Junto a la Naturaleza.

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Takato tragó saliva al ver a Henry desnudo frente a él. La luz del sol haciendo brillar el sudor de su espalda. Puso toda su atención en su tersa piel oliva, en su abdomen medio marcado y en su flácido miembro que daba unos pequeños espasmos, posiblemente por la brisa.

—¡Vamos, Takato!

Entonces Henry saltó hacia el agua.

Takato volvió a tragar saliva. ¿En verdad iban a hacer eso? Nadar desnudos al aire libre. ¿Qué tal si alguien los veía hacia como ellos miraron a esa pareja? Entonces notó como su propio miembro estaba medio erecto, tanto por volver a ver desnudo a Henry, como por acordarse de aquella chica desnuda y por la misma escena que estaba por ocurrir.

Las manos le temblaban mientras se quitaba la ropa. Se detuvo cuando solo le quedaba su ropa interior. No era que le diera pena que Henry lo viera desnudo, pero estaban en un lago al aire libre. Vio como Henry ya nadaba de un lado al otro, flotando boca arriba con su miembro apenas fuera del agua. Le daba pena que alguien pudiera verlos. Se fijó a su alrededor, notando que todo estaba solitario, además de que las rocas servían como barrera. Tomó un aire de confianza y se bajó la última prenda que le quedaba. Lo primero que sintió fue la brisa dando en su semi-erecta virilidad. Le daba un cosquilleo tremendo en su rosada punta.

—¡Hasta que te desnudas, mi amor! —se mofó Henry desde el agua.

—No grites eso.

Y entonces Takato saltó al agua, sintiendo lo fría que estaba. Todo el calor que sentía desapareció de inmediato, teniendo la fría agua cubriendo su desnudez. Mientras intentaba acostumbrarse al agua, Henry le mojó toda la cabeza. Takato respondió empujando toda el agua que podía para vengarse.

Comenzaron a hacer competencias, nadando de un lado al otro para ver quién era más rápido. Para cuando se cansaron se sentaron en una de las rocas, dejando que el agua les llegara a la mitad del torso. No sabían cuánto tiempo llevaban allí, pero no les importaba, todo era perfecto. Sentían todo el calor que Hong Kong podía ofrecer, teniendo el cuerpo sumergido para refrescarse mientras platicaban y observaban el cielo.

—Si tu hermana se entera que encontramos este lugar y no fuimos a decirle, seguro se molestará muchísimo.

—No me lo quiero ni imaginar.

—Pensar que nuestro plan original era ir al parque que estaba cerca y terminamos encontrando este lago, con cascada y todo.

—La cascada es lo mejor. ¡Hay que ir a ver!

Ambos se levantaron, saliendo del agua. La sensación de tener la piel mojada y el aire cálido golpeándolos terminó siendo muy placentera. Al principio fue algo incómodo pues caminaban ya fuera del lago sin cubrirse en lo más mínimo. La sensación de caminar mientras algo se tambaleaba sin impedimentos entre sus piernas era extraño para Takato.

Subieron la pequeña cuesta para llegar a donde estaba la pequeña cascada. Entraron al agua y caminaron hasta las rocas. Henry fue el primero en subirse.

—¿Quién saltará primero?

—Yo —afirmó Takato caminando hacia Henry.

Subió a las rocas y miró hacia abajo. Eran a lo mucho dos metros, además ya habían comprobado que el agua del lago era muy profunda.

—¿Ya te dio miedo? —se mofó Henry.

—Jamás —rio Takato a la vez que saltó. Sintió como se hundió más de lo que imaginó, pero salió sin problemas. Desde el agua vio a Henry sobre la roca, observándolo—. ¿Qué esperas? ¡Salta!

El Viaje a China de Takato y HenryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora