recordar lo que había pasado al lado del ojiazul. Sus ojos se llenaban de lágrimas inevitablemente y aunque, no quería que lo vieran llorar, era en vano, pues su tristeza al parecer trataba de salir de su cuerpo en forma liquida por su ojos. Harry sabía, él estaba consciente que pedir y rogar por no encontrase a Louis otra vez era una tontería, pues era casi obligatorio que se encontraran al cambiar de clases o entre los descansos.

El rizado cerró los ojos y presionó una de sus manos contra su pecho, suspirando y tratando de tragar el horrible nudo que yacía en su garganta, no lo logró, pero tenia todo el día y los próximos también, para intentar que todo el malestar se vaya.

Imposible | L S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora