2.La celebración

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La azabache llegó al salón principal, donde estaban todos sus conocidos, conversando entre ellos mientras esperaban al diablo y a su hija.

Tras abrir con esfuerzo la gran puerta de madera tallada, una radiante sonrisa se formó en su rostro.

El primero en acudir a ella fue Fumus, su tío, al que tenía un cariño especial desde que era niña.


Violette: ¡Tío Fumus! —exclamó ilusionada al verlo, y le abrazó con fuerza.

Fumus: Violette, coño, que me vas a matar. Hahah —rió serenamente con una sonrisa vaga, algo muy inusual en él. Todos sabían que el Dios Fumus siempre era muy serio y desinteresado, pero Violette siempre conseguía sacarle una risa— Feliz cumpleaños, tesoro.

Violette: ¡Gracias!♥


En ese momento, del lado de Fumus salió un ángel de cabellos rubios y cuatro alas. La chica lo observó.


Violette: ¡NO JODAS, UN RUBIO! —exclamó sorprendida— Ah, Taffy, eres tú.

Taffy: Agh... Ya estoy harto de que todos se burlen de mí por ser rubio... ¡Me toca demasiado las pelotas! —se quejó el ángel, pero en ese momento Fumus tiró de la correa de perro con la que sujetaba a Taffy, ahogándolo por un momento— ¡Glurk!

Fumus: Taffy, cállate, molestas.

Taffy: Waugh...


Dejando de lado esa situación tan extraña, se alejó de esos dos.

Pero, sin previo aviso, fue detenida al chocar contra algo... O más bien alguien.


Violette: Ay......... ¿Hm?


Al levantar la vista observó a aquella mujer a la que conocía tan bien, de cabellos rosados que simulaban alas de murciélago, al igual que su vestido.


Lil: ¡Violette, cielo, ten cuidado! —dijo ayudándola a levantarse con una sonrisa.

Violette: ¡Mamá, has venido!♥ —dijo alegre al ver a esa demonio a la que llamaba "madre" incluso sin compartir sangre.

Lil: ¡Por supuesto! ¿Cómo iba a faltar a la fiesta de mi querida niña?~ —la abrazó con cariño, hundiéndola entre sus ropas.

Violette: Ugh... Mamá... M-me ahogo...

Lil: ¡Ah! —terminó el abrazo— ¡Y adivina quién más está aquí!


La pelirrosa se echó a un lado, dejando ver a otra mujer de cabello blanco y cuernos torcidos, con los ojos rojos y profundos.


Reficul: Hey, hola, Violette —saludó con una sonrisa vaga (que era un gran esfuerzo tratándose de ella)

Violette: ¡Tita Reficul! —respondió con emoción al ver a la diablo, que era una de las amigas más cercanas de su padre, y ella le tenía cierto cariño— ¡Me alegro mucho de verte!

Reficul: Hm, es que era evidente que tenía que venir. Feliz cumpleaños, querida —dijo, y, a continuación, la pequeña le dio un abrazo al que correspondió.

Violette: Bueno, creo que será mejor que me vaya sentando ya —anunció separándose de ella.


❣La hija de Satanick❣ Funamusea y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora