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Un par de vasos de limonada a medio tomar era lo único a parte de algunas velas, que adornaba la mesa en donde ambos enamorados se encontraban. Ambos estaban sonriendo mutuamente, con sus manos entrelazadas encima de las mesa. Habían acabado de comer ya hace tiempo atrás, pero ninguno parecía percatarse de eso, ya que entre platica y platica, se habían sumido en ellos mismos, restándole importancia a todo lo demás a su alrededor.
-¿Crees que ya sea hora de irnos?.
Louis vio el reloj en su muñeca.
-Si tú quieres irte, entonces vámonos.
El rizado sonrió un poco, levantando la mano levemente para llamar la atención de un mesero.
-Eres todo un caballero.
Harry río ante el comentario de su novio, rodó los ojos y pidió amablemente la cuenta.

Ahora caminaban de la mano hacia el auto del castaño, riendo y hablado tranquilamente rodeados del silencio de las calles.
-¿Tienes permiso para que yo me quede en tu casa?.
Louis le restó importancia.
-Creo que no importa, mamá verdaderamente te ama, no creo que se niegue a dejar que te quedes.
El rizado sonrió, deteniendo su andar cuando estaban ambos cuerpos al lado del auto.
Louis se apresuró a abrirle la puerta al rizado, haciendo que las mejillas de este se calentaran y le dirigiera una mirada nerviosa.
-Adelante bello joven.
-Gracias Lou...
Harry suspiró, subiéndose de lleno al auto, esperando y siguiendo con la mirada el cuerpo de su novio. Louis abrió la puerta y subió al auto, junto a él.
-¿Vamos...?.
Harry vaciló, cubriendo un poco sus mejillas.
-¿Vamos a dormir juntos?.
Louis sonrió, giró las llaves, arrancando el auto y volteando a ver brevemente a Harry.
-¿Quieres dormir conmigo, lindo?.
Harry no podía siquiera hablar, estaba demasiado nervioso.
-No.
Louis volteó a verlo.
-Es decir si.
Harry volteó a ver a Louis con las mejillas rojas.
-Harry, lindo... está bien si no quieres dormir conmigo, entiendo perfectamente que los dos necesitamos nuestro espacio.
Harry negó, negó rápidamente y con desesperación.
-Quiero dormir contigo, Louis.
El castaño sonrió, comenzando a manejar con cuidado hasta llegar a su casa.

-¿Puedo tener una de tus playeras para dormir?.
Harry estaba sentado en el borde de la cama de su novio, jugando con los botones de su playera.
-Claro que puedes, bonito.
Louis tomó una de sus playeras al azar, para después entregársela amablemente al rizado.
-¿Te molesta si me cambio aquí mismo?, puedo irme al baño para ya sabes...
Harry negó.
-No es nada, Lou... puedes hacerlo aquí.
El rizado tragó saliva con dificultad.

Esto era algo que le había quitado el sueño varias noches, no es como si todo el tiempo pensara en este momento, pero vaya que si lo hizo algunas veces. Estaba consciente de que ambos eran bastante nuevos en esto, el nunca había estado con un chico y estaba casi seguro que Louis tampoco y eso era el problema. Se supone que a la hora de tener sexo tenía que haber alguien que debería de ir abajo... al principio pensó que Louis sería; imagino a su novio sudado, abajo de él, gimiendo su nombre y tomándolo todo... pero después de imaginar con las mejillas rojas y una potente erección bajo las sábanas, acabo desechado esa idea, pues lo que lo había puesto tanto, era lo contrario, no podía imaginar lo bien que se sentirá tener a Louis dentro de él, estriando cada parte de su ser, haciéndolo sentir en las nubes, amándolo como siempre lo hace. 

Louis se encontraba dándole la espalda al rizado, levantando su playera, dejando así expuesto su torso.
-¿Lou?...
-¿Si, Harry?.
No hubo una respuesta de parte del rizado, el castaño frunció el ceño y volteó levemente hacia atrás, atragantándose con su propia saliva.
-Quiero... quiero que me toques...
Harry susurró, volteando su mirada hacia otro lado, con las mejillas rojas y su labio inferior atrapado entre sus dientes.
La única prenda que estaba cubriendo su cuerpo eran sus ajustados bóxers rojos.
-Hazz...
Louis pasó saliva, deteniendo todos sus movimientos e inspeccionando todo el trabajado cuerpo de su novio.
-Por favor...
El rizado volvió a susurrar.
Louis amaba esa faceta de su novio, amaba cuando bajaba las altas murallas de personalidad que tenía, dejando a la vista su forma adorable y mimosa de ser, amaba cuando se ponía rojo y le pedía con el ceño fruncido un beso, cuando le dejaba de decir insultos y lo llamaba por formas cariñosas o cuando sus grandes ojos verdes se convertían en ojos de gatito para pedirle algo.
-¿Eso es lo que quieres, Harry?.
El rizado volteó a verlo, mordiendo su labio inferior y asintiendo levemente, sus manos se apretaban al rededor de sus blancas piernas, haciendo que estas se pusieran levemente rosadas.
Louis pensó que Harry se veía hermoso de esa forma (y de todas las demás también).

Imposible | L S |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora