3.Juguete

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A la mañana siguiente, la chica se despertó llena de energía, desvelada por el cantar de los pájaros.

Era una mañana maravillosa.

Violette: ¡Aaah... Qué día tan apacible! —dijo con una sonrisa mientras se estiraba.

En ese momento, se bajó de la cama de un salto, y se vistió con su habitual atuendo.

Entonces, se dirigió a una puerta de metal con unos barrotes que de encontraba en un lado de la pared.

Abriendo esa puerta, encontró la estancia que hoy tomaría más de su tiempo.

Violette: ¡Buenos días, Ivlis!♪ —saludó sonriente.

Aquella se trataba de la celda de Ivlis. Una celda a disposición de Violette, donde siempre había tenido a sus "juguetes".

Violette: ¡Oh, vamos, Ivlis, contéstame! ¡No seas aburrido! —dijo haciendo un puchero mientras se acercaba a él, que estaba encadenado y tirado en el suelo.

Ivlis: Ugh... N-no... —susurró en un hilo de voz.

El diablo estaba agotado. Su cuerpo estaba lleno de heridas y sus ojos se veían sin vida.

La noche anterior, Violette había "jugado" con él hasta tomar toda su energía, dando de sí todo de Ivlis.

Le había metido cosas por orificios que ni sabía que tenía, y había mordido y torcido lugares de su cuerpo de una manera tan dolorosa que no parecía ni real.

Y ahí estaba él, magullado y herido, en el suelo, sin ni siquiera ganas de huir.

Violette: ¡Venga, Ivlis, háblame! ¿No vas a decir nada? ¡Escucharé todo lo que tengas que decirme! ¿Sí? Vamos, dime algo con esa voz tan bonita que tienes, ¡adelante! Oh, Ivlis, por favor... —insistió con un tono infantil, arrodillándose para ponerse a su altura y colocando sus manos en sus mejillas, con unas marcas de mosdiscos en ellas.

Ivlis: ............................

El de ojos dorados se incorporó, y su expresión volvió a la vida.

En ese momento, tomó a la chica de la muñeca y suspiró.

Ivlis: Tú... —comenzó, añadiendo seriedad a su tono.

La chica abrió los ojos como platos, sorprendida.

En ese momento, Ivlis la tumbó en el suelo de un golpe, veloz como un rayo, posicionándose sobre ella, y le agarró de los brazos con fuerza.

Violette: ¿I... vlis? —musitó con una sonrisa nerviosa, comenzando a sudar.

Ivlis: ¡SÓLO ERES UNA NIÑATA MIMADA POR TODOS! ¡ERES INCLUSO PEOR QUE TU PADRE! ¡TODOS TE MIMAN SÓLO PORQUE ERES LINDA! ¡ERES UNA PERSONA HORRIBLE! ¡OJALÁ TE MUERAS! —gritó, lleno de ira y apretando los brazos de la azabache. Acababa de explotar, como un volcán inactivo durante mucho tiempo— ¡MUÉRETE! ¡NO ERES NADIE! ¡TE MATARÉ! ¡TE MATARÉ! M A T A R É...

Ante las palabras de su "juguete", el rostro de Violette se tornó sombrío.

El silencio inundaba la situación.

Ivlis: ¿Sabes? Creo que sería una buena venganza contra Satanick si algo le pasara a su pequeña hija... —dijo con una sonrisa siniestra, mirando con intensidad a la chica, cuya expresión se mostraba seria.

Violette: No deberías haber dicho eso —pronunció por fin.

Ivlis, extrañado, permaneció unos momentos en un silencio que fue roto por la siguiente acción de Violette.

❣La hija de Satanick❣ Funamusea y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora