Festival

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Henry se despertó primero, notando que por la noche se movieron tanto que la sabana que los cubría estaba casi en el suelo. Se frotó los ojos y bostezó. Sin querer se fijó en Takato, en su medio erecto miembro con el prepucio aun cubriendo la rosada punta. Sintió un cosquilleo en el pubis. Por alguna razón le llamó la atención el ver los pocos vellos púbicos que tenía Takato, para después fijarse en los suyos. Ambos tenían poco, pero le llamó la atención. Después fue subiendo la mirada poco a poco para ver su ombligo, sus pequeños pezones y por ultimo su rostro. El rostro tranquilo y durmiente de Takato le pareció tan atractivo. Paso su mano sobre su castaño cabello y le dio un beso en la mejilla.

«Sin duda me gustas mucho, Takato.»

Fue entonces que Takato empezó a dar señales de que estaba por despertar, a lo que Henry apartó la vista deprisa.

—Buenos días, mi cielo.

—Desde tan temprano ya estás de payaso —se mofó Takato, tallándose los ojos y sentándose contra el respaldo—. Buenos días, Henry.

Takato se acercó, para sorpresa de Henry, y le dio un beso en los labios. Un beso de buenos días, sincero y afectuoso. A pesar de todo lo que ya habían hecho, ese beso se sintió diferente, no tuvo ni una pizca de calentura, era solo cariño y afecto. Henry se sonrojó.

Era aún muy temprano, así que se quedaron un rato más abrazados entre las sabanas, aprovechando para ver la televisión. Estaban pasando la película de Blade Runner, una de las favoritas de ambos. Después de eso se levantaron, hicieron la cama y pasaron al baño.

De vez en cuando Henry se volteaba hacia Takato para verlo, aprovechaba cuando este se volteaba para admirar su desnudez. Ya no solo era la excitación de verle las nalgas y sus genitales, ya solo le gustaba verlo. En ocasiones solo se perdía con solo verlo, manteniendo la mirada en su rostro o en sus ojos. Su corazón latía más deprisa cada vez que lo miraba, aquella indomable atracción que él le causaba. Henry quería todo con Takato, de eso no había duda.

Ya dentro de la ducha ambos se bañaron, ayudándose con la espalda del otro y dándose una que otra caricia. De manera picarona Henry pasaba el jabón por todo el torso de Takato, para ir bajando poco a poco a su pubis y bajar aún más para enjabonar el pene y testículos de Takato. El chico castaño no se quedaba atrás, enjabonándole la espalda a Henry para después bajar hacia sus nalgas y masajearlas con lentitud, mientras remataba con un pequeño beso detrás del cuello de Henry. A Henry le gustaba que Takato lo abrazara por detrás y que le besara.

Salieron de la ducha y se secaron con la única toalla que quedaba.

—¿No vienes? —le preguntó Takato, estando junto a la puerta.

—Ahorita te alcanzo.

Takato salió y cerró la puerta.

Henry se quedó solo en el baño, mirándose frente al espejo. Pasó su mano por sobre su pubis, sintiendo sus pocos pero largos vellos púbicos, rodeando su virilidad. Tomó unas tijeras y un rastrillo, para comenzar a cortar todos los vellos. Pasados unos pocos minutos Henry terminó por dejar suave y lisa aquella íntima zona, haciendo una risilla al notar que su amiguito se veía un tanto más grande así.

Salió y cerró la puerta. Afuera notó que Takato ya estaba casi vestido, faltándole solo la camisa y los zapatos. Henry se las arregló para pasar por la habitación sin que Takato observara, quería mantenerlo secreto. Estuvo todo el tiempo dándole la espalda, notando como Takato se le quedaba mirando en ocasiones. Se sonrojó al notar lo nada sutil que era Takato al mirarle el trasero; tenían eso en común .

Cuando los dos estuvieron vestidos, salieron y desayunaron.

Poco después aparecieron los tíos de Henry, apurando a todos para salir. Henry y Takato no lo sabían, pero aquel día era el cumpleaños de la diosa del mar Tin Hau. Según el señor Shaoran, el patrimonio marítimo de Hong Kong se asegura que Tin Hau, diosa del mar y santa patrona de los pescadores, tenga una gran devoción, sólida y real. En su día, las gentes locales acuden juntas a los más de 70 templos en su honor y ruegan juntas por la seguridad, la protección y redes llenas durante el año venidero. Tal es el arraigo de esta devoción a Tin Hau que su festividad se celebra incluso por los jóvenes; razón por la que decidieron llevarlos.

El Viaje a China de Takato y HenryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora