IV. Tengo algo que decirte...

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2006: Final de la Copa Mundial de Quidditch entre Argentina y Egipto con sede en Alemania, vencedora del último Mundial de 2002.

Ludovic Bagman no era una persona muy apegada a la política, pero supo que algo raro había en aquel Mundial de dos mil dos cuando Tom Riddle fue alentado por el mismísimo Ministro mexicano, así que se aventuró a investigar un poquito.

Fue así como descubrió que Tom Riddle era un hombre de verdadero renombre entre los políticos ingleses y él, tan alejado de la política y tan apegado al Quidditch como era, no estaba al corriente de nada.

El hombre había escalado tanto en la sociedad gubernamental que hoy, cuatro años después, era el candidato predilecto a ganar las elecciones de Ministro de Magia inglés.

Pero, sobre todo, él no sabía que iba a llegar a ser tan amigo de la pareja.

Sabía que los iban a volver a enfocar, esto ya se había convertido en más que una tradición, pero no sería como la última vez. Esta vez, él mismo se aseguraría de que todo el mundo pudiera oír cualquier cosa que se dijeran mutuamente.

Ya se había perdido la petición de matrimonio pero jamás se perdería algo más, y más ahora sabiendo que su gran amigo Harry actuaba muy raro últimamente.

—¡El Guardián egipcio está poniendo el máximo empeño en que no se traspasen sus límites..., pero los Cazadores argentinos arremeten con fuerza! —Gritó Ludo sobresaltado—. ¡Magnífica defensa la de los jugadores egipcios!

Mientras tanto, el Golpeador argentino, Bruno Aguirre, volaba por encima de las gradas hacia el encuentro con la Bludger, dándole un fuerte golpe y enviándola hacia la Buscadora egipcia Herid Lalbay, que en esos momentos perseguía la Snitch dorada con suma concentración.

—¡La Quaffle cae de las manos del Cazador argentino Federico Mansilla y la Bludger impacta contra la egipcia Herid Lalbay! ¡El Capitán egipcio, Ramsés Durr, pide tiempo muerto!

Una marea agitó sus bufandas rojas, blancas y negras y los argentinos hicieron lo mismo con las suyas, siendo éstas celestes y blancas; el resultado era una amplia gama de colores encantadores y hermosos.

Debido a los antecedentes de juego limpio de ambos equipos en toda la serie del mundial, se esperaba que aquel partido fuera uno de los mejores y más pacíficos de toda la historia de la magia; iban muy igualados, Argentina con doscientos noventa puntos y Egipto en cabeza con trescientos.

—¡Redoble de tambores, brujas y magos..., llega el momento de la Kiss Magic Cam! —Gritó Ludo con euforia y el público estalló en vítores.

La cámara paró y en las pantallas se pudo ver a una pareja bastante... pintoresca.

El hombre más alto y flacuchento estaba completamente enfurruñado, mirando de reojo —y quizás mal— a su pareja con poco disimulo. El otro, en cambio, estaba feliz de la vida agitando su banderita de Argentina y riéndose de lo lindo, y aún más cuando notó que la Magic Cam les apuntaba a ellos.

—¡No lo veo yo con muchas ganas de participar! —Comentó Ludo muy divertido.

El más pequeño agitó las manos y empezó a dar saltitos felizmente alrededor del otro, pero éste no le hacía caso. El castaño fue perdiendo el interés poco a poco hasta terminar enfadándose con su pareja.

Nadie pudo prever que, en un abrir y cerrar de ojos, el castaño vertiera su cerveza de mantequilla en la cabeza del más alto y se retirara indignado de allí, dejando al larguirucho en un absoluto shock.

—¡JAJAJAJAJAJA!

La risa del público era totalmente descomunal. Pitaban y aplaudían con un ímpetu desmedido, riéndose del pobre chico que al final abandonó las gradas y se marchó de allí, rojo como un tomate.

Las pantallas se volvieron negras nuevamente y Ludo, ya prevenido, activó los mecanismos de sonido con su varita.

Tom Riddle y Harry Potter volvieron a ser enfocados por la cámara tras cuatro largos años y no se extrañaron por ello, mucho menos Harry, que ya se lo esperaba.

—¡AQUÍ ESTÁN, BRUJAS Y MAGOS, LA PAREJA MÁS ESPERADA DE LA NOCHE! —Exclamó Ludovic y, una vez más, los gritos y vítores no se hicieron de esperar—. ¡Pero esta vez no nos quedaremos con las ganas de saber qué se dicen, por Merlín que todos los escucharemos!

El chico de ojos esmeraldas miró con pánico en dirección al palco de los comentaristas y periodistas donde se encontraba Ludo, no muy lejos del palco Presidencial, pero luego negó con la cabeza y sonrió, mirando a su pareja con amor.

Éste le devolvió la mirada e intentó acercarse a él para darle el tan esperado beso, pero el de cabellos azabaches puso una mano en su amplio pecho y negó con la cabeza.

Extrañado, el hombre frunció el ceño e hizo una muda pregunta con los ojos, pero el chico sonrió y, por fin, todo el estadio pudo oír las palabras de aquel ángel en vida, agradable y armoniosa:

Tengo algo que decirte...

Y, de la misma manera que ocurrió hace cuatro años —pero esta vez al contrario—, el hermoso chico hizo aparecer una Snitch dorada que, al ser tocada por el mayor, se abrió y un trocito de pergamino doblado salió.

Tom Riddle lo desdobló, todavía con el ceño fruncido, y lo leyó.

—¡¿QUÉ SERÁ LO QUE DICE?! —Se preguntó Ludo en voz alta y la multitud silbó de acuerdo.

El hombre miró impactado el papel y luego a su pareja, que asintió, para después caer de rodillas y tocar con sus manos el vientre del ojiverde con adoración.

—¡¿SERÁ LO QUE TODOS ESTAMOS PENSANDO?! —Chilló Ludo y la algarabía fue descomunal.

Su amigo Tom se puso de pie con lágrimas en los ojos, atrajo a su pareja en un intenso abrazo y lo besó con pasión, con verdadero entusiasmo y amor. Cuando terminó, se volteó un poco y gritó a todo pulmón, en medio de la magnífica sonrisa de su esposo:

¡Vamos a ser padres!

¿Hace falta volver a decir que todo el mundo se olvidó del Quidditch una vez más?

Todo comenzó en los Mundiales de Quidditch [Tomarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora